El Presidente de la Autoridad Palestina que, a su vez, es Presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, anuncia elecciones anticipadas, con la intención manifiesta de intentar quitar del Gobierno a los partidarios de Hamas. Este intento se hace después del fracaso de constituir un Gobierno de unidad entre Hamas y al Fatah […]
El Presidente de la Autoridad Palestina que, a su vez, es Presidente de la Organización para la Liberación de Palestina, anuncia elecciones anticipadas, con la intención manifiesta de intentar quitar del Gobierno a los partidarios de Hamas.
Este intento se hace después del fracaso de constituir un Gobierno de unidad entre Hamas y al Fatah o de técnicos que fuera contemplado por los países occidentales ‘adecuado’ para que desapareciera el embargo que, al unísono, mantienen junto a la potencia ocupante.
El fracaso no procede de la composición de determinadas personas en ese potencial gabinete sino a que no las partes negociadoras no le habrían dado un mandato acomodaticio al discurso afecto a esa Presidencia que, a su vez, está comprometida con el dictak israelo-occidental.
Hamas ganó legítimamente, por mayoría absoluta, unas elecciones, aunque sus votos no tuvieran tanta holgura, dada la complejidad de las leyes electorales palestinas, un sistema no proporcional y a la dispersión de candidaturas que se reclamaban de Al Fatah, divididos entre diferentes liderazgos, los de Tunez y los del interior, encorsetados por casos de corrupción y luchadores encarcelados. Esto trastocó los planes occidentales cómplices de una Hoja de Ruta que no ha evitado un aumento de la ocupación. Al nuevo Gobierno le fueron impuestas por parte israelo occidental las tres condiciones unilateralmente, rechazo a la violencia, reconocimiento de ‘Israel’ y asumir los acuerdos internacionales, aspectos que no fueron simétricamente puestas obligatoriamente al antiguo o al nuevo Gobierno israelí. Así, el Muro y los asentamientos siguen creciendo, los asesinatos y presos aumentan e Israel no acata frontera alguna, ni las del 48, ni las de 1967. Y, por supuesto, no asume ni Resoluciones, Convenciones o Dictámenes Internacionales.
El embargo a los palestinos está ocasionando pobreza, miseria y, ya últimamente, lo buscado, ante la desesperación por la falta de ingresos y expectativas vitales, el enfrentamiento interpalestino. Por el contrario, Occidente sigue premiando al ocupante sionista. Este mismo año 2006, no ha habido respuesta ante nuevas sentencias o leyes racistas como la imposibilidad de residencia para matrimonios mixtos israelo-palestinos o asesinatos; matanzas, expropiaciones; desplazamientos de población palestina y construcción de colonias; viviendas destruidas,.. Por el contrario, el comercio comunitario israelí sigue siendo favorecido por libres aránceles; los intercambios y maniobras militares y un nuevo Tratado OTAN-Israel ha sido firmado y las votaciones de rechazo a la política sionista en la Asamblea de las Naciones Unidas siguen sin tener consecuencias.
Mientras se van dibujando las nuevas (¿) propuestas. La Resolución de las Naciones Unidas sobre el Alto el Fuego, tras la invasión de Israel a Libano, redactada por los países occidentales se olvida de los refugiados palestinos, Al igual que las divulgaciones de la Iniciativa Europea, que toma las propuestas del Gobierno español, cómplice de los hechos mencionados tras gestos de camuflaje.
Se habla de ‘fronteras seguras y reconocidas’ eufemismo sionista que desplaza expansionistamente las fronteras, sin mencionar las antiguas de 1948 o las más recientes anteriores a 1967. ¿No es el Muro del Apartheid un elemento que reclama Israel como frontera?.
Se castiga a las víctimas y se simpatiza con los verdugos. Se acrecientan las dos varas, las dos medidas. Incluyendo el precipicio nuclear. Israel con armas atómicas, sacadas a la luz por el castigado Vanunu, que no ha recibido ninguna sanción, ni se presume que las tenga por parte de esos mismos escandilazados Gobiernos promotores de sanciones a Irán.
En ese contexto, todo indica que la Presidencia Palestina, despreciada por Sharon y Olmert hasta ayer, en tanto significase oposición a la estrategia sionista, aparentemente acorde a la estrategia occidental de romper al Gobierno palestino, quiere unas elecciones, un nuevo Gobierno en paralelo a su sensibilidad.
Es discutible que haya elecciones. Que sean legales. Que su resultado sea legítimo. Que no fracturen o dejen vacia a la OLP y, por lo tanto, deje de ser un instrumento del conjunto del pueblo palestino, incluyendo a los refugiados de la diáspora.
Por su parte Hamas y el resto de las organizaciones opuestas al diktat israelo-occidental lo tienen muy complicado, mientras la miseria y desesperación del pueblo palestino avanza. La polarización aumenta entre Al Fatah y Hamas a costa del resto de organizaciones ante la disyuntiva y toma de postura de los dos frentes posibilista y oposición.
Las organizaciones solidarias con una paz justa en Palestina debemos trabajar para mover las posiciones fosilizadas y de facto, pro israelíes, de nuestros gobiernos. Alzarnos contra el cinismo y su creciente doble vara de medir. No aceptar el lenguaje hipócrita de los Gobiernos, ni contemplar sus veleidades mientras trascurre un tiempo que va en contra del pueblo palestino y su capacidad de resistencia. Nuestra acción y solidaridad política hay que plasmarla en lograr de nuestros Estados hechos, cambios normativos, no meras declaraciones sin valor ejecutivo. Modificar una inercia o un apoyo interesado a un Estado invasor que desarrolla impunemente prácticas racistas. No es coherente que nuestro Gobierno publicite una preocupación por la paz en la zona y entrene militarmente a un país invasor o que potencie su industria militar. O que ante la esquilmación de recursos, destrucción de cosechas y la colonización de la economía palestina, España acepte un Acuerdo Preferencial de Comercio con un Israel que dice respetar los derechos humanos y las normas internacionales. Los hechos son reales, los gestos sin acción, cinismo. Lo que reclamamos son realidades en el camino de una paz justa.
Comité de Solidaridad con la Causa Árabe
Pintor Rosales, 11-1º d
28100 Alcobendas (Madrid)