Traducción para Rebelión de Loles Oliván
El estudio fue realizado por Issa Smeirat, de 43 años, como parte de su master de posgrado. Se trata del primer estudio de este tipo y sus resultados han sorprendido tanto a los responsables palestinos como a los israelíes, según el diario israelí Haaretz.
Haaretz sostiene que si esas inversiones se hubieran realizado en Cisjordania se podrían haber creado al menos 213.000 puestos de trabajo.
Según el estudio, 16.000 empresarios palestinos de Cisjordania que tienen permisos permanentes de Israel para entrar en el país y realizar actividades empresariales, establecieron empresas en Israel y en los asentamientos de los territorios ocupados. Ello incluye el establecimiento de varias fábricas y empresas de ramas diversas, y todas ellas pagan impuestos a Israel.
Smeirat también ha estudiado los motivos que impulsaron a los inversionistas palestinos a invertir en Israel y en sus asentamientos ilegales, especialmente porque se trata de un tema muy sensible y porque cada vez más organizaciones, activistas y responsables palestinos están llamando a boicotear a Israel y sus productos de los asentamientos.
En conversación con Haaretz, el investigador declara que la sensibilidad de este problema impide publicar la identidad de los inversores y añade que mientras realizaba su investigación, el Ministerio de Economía Nacional palestino en Cisjordania, el mismo que puso en marcha la campaña para boicotear productos de los asentamientos, afirmó que el Acuerdo de París no prohíbe invertir en los asentamientos.
Se refiere al Protocolo sobre las Relaciones Económicas que se adjuntó como anexo del Acuerdo Gaza-Jericó, el primer acuerdo de paz firmado entre Israel y la Organización para la Liberación Palestina, el 4 de mayo de 1994. Dicho acuerdo establecía las relaciones entre ambas partes y después se incorporó y se suprimió por Oslo II, siendo conocido como Acuerdo Provisional sobre Cisjordania y la Franja de Gaza, de 24 y 28 de septiembre de 1995.
Smeirat presentó su estudio a finales del verano pasado en la Universidad Al-Quds. Obtuvo información detallada sobre los inversores palestinos en Israel y en sus asentamientos de la Cámara de Comercio e Industria palestina. Logró contactar con 540 inversores y distribuir 420 encuestas a otros tantos aunque sólo 374 contestaron y presentaron las encuestas. También llevó a cabo entrevistas personales con 120 inversores.
Su estudio revela que la mayoría de los inversores hablan hebreo y que más de la mitad de ellos tienen al menos los 40 años de edad. Ello demuestra que esos empresarios trabajaban en Israel antes de que éste cerrara sus fronteras a los palestinos a comienzos de la década de 1990.
Aproximadamente un 20% de ellos trabajaban como obreros en Israel antes de establecer sus empresas y negocios, y sólo la mitad del 1% no habla hebreo.
Una quinta parte de los inversionistas manifestaron que sus empresas se encuentran en Israel, en los asentamientos israelíes, en Cisjordania y en el extranjero, mientras que otra quinta parte, dijo que sus inversiones se encuentran únicamente en Israel y en sus asentamientos.
Aproximadamente el 90% dijo que su primera experiencia como inversores se llevó a cabo en Israel.
El investigador considera que el principal motivo que anima a los inversores palestinos a invertir en Israel y en sus asentamientos se atribuye a la limitada capacidad de las inversiones en Palestina, especialmente porque Israel controla el 60% de Cisjordania ocupada y también controla todos los recursos naturales, especialmente el agua, además de las restricciones de Israel sobre la libertad de circulación de las personas y los bienes, sobre todo porque controla todas las terminales de la frontera en Cisjordania y ha cerrado los mercados israelíes a los productos palestinos.
Las restricciones israelíes han causado un fuerte aumento en los costos de producción en Cisjordania en comparación con los costos de producción en Israel.
A ello se suma además el aumento de los precios de las tierras palestinas (en venta y en alquiler), el aumento de los costes de agua y energía, además de los períodos de larga espera que los inversores han de soportar si importan materias primas, debido a las restricciones israelíes en las fronteras. Estos factores aumentan los costos de producción aproximadamente en un 30%.
El capital de 16.000 inversores palestinos en los territorios de la Autoridad Palestina se distribuye de la siguiente manera: 3.300 inversores en Hebrón; 3.100 en Ramala; 3.000 en Nablus; 2.000 en Belén, y 1.000 en Nablus. Las inversiones palestinas según Smeirat, alcanzan alrededor de 7.000 millones de dólares, unos 5.000 millones de los cuales no se encuentran en Israel y sus asentamientos, ya que se invierten principalmente en el extranjero, ya sea en proyectos o acciones, una cuestión que plantea un reto importante para las oportunidades de inversión en Cisjordania.
[Originalmente publicado en International Middle East Media Center]
Fuente: http://www.jadaliyya.com/