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Entrevista a Mounir Marijeh, Centro de Acción Comunitaria de Jerusalén

«Empresas como CAF contribuyen a la colonización sionista de Jerusalén y Palestina»

Fuentes: Naiz

Mounir Marijeh es palestino de Jerusalén. Está en Euskal Herria ofreciendo una serie de charlas exponiendo los efectos del colonialismo israelí en toda Palestina y denunciando la complicidad de empresas como CAF en la conculcación de derechos.

Actualmente, el foco mediático está centrado en Gaza, pero el proceso de colonización israelí ha empeorado también en Cisjordania y en Jerusalén.

Sí, como menciona, las políticas de apartheid israelíes se han incrementado desde el 7 de octubre. Esto se manifiesta en las múltiples violaciones de la legislación internacional que se han registrado. En primer lugar, hay una monstruosa expansión de las colonias ilegales en Cisjordania y en Jerusalén. En Cisjordania, Israel ha aprobado recientemente 22 nuevas colonias. En Jerusalén hemos monitoreado 400 nuevas planes. Actualmente, hay quince asentamientos ilegales en Jerusalén a los que habría que añadir 9.000 viviendas más que se aprobarán.

Somos testigos de una aceleración y expansión de las colonias. El objetivo es incrementar el control israelí y consolidar la soberanía israelí en Jerusalén Este, poniendo las bases para la anexión total de Cisjordania. Desde el 7 de octubre hasta ahora, más de 9.000 palestinos han sido asesinados por colonos o fuerzas de la ocupación israelí. Padecemos severas restricciones de acceso y de movimiento. Hay unos 800 nuevos obstáculos para la libertad de movimiento de los palestinos, que han provocado un aumento del 85% de los atascos de tráfico. Esto quiere decir que para llegar del punto A al punto B, por muy cercanos que estén, se necesitan varias horas. Y, además, hay un ambiente de intimidación muy violento en los territorios palestinos ocupados. 

Para los israelíes Jerusalén es simbólicamente muy importante, pero están actuando contra la legalidad internacional.

Israel declaró Jerusalén como su capital indivisible en 1980, lo que fue condenado por la comunidad internacional. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución indicando que la declaración de un Jerusalén unido como capital israelí es nula en base a la legislación internacional. Lo que Israel hace es impulsar sus políticas para reforzar esa proclamación. Y esto es un serio problema.

Mounir Marijeh, durante la entrevista con NAIZ en Iruñea. (Iñigo URIZ/FOKU)
Mounir Marijeh, durante la entrevista con NAIZ en Iruñea. (Iñigo URIZ/FOKU)

Los palestinos que viven en Jerusalén tienen un estatus especial, lo que supone una conculcación de derechos básicos.

No tienen derechos. Tienen un estatus de residencia permanente, que habitualmente estaba pensado para extranjeros pero no para personas que llevan viviendo durante décadas en un lugar determinado. Con este estatus, por ejemplo, no se puede votar en las elecciones al Parlamento, por lo que no tienen derecho a decidir sobre cuestiones que influyen en su vida cotidiana. Podrían acudir al Ayuntamiento israelí, pero no lo hacen para no reconocer la legitimidad de esta institución sobre unos territorios ocupados. Esta residencia puede ser revocada, según las leyes israelíes, si esta persona no vive en Israel, incluido Jerusalén Este. Este documento es lo contrario a algo permanente. Está diseñado con objetivos demográficos, para controlar a los palestinos y dejarlos en un constante limbo.

Se está produciendo una expulsión de habitantes palestinos de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Sí, los expulsan anulando su tarjeta de residencia. Tienen que abandonar sus casas. Se han revocado más de 14.800 tarjetas de residencia, lo que significa que estos palestinos no pueden vivir legalmente en Jerusalén, donde hay muchos otros problemas. Uno de ellos es la imposibilidad de conseguir un permiso israelí para construir. Si buscas una vivienda, significa que no puedes vivir en Jerusalén. Y esto puede poner en peligro el ya precario estatus civil de estas personas. Por ello, muchos palestinos construyen ilegalmente. En realidad, no es ilegalmente, sino sin permiso. Y como consecuencia se demuelen casas. Desde 2009, según la OCHA, una agencia de la ONU, se han documentado 2.280 demoliciones en Jerusalén Este. Hay una política oficial para proceder a las demoliciones, con personas encargadas de ello oficialmente en el Ayuntamiento israelí.

Todas estas acciones son ilegales respecto a la normativa internacional, pero Israel continúa actuando con total impunidad.

Obviamente, todo esto es ilegal.

Para implementar esta política de colonización de Jerusalén se ha construido un Muro del Apartheid ilegal y se está instalando un tranvía a las colonias, en el que participan compañías extranjeras como CAF.

Sí, CAF está contribuyendo en este proyecto colonial, participando en una infraestructura que está asociada a colonias ilegales. CAF está actuando en contra de la legislación internacional. Para nuestra gente es muy importante hacer frente a este proyecto.

¿Es importante para los palestinos el apoyo y la denuncia de la actitud de empresas como CAF desde Euskal Herria?

Sí, desde que llegué a Euskal Herria he podido percibir el gran apoyo que tienen Palestina y los palestinos. Y animo a la gente a que continúe manifestándose, concentrándose y llamando a quienes toman las decisiones, tanto en el Parlamento como en empresas como CAF, a que abandonen su participación en estos proyectos coloniales.

Recientemente, los sionistas celebraron el Día de Jerusalén y se vieron vídeos de agresiones a palestinos. Es una especie de tradición para los sionistas actuar de esta manera, pero este año se han vivido situaciones más duras, reflejo de cómo está empeorando la situación.

Sí. El Día de Jerusalén es una celebración colonial que tiene lugar para conmemorar lo que ellos llaman la «liberación de Jerusalén». Es una muestra de cómo se extiende la concepción y los valores pervertidos de un estado sionista. Es un festival colonial. Había miles de policías israelíes desplegados en la Ciudad Vieja de Jerusalén y los barrios circundantes. Decenas de miles de colonos de asentamientos ilegales marcharon hasta Jerusalén para celebrar de nuevo este festival colonial. Muchos fueron a la Ciudad Vieja para realizar, sin vergüenza alguna, una demostración de poder y dominación golpeando a palestinos, que durante horas no pudieron salir de sus casas. Estaban atrapados en sus casas y los colonos les atacaron allí también. Al día siguiente pudimos ver pintadas con mensajes de odio en toda la Ciudad Vieja. Cantaban y bailaban mientras gritaban que iban a matar a los árabes y a los palestinos. Todo ello ocurrió con la absoluta protección de la Policía israelí.

Algunos medios intentan obviar que hablamos de un conflicto colonial, presentado a los israelíes como enfrentándose a musulmanes en una guerra de religión. Si hay un lugar en el que esta falsedad queda en evidencia es Jerusalén.

Evidentemente, no es un conflicto religioso. Eso supone desviar el tema. Los sionistas usan este argumento para desviar a la comunidad internacional de la esencia del conflicto, que es esencialmente colonial. Es un movimiento colonial dirigido por una ideología política colonial que busca colonizar las tierras de los palestinos. Si se analiza, todo encaja perfectamente. Si desviamos la cuestión, corremos el riesgo de no poder identificar las causas del conflicto para poder resolverlo. Además, cometemos una gran injusticia con quienes están sufriendo los efectos de este régimen colonial.

En Jerusalén, los sionistas atacan un símbolo cristiano como la iglesia del Santo Sepulcro en su política de expansión colonial.

Los guardianes de las llaves de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén son una familia musulmana, que está muy orgullosa de esta labor. Esto muestra el tipo de relaciones que existen entre los palestinos de diferentes religiones. Hay armonía por encima de las diferencias. En años anteriores, hemos visto cómo se ha prohibido a cristianos palestinos entrar en las iglesias en festividades cristianas. Se ha prohibido a cristianos palestinos llegar a Jerusalén desde ciudades de Cisjordania, como Belén, Beit Jala o Beit Sahur, que tienen importantes comunidades cristianas. La ley israelí les prohíbe entrar en Jerusalén a pesar de que históricamente tienen una relación estrecha con la ciudad.

Los cristianos palestinos sufren también el colonialismo del estado sionista. La comunidad cristiana de Jerusalén se ha reducido significativamente. El porcentaje de cristianos que vive en Jerusalén ha bajado porque el apartheid israelí les hace imposible permanecer allí. Viviendas pertenecientes a cristianos han sido confiscadas por colonos, como en el Barrio Armenio. El apartheid israelí se sustenta en la dominación y superioridad judías y esto afecta a cualquiera que no sea judío, sea cristiano, musulmán o de cualquier otra religión.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/info/noticia/20250608/empresas-como-caf-contribuyen-a-la-colonizacion-sionista-de-jerusalen-y-palestina