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Elecciones en Irán 2021

Fuentes: Rebelión

El pueblo de Irán está convocado a las urnas el viernes 18 de junio de 2021 en la cual, mediante sufragio universal, directo, libre y secreto, elegirán a quien ocupará la presidencia de la República Islámica para el periodo 2021-2025, en sustitución del actual presidente Hassan Rohani.

            Desde la victoria de la Revolución Islámica (1979), los procesos electorales han tenido un comportamiento estable y continuo, respetando en todo momento el mandato constitucional sin que factores de corte externo o interno interrumpan la legalidad y la legitimidad de las elecciones. En esta ocasión, la decimotercera (13°), se busca una amplia participación de los 59 millones 310 mil iraníes con derechos políticos para ejercer su voto (de los cuales cerca de 29 millones 900 mil son hombres y alrededor de 29 millones 300 mil son mujeres, de esta cantidad 1 millón cuatrocientos mil votarán por primera vez) frente a dos retos principales: la emergencia sanitaria global producto del Covid-19 y los diversos problemas de carácter económico.

            Con respecto a la pandemia por coronavirus las autoridades han establecido los mecanismos necesarios para atender a la población afectada y mantener controlada la propagación; asimismo, generaron su propia vacuna (COV-Iran Barekat), con tecnología nacional y en sus mismos laboratorios. Actualmente, la campaña ha tenido un desarrollo virtual exponencial para evitar más contagios y se le ha dado prioridad a los mensajes televisados (como los tres debates del 05, 08 y 12 de junio) o por vía de internet mediante aplicaciones y redes socio-digitales.

            Sin embargo, los temas económicos han sido los más recurrentes entre los candidatos y los más sensibles, también, entre la población. Temas como acelerar la producción nacional, el control de la inflación, frenar las elevadas tasas de desempleo, la lucha contra la pobreza, la eliminación de las brechas entre los diversos sectores sociales, combate a la corrupción, atracción de turismo; han estado entre los planes y propuestas presentados por los candidatos con la finalidad de modificar la situación económica para mejorar. Es necesario señalar que el deterioro económico tiene su base en las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos, particularmente a partir de la salida unilateral del acuerdo nuclear (PIAC, 2015) durante el mandato de Donald Trump en 2018. 

            El Consejo de Guardianes, órgano encargado de la revisión de los procesos electorales, anunció desde el 25 de mayo del presente año la lista de los participantes para la candidatura. Se presentaron 592 propuestas (552 hombres y 40 mujeres), de las cuales sólo 40 cumplían con los requisitos constitucionales y de éstos siete fueron los aceptados. Asimismo, en la misma elección concurren la mitad de los miembros del Parlamento (Majlis), la Asamblea de Expertos y, por sexta ocasión, los consejos municipales.

            El sistema político iraní no es más complejo que el suizo, el británico o el estadounidense, mantiene un estructura republicana y convive con las reglas islámicas, es un sistema innovador y muy particular del pensamiento islámico de fines del siglo XX, una propuesta dentro de los sistemas de gobierno contemporáneo y un marco de referencia para las teorías políticas; por tal motivo es preciso señalar algunos aspectos destacables del sistema político iraní a tener en cuenta:

1) Los partidos políticos como se entienden en Europa (y los regímenes que han adoptado sus criterios) no existen como tal, sino que se estructuran amplias coaliciones en ocasión de la campaña electoral (20 días de duración) y apoyan una plataforma política de acuerdo a sus necesidades e intereses. Algunas veces la coalición perdura y en otras se disuelve, según la coyuntura.

2) Dichas coaliciones tienden a manifestar una postura definida en materia de política, economía, seguridad, política interior y exterior, y es en torno a sus postulados como buscan afinidades entre la población y entre el resto de actores políticos.

3) En el Irán de la República Islámica, las etiquetas de derecha o izquierda (según la ideología procedente de Europa) pierden relevancia a no ser que se entienda el juego político iraní y se redefinan los conceptos con base en sus orientaciones internas y externas.

4) El presidente es electo para cuatro años, con posibilidad de un segundo mandato (y tras dejar pasar un periodo presidencial, puede reelegirse). En el supuesto escenario que ningún candidato logre concitar el 50 % de los votos, los primeros lugares competirían en segunda vuelta (ballotage).

5) En el corazón del sistema político iraní nos encontramos con la institución del Velayat-e Faqih, base fundamental para la comprensión del concepto de República Islámica. Actualmente este cargo lo ostenta Ali Jamenei desde 1989, tras el fallecimiento de Imam Jomeini, fundador de la República Islámica y Líder de la Revolución Islámica. 

            A falta de mejores calificativos para identificar las posiciones políticas de los candidatos vamos a llamar conservadores al grupo de actores políticos que buscan mantener el statu quo de la República Islámica en los términos en los que surgió con la inseparabilidad de la política y la religión, papel mínimo del gobierno en la economía, visión escéptica de la globalización en la economía (libre empresa nacional)… Se presenta como defensor de los desposeídos y oprimidos, busca salvaguardar la independencia de Irán contra amenazas extranjeras y considera imprescindible oponerse a la hegemonía (arrogancia) de ciertas potencias europeas y norteamericanas.

            Del otro lado del espectro político se hallarían los reformistas (epíteto con el que se autoreconocen y que se replica en la prensa internacional) quienes asumen una postura que busca fortalecer a la clase media, creen en la economía de mercado según los principios liberales (en términos europeos), buscan afianzar el comercio internacional y abrirse al mercado capitalista global, y buscan mantener el estatus de República Islámica como se pensó desde su instauración pero con apertura a conceptos, ideas e instituciones externas.

Según esta división, los candidatos por parte de los conservadores son:

– Amir-Hossein Ghazizadeh, miembro de la Asamblea Consultiva Islámica (desde 2008)

Saíd Yalilí, secretario del Consejo de Seguridad Nacional Supremo (2007-2013)

– Ebrahim Raisi, Presidente del Tribunal Supremo de Irán (desde 2019), Presidente del Poder judicial

Mohsén Rezaí, comandante en jefe del Cuerpo de Guardia Revolucionario Islámico (1981-1997), secretario del Consejo de Discernimiento de Conveniencia del Sistema

Alireza Zakani, presidente del Centro de Investigación de Majlis (desde 2020), Parlamentario en tres períodos. 

Por parte de los reformistas hallamos a:

Abdolnaser Hemmati, gobernador del Banco Central (2018-2021)

Mohsen Mehralizadeh, gobernador de Isfahan (2017-2018), ex-vicepresidente y ex-jefe de la organización nacional de deportes

            Al observar los perfiles de los candidatos se puede encontrar la preocupación y lo reiterativo de los temas económicos en los siete candidatos, de igual forma, un tema del que no se habla pero se asoma es el de la seguridad: tanto en el aspecto interno como el externo, éste último con particular atención tras los asesinatos selectivos contra estrategas militares como Qasem Soleimaini y el científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh, por mencionar sólo los más recientes. O los atentados contra instalaciones nucleares o instituciones públicas. O la embestida estadounidense-sionista mediática y cultural contra el concepto mismo de República Islámica y su alianza con el eje de la resistencia a nivel regional.

            Un aspecto de importancia para la población iraní ha sido el excesivo gasto en defensa nacional, sin estar en estado de guerra, en detrimento de la inversión en temas internos. Sin embargo, esta es la paradoja: si el régimen islámico deja de protegerse se convertiría en presa fácil para sus adversarios en la arena internacional, si, por el contrario, comienza a protegerse según los términos de la soberanía nacional y la autodefensa, recibe sanciones económicas por parte del orden internacional hegemónico, en contradicción con el derecho internacional. 

            Desde el inicio de la revolución islámica, las relaciones de Estados Unidos con Irán han estado marcadas por una larga agenda de conflicto que si bien ha tenido exitosos casos de acercamiento, también es cierto que más veces han sido de choque y repulsión. De parte de Estados Unidos no han sabido hacer una lectura político-estratégica para fortalecer el diálogo con dos personajes de la corriente reformista que han ocupado la presidencia: Muhammad Jatami y Hassan Rohani; con ambos, dejaron ir una valiosa oportunidad en cada cambio de administración en Washington. En el primer caso, George W. Bush catalogó a Irán como parte integrante de un “eje del mal” y, en el segundo, Donald Trump decidió abandonar el acuerdo nuclear.

            Los grupos conservadores en Irán habían advertido ese escenario y recomendaban no establecer alianzas ni diálogos debido a su naturaleza engañosa con la que las grandes potencias actúan. Cuando los hechos se presentaron, se les concedió la razón y las plataformas políticas reformistas cayeron en descrédito frente a sus electores y al resto de los grupos políticos. Tras el paso de Jatami, Mahmud Ahmadineyad asumió el cargo con una postura firme y contraria a los reformistas. Ahora, tras la salida de Rohani lo más seguro es que asuma la presidencia un candidato con la misma tenacidad y renuencia a encontrarse en una situación de desventaja.    

            El presidente Rohani apostó al mantenimiento del acuerdo nuclear apoyándose en los países europeos, sin advertir que la estrategia desde allá era mantenerse en silencio, a la sombra de Estados Unidos, con la intención de generar una pinza de presión contra la nación persa y obligarla a replantear los términos del acuerdo. Por estas razones, los candidatos han ofertado fortalecer las relaciones con los estados fronterizos, mirar hacia el Este de su país y abrir relaciones con América Latina. 

            En este proceso electoral, el Líder Supremo, Alí Jamenei, aprovechó el 32 aniversario luctuoso de Imam Jomeini para elogiar el sistema que conjunta la república y el islam, y llamó a que los candidatos hagan promesas capaces de cumplirse, les pidió combatir la corrupción, fortalecer la producción nacional e invitó a los ciudadanos a participar en los comicios como mecanismo de defensa del régimen.