Vicente Serrano fue presidente de la asociación Foro Babel Barcelona, delegado sindical de CC.OO. primero y de CoBas después, formó parte del primer Consejo Nacional de EUiA -en representación de «Corriente Federal»- y de su primera Ejecutiva, organización que abandonó posteriormente por su sesgo nacionalista. Actualmente es Presidente la asociación Alternativa Ciudadana Progresista. He publicado […]
Vicente Serrano fue presidente de la asociación Foro Babel Barcelona, delegado sindical de CC.OO. primero y de CoBas después, formó parte del primer Consejo Nacional de EUiA -en representación de «Corriente Federal»- y de su primera Ejecutiva, organización que abandonó posteriormente por su sesgo nacionalista. Actualmente es Presidente la asociación Alternativa Ciudadana Progresista. He publicado El valor real del voto en la editorial de El Viejo Topo. En su libro se centra nuestra entrevista
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Me centro en tu último libro, el que acabas de publicar en El Viejo Topo. Hablas de sistemas electorales. ¿Qué es un sistema electoral?
Diría que un sistema electoral es un conjunto de leyes y normas que configuran una forma de representación política en una sociedad determinada. Es, sobre todo, una herramienta para configurar como se ejerce el poder.
Aparentemente todos los sistemas políticos, incluso las dictaduras tienen un sistema electoral. Sin ir más lejos el franquismo tenía su propio sistema electoral y lo denominaba «democracia orgánica»
¿Cuándo podemos considerar qué un sistema electoral es justo?
El concepto de justicia es subjetivo ya que depende de la prioridad del sistema. Si lo que pretendemos es un sistema muy estable que permita la creación de mayorías gobernantes podríamos decir que un sistema mayoritario es justo. Pero si lo que queremos es que la voluntad popular se refleje fielmente en sus instituciones dicho sistema sería profundamente injusto.
Ciertamente conjugar la representatividad proporcional en el legislativo debe ir acompañado de un sistema que garantice la gobernabilidad, que permita un ejecutivo estable. Eso es lo que pretendo con mi propuesta. Y es lo que yo considero justo.
Es decir, un sistema electoral es justo si y sólo si garantiza la máxima representación proporcional de la ciudadanía en los Parlamentos democráticos y, además, garantiza la gobernabilidad permitiendo un ejecutivo estable. ¿He entendido bien?
Perfectamente. El problema en el sistema español es que al elegir el legislativo el ejecutivo se desvirtúa la función democrática del primero, quedando relegado a mero legislador al servicio del gobierno. Es más parece que no votemos a un parlamento sino a un gobierno. Los debates giran en torno a quien gobernará y no al proyecto de país de cada candidatura. Mucho quejarnos del presidencialismo pero nuestras campañas electorales tienen mucho de presidencialistas.
No quiero decir que no pueda elegirse un gobierno desde el parlamento, pero lo cierto es que si hacemos un sistema proporcional puro, necesariamente deberíamos tener una cultura de pacto que parece ser no existe en este país. La solución dada por la constitución del 78 fue un sistema electoral aparentemente proporcional. La realidad es que dicha proporcionalidad quedaba desfigurada principalmente por la creación de circunscripciones provinciales. Un criterio de representación territorial que sin embargo se contradice con la consideración de todo diputado o representante como nacional, es decir que representa a toda la ciudadanía.
¿Y cuándo un ejecutivo es estable?
El problema de la estabilidad del ejecutivo se resuelve en el sistema actual configurando un ejecutivo que descansa sobre una mayoría parlamentaria. Esto desvirtúa la función del legislativo. Pero lo grave es que se hace a costa de la representatividad de los ciudadanos.
Podríamos decir que un ejecutivo estable se consigue con el respaldo mayoritario de los votos. La solución es distinta en cada país. En EE.UU. el ejecutivo se elige separadamente del legislativo con un sistema harto complejo y por un voto interpuesto. En otros sistemas presidencialistas, como el francés, en el fondo se nombran al ejecutivo de una forma mixta. Si bien se elige directamente al Presidente por los ciudadanos y este preside el gobierno, el primer ministro lo nombra el Presidente en función de los resultados legislativos. Algo muy similar a lo que pasa en España con la diferencia de que nuestro Jefe de Estado no tiene potestad ejecutiva.
¡Menos mal!
¡Menos mal! Mi propuesta contempla la posibilidad de elegir por el parlamento un Presidente del Gobierno, con unos tiempos muy marcados. En ese sentido se mantendría la forma actual siempre que los diputados sean capaces de pactar. Pero si no son capaces de elegir gobierno, mi propuesta, evita repetir las legislativas -evita forzar el voto o voto útil- y establece una elección directa del Presidente de gobierno por el pueblo. Esto evidentemente implica unas salvaguardas necesarias para que dicha elección sea estable y en principio propongo que las mociones de censura, para derribar a un gobierno, tengan un respaldo en el Congreso superior al porcentaje de votos obtenido en las urnas.
Está claro que estos cambios implicarían un parlamento más polémico y vivaz. El debate de presupuestos por ejemplo tendría mucha enjundia, así como el resto de leyes. Tal vez eso haga que el ciudadano de a pie se interese más por la política.
Ójala fuera así. ¿Proporcional significa, en este caso, que los votos de todos los ciudadanos valen, cuentan lo mismo?
En realidad esa es la clave de la propuesta: que el valor del voto de los ciudadanos sea el mismo independiente de donde voten o a quien voten. Otro elemento importante en esa igualdad es disminuir el número de votantes que se quedan sin representación.
Instaurar un sistema como el que propongo, en principio, animaría más a la participación; el absentismo bajaría.
Pues tal como está el país y sus clases dominantes, no sé si eso representa una virtud o una liquidación por derribeo. Cambio de tema. ¿Por qué esa «erre» minúscula en la palabra «rEAL» del título?
La verdad es que cumple una doble función. La primera llamar la atención del lector y la segunda es un juego para, en un titulo todo en mayúsculas, reclamar la realidad frente a la Realeza. Es claramente un guiño republicano, lo cual podríamos considerar una tercera reivindicación.
Al editor Miguel Riera nunca le gustó lo de la erre minúscula. Siempre lo consideró una tontería. Tu pregunta aclara lo oportuno de usarla.
No siempre los editores dan en el clavo (aunque este al que haces referencia suele acertar). En España, salvo error por mi parte, existen varios sistemas electorales dependiendo del tipo de elecciones. ¿Hay alguno que sea justo o que se aproxime más a un sistema electoral justo?
En España se utiliza un sistema proporcional con reparto d’Hondt en la elección del Congreso agravado por el sistema de circunscripciones provinciales fijado en la Constitución. Esto deforma la proporcionalidad generando lo que yo llamo un bipartidismo imperfecto que precisa del apoyo (hasta ahora) de los partidos nacionalistas.
En el Senado el sistema es de listas abiertas con voto limitado en las circunscripciones o provincias peninsulares (se votan a 3 de 4 elegibles) y en las islas mayores (2 de 3) y voto sin limite en Ceuta y Melilla (2 de 2) e islas menores (1 de 1). Este sistema genera no ya bipartidismo en el Senado sino mayoría absoluta con una representación mínima (un 33% del voto da el control del 62% del Senado).
Finalmente en el sistema de elecciones sindicales se utiliza un sistema proporcional y al resto mayor (método Hare), aunque se establecen dos colegios o circunscripciones diferenciando entre técnicos y personal no cualificado (sin comentarios). Con las distancias de volumen (la distorsión de los restos en circunscripciones pequeñas son llamativas, a pesar de ello el sistema es el más justo, desde un punto de vista de proporcionalidad) es el propuesto en el libro pero en una sola circunscripción electoral para el Congreso y en circunscripciones autonómicas para el Senado.
¿Método Hare? ¿Método D’Hont? Nos los explicas brevemente.
Método Hare o proporcional y al resto mayor. Existen varias formulaciones pero la más elemental es dividir el número total de votos por el número total de escaños a repartir. Eso nos dará el valor medio por diputado. Es decir, en principio, se asignará un diputado por ese número de votos. El calculo es el siguiente se dividirán el total de votos de cada candidatura por el valor medio y el entero resultante (se ignora los decimales) serán los escaños que le corresponderán a cada candidatura. Seguro que nos quedarán por asignar algunos escaños (En las pasadas elecciones del 26J aplicando este sistema hubieran quedado 11). Calculamos los restos de cada coalición, es decir total de votos menos el valor medio por diputado por los escaños asignados. Se ordenan todas las candidaturas por restos de mayor a menor y se le asigna a los primeros hasta cubrir todos los escaños pendientes (11 en el caso del 26J)
Te queda D’Hondt.
Método D’Hondt es un sistema proporcional de asignación a promedio mayor es decir que se van dividiendo los resultados de cada candidatura por 1, 2, 3, 4 y así sucesivamente hasta completar el total de los escaños a cubrir. Realizadas las divisiones se asigna cada escaño a los promedios mayores. El problema en España es que dicho método se ha de realizar en cada provincia y en las pequeñas la proporcionalidad se pierde convirtiéndose en mayoritario.
Ambos sistemas son proporcionales si bien el método D´Hondt beneficia claramente a los grandes partidos o coaliciones y elimina a las opciones más pequeñas. En cambio el método Hare beneficia a los pequeños partidos y perjudica levemente a los grandes.
En España se tiende a echar la culpa de toda la distorsión electoral al Sr. D´Hondt pero eso no es justo.
Es así, ha sido así. ¿Por qué no es justo?
En realidad, como decía antes, el gran distorsionador es la circunscripción provincial junto al mínimo del 3% para obtener representación y en último lugar está D´Hondt.
Resumo: 1º, provincia; 2º, 3% o mínimos del 5% y 3º, método d’Hont. Este sería el orden correcto.
Siendo honestos en un sistema de circunscripción única y sin mínimo, el método D´Hondt sería correcto. Yo prefiero el método Hare por que da más representatividad a los pequeños partidos o coaliciones y porque minimiza el número de votantes sin representación.
Lo que deforma la proporcionalidad, lo acabas de señalar, es la circunscripción provincial. Nos das un ejemplo por favor.
En Madrid se eligen 36 diputados y el coste medio de cada uno es de 92.526 votos efectivo -es decir de votos que obtienen representación, los que no obtienen representación en Madrid son 89.745 tan solo el 2,62% de los emitidos-. Frente a estos datos tenemos a Melilla donde su diputado costó 13.478 votos efectivos, Ceuta 15.956 votos y Teruel donde cada uno de los tres diputados costaron 16.825 votos efectivos. En contraste fueron 13.267 (49,61%), 14.467 (47,55%) y 23.417 (31,69%) votantes sin representación respectivamente.
Queda claro. ¿Y los sistemas que rigen en las elecciones autonómicas?
No he estudiado detenidamente los sistemas que hay en cada autonomía. Sí me he detenido a estudiar Cataluña y Andalucía y de ambas he escrito artículos.
Cuenta entonces.
Cataluña se rige por el sistema estatal contrariamente de lo que pueda pensarse y hay desde hace años un proyecto de ley que no acaba de salir a flote dado el poco consenso que genera y los intereses contrapuestos de cada partido. Lo cierto es que el sistema que se utiliza (1), el español que yo critico, beneficia a los partidos nacionalistas por lo que no parecen tener excesivo interés en cambiar hacia otro más proporcional, menos territorial.
Ha quedado claro los resultados del sistema en la actual composición del Parlament: mayoría absoluta de escaños secesionistas sin mayoría de voto ciudadano.
Andalucía usa un sistema muy parecido aunque ha cambiado algunos elementos como la asignación de escaños mínimos por provincia. Sigue siendo deformante (2).
También estudie para mi libro el sistema electoral de Madrid. La ventaja de ser circunscripción única se pierde al poner un mínimo del 5% de votos para obtener escaño. Las intenciones de la actual Presidenta de la Comunidad de evolucionar hacia un sistema como el alemán, donde mezcla circunscripción única y circunscripciones uninominales, manteniendo ese mínimo del 5%, no augura ninguna mejora de la representatividad.
(1) http://vicenteserrano.es/2015/10/06/autonomicas-2015-en-cataluna-las-trampas-del-sistema-electoral/
(2) http://vicenteserrano.es/2015/05/19/diseccionando-un-sistema-electoral-tramposo/
Insisto en un punto tratado. ¿No sería proporcional el sistema de las elecciones europeas por ejemplo?
Para mí un sistema electoral es proporcional cuando el porcentaje de votos se ajusta, casi como un guante, al porcentaje de diputados asignados. A ello hay que añadir la necesidad de minimizar el número de votantes que ejerciendo su derecho a voto se quedan sin representación.
En el libro hablo de otros parámetros para medir el grado de proporcionalidad y justicia del sistema como son el coste de votos por escaño y el Índice de Poder de Voto de cada ciudadano. Entiendo que eso se garantiza con una sola Circunscripción electoral y un reparto por el método Hare. Eso es independiente de que el sistema asigne a los territorios los escaños correspondientes y garantice, en todo caso, la presencia de diputados de las provincias más pequeñas. Todo ello sin distorsionar el reparto general.
En cuanto a las europeas…
Efectivamente en las elecciones europeas España es una sola circunscripción por lo que se garantiza la igualdad entre los votantes y que los costes por eurodiputados son similares. Ello a pesar de mantener el método d’Hondt. Otra ventaja es que no existe un mínimo para acceder a escaño (en España)
El parlamento europeo podríamos decir que es un parlamento confederal ya que los diputados representan a un territorio/estado (concretamente a los ciudadanos de un territorio) y por tanto existen diferencias de Índice de Poder de Voto entre ciudadanos europeos. Eso tiene una lógica política de repartos de poder alejados de los intereses populares. Se podría decir que en España es igual, pero lo cierto es que los diputados elegidos en las provincias no tienen representación de ese territorio. Sino que son considerados diputados nacionales.
En Europa no existe ni se permiten partidos de ámbito europeo, son coaliciones posteriores a la elección. Ciertamente es un juego de apariencias, tanto como las limitadas competencias del mismo parlamento europeo.
Por cierto, ¿quién ideó el actual sistema electoral español? ¿Con qué objetivo en tu opinión? Te pregunto ahora sobre esto.
Cuando quieras.
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