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El tono quebrado del discurso oficial palestino

Fuentes: Al-Quds al-Árabi

El discurso político palestino, a lo largo de los últimos días, ha estado por debajo del nivel de lectura integral sobre una escena completa. No es cierto decir: «que las cosas iban bien, hasta la explosión de Yabalia durante el desfile de Hamas». Tampoco nos hace falta investigar mucho para recuperar los detalles, puesto que […]

El discurso político palestino, a lo largo de los últimos días, ha estado por debajo del nivel de lectura integral sobre una escena completa. No es cierto decir: «que las cosas iban bien, hasta la explosión de Yabalia durante el desfile de Hamas». Tampoco nos hace falta investigar mucho para recuperar los detalles, puesto que las violaciones israelíes precedían al desfile de Yabalia, cuando los invasores habían vuelto a mancillar a Cisjordania, a no ser que hayamos tragado el anzuelo y ya no vemos el porqué habría que vincular los crímenes de los ocupantes en Cisjordania, con lo que ocurre partiendo desde Gaza. Si es así, entonces a Dios hemos de suplicar una recompensa por todas las pérdidas.

Lo que es extraño, dentro de la locución de nuestro discurso político y oficial, tanto en el oculto como en el quebrado, es la consagración del supuesto peligro unilateral para violar el acuerdo de «periodo de calma», partiendo desde Gaza. No obstante, y en el resto de las líneas de la confrontación donde los ocupantes violan todas las normas, no parece haber un verdadero peligro. Lo más que se dice al respecto, sobre las políticas agresivas que provocan al pueblo palestino e incitan su resistencia, que es una «escalada» israelí, a sabiendas de que la agresión va a más y que una de las claras formas de agresión es tratar de separar entre una sangre palestina y otra. Es decir, que el crimen de antes de ayer en Jenin por ejemplo, no requiere de cualquier intento de respuesta palestina (aunque fuese política), y es como si fuera más fácil (dentro de la agenda de pacificación política y en la lógica de los mediadores y de los negociadores), que los palestinos mordamos nuestra ira y traguemos nuestra pena.

¿No sería más fácil que el enemigo detenga el asesinato de nuestros jóvenes, que son los más nobles, más apreciados, más honestos y más sinceros? ¿Cómo se puede considerar un movimiento nacionalista que pretende dirigir un proceso de paz (ó preparase para ello), mientras no se toman en cuenta los asesinatos diarios de nuestros jóvenes resistentes comprometidos con el «periodo de calma»?

Los ocupantes, aspiran a tener a un socio palestino dentro de un proceso de paz engañoso que no se deja influir por el derramamiento de la sangre de los jóvenes palestinos, y así, pretenden transformar al socio palestino en una representación que no tiene que ver nada con los jóvenes resistentes, teniendo estos últimos que apañárselas por si solos. Y en cuanto se pasen en su exigencia política reclamando más seguridad (ambición necesaria para su auto defensa), se les acusa de provocadores de fenómenos de desorden y en protagonizar papeles que no les corresponden. Entonces, ¿cuál es el papel de la ANP y el liderazgo palestino, ante éste asesinato criminal que se comete contra nuestro jóvenes en Jenin y en otras plazas? No le estamos exigiendo a la ANP defender a su pueblo, como repiten los portavoces de las facciones islámicas, por una sencilla razón, y es que la ANP ha comenzado tarde a pensar en defenderse a si misma de los peligros internos de seguridad, por lo tanto, dicha autoridad no representa a ninguna fuerza capacitada para disuadir militarmente. Sin embargo, ésta ecuación no rompe los activos de la política y las repercusiones dentro de la misma. Al menos hemos de mantenernos al margen, si las persecuciones de los jóvenes y el derramamiento de nuestra sangre continúan en Cisjordania.

Entonces no podemos condenar cualquier forma de respuesta, y aquel que nos reclame sabiduría para salvaguardar al supremo interés del pueblo palestino, debería poner los puntos sobre las íes, para reactivar a la diplomacia árabe y palestina, partiendo desde la realidad de las persecuciones y de los asesinatos que se cometen en Cisjordania, para que a su vez, exijan a los mediadores y los retóricos presiones sobre los agresores, en aras de que estos detengan la comisión de sus crímenes.

Nuestro discurso palestino y nuestro discurso árabe, en los últimos días, daba a entender que estábamos auto condenándonos, como si el conflicto empezara con un misil de Hamas. No obstante, éste misil podría convertirse en una rara contrariedad si el enemigo fuese menos agresivo, o si la cohesión y la complicidad dentro de la sociedad palestina hubiesen recurrido un camino más considerable, o si la ANP se uniera entre si, para atraer el apoyo de los demás dentro de la sociedad palestina. Sentí pena cuando el presidente palestino Abu Mazen dijo en la liga árabe lo que daba a entender que las cosas empeoraron desde el punto en donde hubo una explosión en el desfile de Hamas en Yabalia, ya que los ocupantes tienen una agenda muy peligrosa donde tratarán de suprimirnos, independientemente de lo que pudo haber ocurrido en Yabalia. Y porque nuestro conflicto está ahí, con los ocupantes que tratan de girar los focos hacia las dificultades de seguridad en Gaza, para seguir ellos con su agresión en Cisjordania y para que los vientos de los medios de comunicación sigan soplando en la dirección que más interesa a las naves de Sharon. Mientras tanto, nuestro discurso se balancea entre intenciones.

Al-Quds al-Árabi, 3 de octubre de 2005 / CSCAweb, 14 de octubre de 2005. Traducción del árabe de Jamal Halawa