La burbuja inmobiliaria es de tal envergadura, que el contraste entre lo que ha subido el precio de la vivienda con respecto a lo que, en ese mismo período, lo han hecho los sueldos, deja lugar a pocas dudas. Si a esto añadimos que cada mes se registran más hipotecas que el anterior, tenemos un […]
La burbuja inmobiliaria es de tal envergadura, que el contraste entre lo que ha subido el precio de la vivienda con respecto a lo que, en ese mismo período, lo han hecho los sueldos, deja lugar a pocas dudas. Si a esto añadimos que cada mes se registran más hipotecas que el anterior, tenemos un cuadro perfecto de por dónde puede desencadenarse la crisis que el capitalismo nos tiene preparada.
Los desorbitados incrementos registrados por los precios de la vivienda en los últimos diez años han expulsado del mercado a numerosas familias y potenciales compradores. Los bajos tipos de interés, el alargamiento de los plazos hipotecarios y la flexibilización de los requisitos a la hora de conceder préstamos no han podido contrarrestar, sin embargo, el diferencial registrado entre la subida de los precios y el de los salarios entre 1995 y 2005. Así, mientras que las viviendas se han encarecido un 145% durante este periodo, el incremento porcentual del salario bruto medio ha sido solamente del 37%.
A todo esto hay que añadir el incremento en las cuotas mensuales para hacer frente al pago de las hipotecas. Dichas cuotas han subido un 130% durante el periodo analizado y «todo a pesar del abaratamiento que se ha vivido por la caída de los tipos de interés», apunta la consultora Grupo i en su último informe de coyuntura inmobiliaria. El incremento de los precios de la vivienda tiene la culpa de este fuerte repunte en lo que las familias pagan al mes por su hipoteca.
Los más perjudicados, según la firma, son los solteros con un nivel salarial medio de unos 1.500 euros al mes, que para poder adquirir una vivienda debe destinar entre el 60% y un 70% de su renta. Algo más fácil lo tendrían las parejas, eso sí, si ambos tienen trabajo. En este caso, con un salario neto mensual de 2.250 euros, si quisiera comprar una vivienda de 70 metros cuadrados, necesitaría doce años y el 40% del salario neto para pagarla, o quince años, si la vivienda tuviera 90 metros cuadrados.
Precisamente, la dificultad para acceder a una vivienda y sus altos precios están motivando la moderación paulatina de la demanda, «más acusada en el segmento de la primera vivienda que en la vivienda vacacional», apuntan desde Grupo i.
Esto a su vez, se está traduciendo en una ralentización en la producción de viviendas, más drástica en las casas iniciadas y más moderada en las terminadas. La consultora estima que entre 2006 y 2008 el número de viviendas libres iniciadas se reducirá en unas 155.000 unidades, mientras que espera que la vivienda terminada se ajuste al final de dicho periodo hasta situarse en torno a las 508.000 anuales, por debajo de las 575.747 viviendas libres terminadas en 2005, según los últimos datos del Ministerio.