Traducido para Rebelión por J. M.
El Gobierno decidió aplastar con métodos salvajes, brutales y excesivos cualquier signo de oposición a sus decisiones y acciones políticas. Pero eso no le es suficiente con esto. Sobre el Día de ira contra el «Plan Prawer».
Al principio de verano 2012, el 22 de junio, un grupo de mujeres y de gente en general anunciaron su intención de revivir las manifestaciones de protesta social del verano de 2011. En primer lugar, y antes de la manifestación, los organismos invitaron a los activistas «a conversaciones amistosas» para intimidarlos. Los activistas se negaron a conversar y recibieron advertencias ominosas. Las organizaciones por los derechos humanos las repudiaron.
Un grupo dolorosamente pequeño de activistas trató de instalar una carpa en uno de los desarrollos urbanos santificados de Huldai en el Rothschild Boulevard. Frente a ellos se instaló la policía del equipo SWAT y milicias municipales con una cantidad de hombres y de armas de destrucción exageradamente sorprendente para enfrentar a un pequeño grupo de activistas. Antes de que comenzara la manifestación, ya les fueron retiradas brutalmente las tiendas de campaña de los manifestantes con todo el equipo adentro y llevadas directamente a instalaciones de residuos. A Daphne Leef le rompieron concretamente la mano, y se puede ver una foto en la cual un número de matones policiales giran y flexionan las manos de una mujer joven en contra de su postura natural, además de presentar cargos contra muchos de los manifestantes. La corte opinó que las acusaciones no estaban justificadas, por lo tanto, cree que los manifestantes no atacaron ni amenazaron a la policía, no atacó a los y considera que se hizo un uso desmedido de la fuerza policial, obviamente.
El sábado 30 de Noviembre los beduinos del Negev organizaron una manifestación autorizada en contra del Plan Prawer. En el lugar de la demostración se juntaron entre 1.000 a 1.200 personas, de las cuales alrededor de un tercio a la mitad procedía de Tel Aviv, Jaffa y Jerusalén para solidarizarse y apoyar a la oposición el plan de beduinos Prawer (aprobada en primera lectura en la Knesset con escasa diferencia).
Igual que en el verano de 2012, durante las dos semanas anteriores a la manifestación fueron convocados los jóvenes activistas beduinos para «conversaciones amistosas» que resultaron con mayores amenazas.
También aquí la policía desplegó un gran número de personal, policía montada y dos camiones lanza chorros de agua larga (blancas) y gases lacrimógenos (azul). Se podía ver claramente al final de la larga fila uniformados equipados con cadenas largas de lo que engañosamente se llama «balas de goma», que en realidad son balas de metal revestidas de goma que también lesionan gravemente y matan.
Policías, policía a caballo y todo su gran equipo de ataque ocuparon ambas orillas de la carretera. En el espacio del medio estaban los manifestantes, entre ellos grupos de niños pequeños que llegaron con muñecos preparados sobre varillas largas. Había grupos que coreaban consignas y agitaban banderas, algunos con tambores. Los niños subían y bajaban los muñecos coreando consignas como «Prawer no pasa» en hebreo y en árabe. Otros manifestantes observaban en silencio, caminando ida y vuelta a lo largo de las filas de manifestantes.
De repente, alrededor de una hora después del inicio de la manifestación, los caballos se arrojaron violenta y directamente al centro del grupo de manifestantes, que no tenían ninguna disposición a atacarles. Al mismo tiempo, dos coches mangueras arrojaban chorros largos sobre el público desde la carretera. Un helicóptero comenzó a rondar a muy baja altura soltando unos tremendos alaridos desgarradores que laceraban los oídos. Los manifestantes se dispersaron en todas direcciones. Para las fuerzas de ataque no era suficiente y comenzaron una planificada persecución en todas las direcciones después de que los grupos se dispersaban rápidamente, tanto montados en los caballos como con los coches mangueras que subieron al espacio donde estaban antes los manifestantes, cientos de metros adentro atacando a los manifestantes que huían en pánico bajo los chorros de agua y los gases lacrimógenos. La policía los persiguió, hordas de policías, armados con grandes escudos, palos y pistolas de balas de goma.
Entonces, y sólo entonces, jóvenes beduinos que estaban huyendo comenzaron de huir a recoger piedras de la tierra, pequeñas y grandes, y las arrojan sobre los atacantes, que comienzan a retroceder cada vez más atrás.
Mientras me alejaba, un poco después de las cinco de la tarde, y antes de que oscurezca, el ataque de la policía era intenso, pero el camino estaba completamente vacío de manifestantes y lleno de policía, de coches de policía y de policías a caballo.
Entonces, ¿qué tenemos aquí?
A mí me parece que, como a principios del verano de 2012 con los manifestantes, el Gobierno decidió reprimir salvaje, brutal y excesivamente la oposición a sus decisiones, acciones y políticas.
Pero eso no es suficiente. También invierte en un esfuerzo deliberado para mostrar a los manifestantes como agresivos, peligrosos, que hay que reprimirlos de toda forma, ya sean activistas sociales que aún no se han pronunciado, o sean beduinos que no renuncian a su derecho a participar plenamente en la determinación de su futuro. Si este no es terrorismo de Estado, no sé lo qué es este terrorismo.