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Emergencia socioecológica

Fuentes: El periódico de Aragón

Los autores españoles del informe avisan de la urgente necesidad de actuar. La alerta de la ONU sobre la extinción masiva se suma a la del cambio climático

 

Deforestación de un hábitat de orangutanes en Indonesia para introducir cultivo de aceite de palma. – GREENPEACE 

Un buzo estudia los daños en la barrera de coral de Australia. – GERGELY TORDA 

A principios de esta década se desató la alarma por la muerte masiva de abejas. El problema más importante no era la ruina a la que podían verse abocados los apicultores, sino el riesgo para la función de polinización que cumplen estos insectos. El 84% de las 264 especies de cultivo y 4.000 variedades vegetales de Europa existen gracias a la polinización por abejas. Sin ellas la producción agrícola prácticamente desaparecería.

Un informe encargado por las Naciones Unidas al IPBES (Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas) desveló poco después cómo la caída de las poblaciones de insectos causada por el uso de pesticidas había causado un descenso global del 10% de la productividad de la agricultura. Fue una de las primeras veces que se verificaba el impacto que la pérdida de seres vivos del reino animal por la contaminación tenía en la economía y el sustento de la raza humana.

UN MILLÓN DE ESPECIES

Hace tres años la ONU encargó también al IPBES un diagnóstico global, que afectara a todas las especies, sobre la pérdida de la biodiversidad y su impacto en la vida humana, así como las medidas que deberían tomarse para evitar su deterioro. El resultado, difundido esta semana, ha sido demoledor. Un millón de especies animales y vegetales pueden desaparecer a lo largo de las próximas décadas por la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación de los recursos.

El impacto en la economía de lo que ya se denomina la sexta extinción sería multimillonario. El caso de la polinización es también el mejor ejemplo. Están en riesgo cultivos por valor de entre 235.000 y 577.000 millones de euros con la pérdida de las especies de insectos que están en peligro. Pero no es el único caso. La desaparición de especies marinas por la contaminación y la sobrepesca puede convertir a los oceános en cementerios. Y así hasta completar una larga lista.

¿Y ahora qué? ¿Se tomarán medidas? ¿Quién debe hacerlo? ¿Habrá un antes y un después del informe? ¿O simplemente será desechado como otra predicción castastrofista más? Entre los 145 «científicos principales» que han elaborado el texto en representación de 50 países figuran dos españoles, el economista vasco Unai Pascual y la antropóloga catalana Victoria Reyes. El primero es profesor en el equipo científico del BC3 (Centro Vasco para el Cambio Climático) y ha participado incluso en la selección del resto de los 145 expertos. La segunda es investigadora ICREA en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Ambos esperan que se produzca una inflexión similar a la que significó el informe del IPCC (Panel Intergubernamental de expertos de Cambio Climático) sobre el calentamiento global que el pasado octubre puso sobre la mesa la ineludible necesidad de tomar medidas urgentes para evitar que la temperatura suba más de 1,5 grados a mitad de siglo.

TRES AÑOS DE TRABAJOS

El IPBES viene a ser «el hermano pequeño» del IPCC, según Pascual. Hasta ahora solo había hecho informes regionales o temáticos, como el de los polinizadores. Esta es su primera evaluación global, «el estudio más exhaustivo sobre la biodiversidad que se había hecho nunca», cuyos trabajos han durado tres años y está basado en unas 15.000 investigaciones publicadas en los últimos años. Al igual que el del IPCC, fue realizado a petición de la ONU y «aprobado por el plenario de los 132 países miembros del IPBES por consenso total».

El informe pone de relieve que la denominada «emergencia climática» es solo una de las que afectan a la naturaleza. La que afecta a la biodiversidad es otra más y las dos están relacionadas. «La emergencia climática no es más que la punta del iceberg de algo mucho más grande pero que no se ve. Por eso prefiero hablar de emergencia socioecológica», sostiene el investigador vasco, porque se trata de una crisis de la naturaleza, causada por el hombre, que genera impactos muy negativos sobre la sociedad: de migraciones masivas a conflictos entre comunidades.

El documento no se limita a diagnosticar el problema, sino que traza la hoja de ruta que permitiría evitar la sexta extinción. Habría que suprimir, por ejemplo, las subvenciones a los combustibles fósiles y a las actividades agrícolas o pesqueras perjudiciales para el medioambiente que suman «billones de euros». Y activar políticas económicas que desincentiven la deforestación.

AGRICULTURA INTENSIVA

El informe insta también a impulsar la reducción de la agricultura intensiva que abusa de fertilizantes y pesticidas. «No es necesario aumentar más la producción agrícola. Con la actual sería más que suficiente sino se malgastara», certifica Pascual. Aumentar y controlar más las áreas protegidas, bajar la tasa de natalidad en las regiones donde está creciendo mucho son otras propuestas aprobadas.

Para Victoria Reyes, una propuesta clave es la que reclama olvidar el crecimiento económico como la panacea que nos dará felicidad. «La tierra es finita. Hay que desligar la calidad de vida del modelo de consumo masivo. En otras culturas la calidad de vida no tiene nada que ver con tener un móvil o un coche nuevos. La naturaleza no está capacitada para suministrarnos esos bienes de modo infinito», reflexiona la antropóloga.

Que lo hayan aprobado los países no garantiza que lo vayan a aplicar. Tampoco los alcanzados acuerdos son vinculantes. Los investigadores son conscientes de las dificultades, sobre todo porque hay «intereses creados».

Fuente: https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/sociedad/emergencia-socioecologica_1361642.html?utm_source=noticias_diario&utm_medium=newsletter&utm_campaign=2019-05-12