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El torturador del ejército israelí Doron Zahavi quiere sodomizar a los árabes y obtener una medalla por ello

Fuentes: uruknet.info

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

Doron Zahavi, a quien todavía sólo se le puede llamar «Capitán George» en los medios de comunicación israelíes, ha salido a la luz pública por su querella contra el ejército israelí, que lo empleó para torturar a árabes secuestrados porque se creía que tenían información de inteligencia sobre asuntos del Líbano o Siria, específicamente sobre prisioneros de guerra israelíes. A uno de los que aplicó sus métodos fue a Mustafa Dirani; se creía que tenía conocimiento específico del paradero de Ron Arad. Informa Yossi Gurvitz (en hebreo) de que Zahavi ordenó a uno de sus subordinados que se desnudara y violase a Dirani. Otro subordinado de Zahavi, que alertó del sistema militar de tortura que Zahavi ponía en marcha, dice que su comandante sodomizó a Dirani con un bastón.

El valiente torturador tiene el descaro de afirmar que las laceraciones anales que Dirani sufrió se deben al «estreñimiento», para lo que le dieron un laxante que le provocó un desmayo. La víctima dice le obligaron a llevar un pañal constantemente, incluso cuando contenía excrementos. Y ese tratamiento, como confirma Gurvitz y como he reportado aquí anteriormente, es un Standard Operating Procedure, SOP (procedimiento estándar) en el aparato de tortura israelí.

Hay quienes aplauden al Tribunal Supremo israelí por prohibir la tortura en un fallo histórico. Pero, a diferencia de la Corte Suprema de los EE.UU., los fallos en Israel parecen que solo son de asesoramiento y no declarativos. El aparato de seguridad se siente alentado para actuar como lo desea, con fallo o sin él. Es por eso que el general del ejército israelí Yair Naveh ordenó que asesinasen a los militantes palestinos a sangre fría a pesar de que no estaban armados, en violación directa de un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Hay que tener en cuenta que los valientes jueces, cuando se les ofreció la oportunidad de revisar la descarada violación de la decisión de Naveh se negaron a hacerlo, haciendo honor a su característica timidez.

Gurvitz señala que, al igual que las cintas de la CIA que muestran los ahogamientos simulados de sospechosos de Al Qaeda que fueron borradas, los vídeos de los interrogatorios de Dirani desaparecieron misteriosamente. Debieron pensar que donde no hay humo no hay fuego. Si las cintas hubieran sobrevivido al fuego, podrían haber quemado no sólo a Zahavi y a su jefe, sino también a un muy alto comandante del ejército israelí, Amos Gilad, un eslabón bastante alto en la cadena de mando. Zahavi afirma que Gilad presenciaba los interrogatorios en tiempo real.

A pesar de la destrucción de pruebas claves, el ejército israelí no desestimó las denuncias de un subordinado descontento, golpeado por la conciencia de las cosas horribles que hizo allí. Sería como confesar y exponer la sórdida mugre públicamente. Ese mismo denunciante ha sido amenazado con un proceso del Estado por perpetrar algunos de los presuntos delitos de los que acusa a Zahavi. El lema de Israel parece ser que ninguna buena acción quede impune.

Con base en esta declaración y la notoriedad que trajo aparejada, la tristemente célebre Unidad 504 de Zahavi se disolvió -sólo para resurgir en los últimos meses en todo su esplendor-, Dirani fue liberado, y el oficial del ejército fue destituido, aunque resurgió como el jefe de la policía israelí contra los árabes de Jerusalén Este . Tiene el título de «enlace» con la comunidad palestina. Pero Jouad Siam conoce de primera mano lo que eso significa. Zahavi amenazó con destruir la casa del activista de Silwan y también la organización de la comunidad que fundó si se negaba a informar sobre sus conciudadanos palestinos.

Dirani ha demandado al gobierno israelí por el abuso que sufrió y el Tribunal Supremo de Israel dictaminó que el juicio puede seguir adelante. Zahavi también demanda a su gobierno porque no le dieron una medalla por el trabajo sucio que hizo en su nombre. Quiere una buena suma a cambio de mantener la boca cerrada. Incluso dijo que debían haberle encontrado un puesto de trabajo en Alaska (no sabía que existían los puestos de avanzada del ejército israelí allí o alguna otra víctima para que pueda ejercer allí la tortura) o que al menos lo hubieran tratado con el respeto que se merecía. Esto me recuerda a una película de Martin Scorsese sobre la mafia en la que los socios descontentos se presentan ante el padrino y se quejan de que les recortaron las recompensas de los botines que consiguieron por sus sucios trabajos. Por lo general se aleja al participante de la próxima actuación, aunque no estoy seguro de que el ejército israelí haya llegado al punto en el que se deshace de las manzanas podridas que modeló.

Para que haya dudas de qué es una manzana podrida, eche un vistazo a esto:

Si esto va a la corte, lo que te dije hoy es sólo una broma», amenaza, «Confía en mí, en realidad nadie quiere subir al estrado. Si yo tengo que estar allí y hablar de Dirani, verá que tengo mucho más que decir acerca de cómo actúa el aparato cuando es necesario para ocultar todo tipo de cosas […] y todos mienten, por lo que el país está donde está hoy, sin disuasión, nada. Y ¿Cuál es el final? Soy el chivo expiatorio del aparato».

Si no obtiene el Premio Israel de la tortura, irá a cantar todo el día al estrado y a decir al mundo lo sucio que es el aparato del ejército y la seguridad de Israel. Ahora, estos podrían ser los delirios de un extorsionista descontento que está mintiendo; o este tipo tiene buen corazón y está dispuesto a decir al mundo lo vil y sucio es todo el sistema de seguridad israelí. Yo diría que la verdad está en algún lugar del medio. Mi conjetura es que está totalmente contaminado, y más interesado en aumentar el precio de su silencio que en contarles a todos los pequeños secretos sucios. Es más un hombre de empresa y, probablemente, un fanfarrón y cobarde que no es capaz realmente de contar todo. Pero esto solo es una conjetura.

 

Gurvitz cierra el párrafo de manera conmovedora y convincente:

El caso Dirani-George, si se hubiera tratado adecuadamente, podía haberse convertido en el asunto número 300 de la unidad 504. Esto no sucedió, simplemente porque el público no quiere saber. En 2012, en Israel (como en 1994 y como en 1984), la idea de que todas las personas -incluso Dirani, incluso George- son seres humanos a los que no se debe despojar y reducir a pedazos de carne temblorosa acostados sobre sus propios excrementos, todavía es un concepto radical.

Solo me gustaría añadir que la única razón por la que se expuso el asunto nº 300 es que un alto comandante del ejército israelí fue acusado de un crimen que no cometió, y mientras todo el aparato gubernamental cerró filas detrás del cerdo mentiroso jefe de Shin Bet, que perpetró el encubrimiento, el oficial militar no se quedaría en silencio. Además hubo algunos medios de comunicación valientes que desafiaron la censura y denunciaron el escándalo. En el caso de Zahavi no hay corderos del ejército sacrificados, como tampoco hay un medio de comunicación valiente dispuesto a desafiar la censura y revelar el secreto. Pero la afirmación principal de Gurvitz es correcta: a la opinión pública israelí le importa un bledo el sufrimiento de un árabe. Que Dirani se pudra en el infierno, sería la opinión imperante.

Me di cuenta de algo muy peculiar respecto al informe de Yossi cuando se volvió a publicar en la revista 972 . El enlace a mi propia página que reveló el nombre de Doron Zahavi y que Yossi gentilmente incluyó en su propio blog desapareció después de que se publicara en 972, que lo publicó por segunda vez y estimó que simplemente vinculando mi web podría echar la ira de los servicios de seguridad israelíes sobre ellos.

Ahora, para ser claros, en Israel no es ilegal (todavía) vincular a una fuente extranjera que expone la identidad de un oficial de seguridad israelí. De hecho, Zahavi ya no está en el ejército israelí, y por lo tanto ni siquiera está protegido por el tradicional anonimato que se ofrece a los militares y a los miembros de inteligencia en los medios de comunicación. Pero me figuré que el propio censor de 972 era la parte más valiosa. Es lo que llamo auto-censura preventiva. Enlazando con mi blog puede ser todavía ilegal, pero vamos a errar por el lado de la precaución y no les demos a los matones de la seguridad una excusa para perseguirnos. Entiendo los peligros que enfrentan los medios de comunicación disidentes dentro de Israel. Pero aún así, si ellos no tienen el valor, ¿quién lo hará? Así que creo que fue, esencialmente, un acto de cobardía.

El acto de Yossi de vincularme a mí fue valiente y basado en los principios de los blogueros en caso de ser interrogado por la policía por su blog. ¿En cuanto a 972? No tanto.

Si alguien tiene una foto real de George capitán, por favor hágamelo saber. Merece tener su nombre e imagen de forma pública.

Vamos a añadir a este asunto un tema sólo tangencialmente relacionado de que otro escritor de 972, Dimi Reider, hizo un desagradable reporte sobre mí plagado de inexactitudes en su propia columna de 972. Cuando le pregunté a Noam Sheizaf por el derecho de réplica a un artículo en 972 nunca respondió. Es todo lo que dan de sí su solidaridad y ecuanimidad.

ACTUALIZACIÓN: Noam Sheizaf y Dimi Reider han respondido a mis críticas anteriores: Sheizaf dice que el enlace a mi artículo sobre Doron Zahavi se reemplazo cuando se volvió a publicar en 972 por un «inocente error» que se corregirá. Supuse como lo hice arriba, basándome en lo que vi en la página web. En respuesta a su pregunta de por qué no me molesté en contactar directamente con él antes de hablar públicamente sobre el asunto, le recordé su falta de respuesta a mi último mensaje. Todos somos seres humanos y basamos nuestros juicios y respuestas en la forma en que nos tratan los demás. Al parecer Sheizaf siente que lo he corneado a él y a su buey, 972, pero parece que no entiende que otros pueden sentir que su propio buey también ha sido corneado.

Hay otra posible explicación de la desaparición de ese vínculo. Que Yossi publicara el artículo por segunda vez con el enlace y otra persona lo quitó. Posiblemente alguien motivado por mi fuerte respuesta al último artículo de Dimi Reider. Si ese es el caso, los motivos son aún más mezquinos que la razón atribuida más arriba.

Reider dice que una de mis principales críticas a su innata caracterización de mis afirmaciones sobre mis apreciaciones acerca del golpe de un avión no tripulado fue el resultado de un «error tipográfico» por su parte.

Fuente: http://www.uruknet.info/?p=m85485&hd=&size=1&l=e