Durante este miércoles 25 de marzo se dio inicio a Femcine, la quinta edición del Festival de Cine de Mujeres. Aquí, la reflexión de su fundadora sobre séptimo arte, mujeres y los obstáculos que éstas deben librar fuera y dentro de la pantalla grande.
Antonella Tévez es la fundadora y directora del Festival de Cine de Mujeres, que durante este miércoles 25 de marzo da inicio a una nueva edición a cinco años de su debut. En entrevista con ElDesconcierto.cl, la periodista reflexionó sobre la presencia de las mujeres en el cine y las desigualdades de género que también se hacen presente en las películas, su realización y los relatos de la pantalla grande.
¿Cómo nace la idea de crear el Festival de Cine de Mujeres, pero ante todo, cómo surge la inquietud de rescatar los puntos de vista de las mujeres en la creación audiovisual?
Esta idea surge de un grupo de mujeres que estamos relacionadas con lo audiovisual. Fue en octubre de 2010. Nos pareció que era necesario que, tal como sucede en muchos países del mundo, también existiera en Chile un festival de cine de mujeres. Esto porque, a pesar de nuestro discurso progre como país, es bastante evidente que en términos de equidad de género tenemos muchas deudas. Creemos que lo audiovisual, el cine, especialmente, coopera de manera significativa con la creación de sentido común. A veces, cuando lo que vemos en pantalla está creado e implementado desde cierto status quo, como suele suceder -menos del 15% de las películas están dirigidas por mujeres- hay un desnivel y una desinformación respecto a la diversidad de temas y de maneras de ver las cosas.
Lo que nosotras queremos hacer con el festival, y hemos estado haciendo en los últimos cinco años, es poner a disposición de un público lo más amplio posible, y de manera gratuita, películas que nos ayuden a ver las cosas desde otro punto de vista. Idealmente, a través de su experiencia cinematográfica, la intención es que estas cintas nos ayuden a comprendernos mejor como sociedad.
Menos del 32% de los personajes en cine y televisión son mujeres. ¿De qué hablan estas cifras?
Hablan de la poca representación que existe. Piensa que de ese tercio de personajes que tienen diálogos y que son mujeres, más de la mitad son la hermana de, la novia de o la mamá de alguien. Eso nos crea un problema, porque reafirma la idea de que las mujeres son ciudadanos de segunda clase, básicamente, de que están siendo relegadas al ámbito de lo privado, y tienen pocas posibilidades en el espacio público y en los liderazgos, eso es algo que el cine nos dice. Son escasas las películas, sólo el 12% de las cintas más vistas el último año fueron protagonizadas por mujeres. Es difícil inspirarnos y que las cosas cambien cuando vemos que en el cine las mujeres también son disminuidas o subrepresentadas.
¿Por qué crees que se da este fenómeno de desigualdad en la presencia de directoras en el cine? En Chile, de 41 películas estrenadas el año pasado, sólo 4 son de mujeres. ¿Por qué las mujeres están más dedicadas al guión y producción de cintas que a dirigir?
Yo creo que tiene que ver con un perverso sentido común que ha imperado y que está basado en un prejuicio. Yo hago clases en escuelas de cine y veo que hombres y mujeres entrar por igual en primer año y que quieren ser directores, pero a mitad de carrera empiezan a derivar a otras áreas como el guión o la producción. Eso tiene que ver con que efectivamente ser líder y defender tu punto de vista como mujer es más difícil, porque vivimos en un mundo donde normalmente se nos cuestiona y en donde se nos instala en el mundo privado como el área donde debemos desempeñarnos.
Creemos que desde el cine, ese tipo de prejuicios y sentido común que impera, se puede atacar. Por ejemplo, hace unos días ocurrió Lollapalooza y unos espacios webs hicieron especiales gráficos con traseros de chicas. ¿Cómo a nadie de esos medios, que son progres, dedicados a la música, hechos por gente cool, cómo a nadie se le ocurrió que era una mala idea? ¿Cómo nadie pensó que eso era una falta de respeto con las chicas? Eso te demuestra que está tan instalado que el cuerpo de la mujer es un objeto que uno puede despegar, abusar, utilizar, que no es un sujeto digno de derechos. Porque no les piden permiso, porque les da lo mismo si ellas se molestan… si está puesto ahí ese cuerpo, es para mi uso. Ese es el tipo del sentido común que nos hace daño como sociedad y que sustenta el machismo, la violencia simbólica y real.
Está demostrado que cualquier sociedad, no importa su organización, que involucra más a las mujeres en el espacio público, que reparte mejor las responsabilidades en el espacio privado, va a crecer. Estos prejuicios e inequidad nos hace daño a todos. Desde el cine, creemos que podemos evidenciar eso. Es decir, mira, hay mujeres increíbles, que están haciendo cosas increíbles, y que nos están contando historias que vale la pena compartir.
En general, se piensa y reflexiona sobre lo que hacen los medios y la televisión respecto a los roles de las mujeres. Sin embargo, el cine también juega un rol importante en la construcción del imaginario que existe sobre ellas. Hay muchas películas que muestran otra perspectiva y que muchas veces no llegan a ser consumidas por mujeres, ¿no?
Claro, ahora, ojo: otro prejuicio imperante en la industria es que las mujeres consumen cierto tipo de películas. En el fondo, decir que hay películas para minas. Los chick flicks, por ejemplo. Un dato demostrado es que las mujeres vamos más al cine que los hombres y que las comedias románticas se sostienen con un público netamente femenino. Pero una película pensada para hombres, tipo Avengers, o cualquier otra película de acción, debe tener hombres y mujeres o no se sostienen. El prejuicio dice que las historias de mujeres no interesan y lo que hemos visto es que buenas películas tienen a mujeres como protagonistas, son exitosas. Lo vemos ahora con Divergente y hace un tiempo atrás con Juegos del Hambre, que además fue escrito por una mujer.
Es evidente que hoy existe una subrrepresentación de las mujeres en el cine, ya sea dentro de las películas, como en la realización de ellas. ¿Es tan difícil, como en otras áreas, que las mujeres puedan involucrarse y hacer cine?
Tiene que ver con los prejuicios y la división de roles. Por ejemplo, un director que es papá y tiene un hijo de 2 años, puede ir a todos los festivales a los que se le ocurra, puede filmar su película y seguir con su trabajo sin mayores problemas. Una mujer que tiene una guagua de dos años va a estar relegada a funciones que le permitan seguir su proceso, por eso las mujeres son tan buenas para el montaje. Puedes estar con la guagua amamantando, por ejemplo. No tiene que ver con las habilidades, sino con los roles que como sociedad hemos asignado a uno y otro género. Si entendiéramos que la responsabilidad de los hijos es por partes iguales, habría muchas más directoras mujeres. Esto corre para todas las áreas donde nos desenvolvemos. Tiene que ver con la idea clásica de que las mujeres somos más volubles, que somos más libres, cuando si vamos a los datos, no es cierto. Pero nos quedamos con el prejuicio.
En este contexto de mayor organización y debate acerca de las mujeres y sus luchas en Chile, ¿qué películas destacarías de esta edición del Festival de Cine de Mujeres?
A mí me encantó un documental que se llama «Kismet«, que es turco y reflexiona desde allá el fenómeno de las teleseries turcas. Es un muy buen ejemplo de lo que estamos hablando, de cómo desde lo audiovisual se construyen imágenes que afectan la forma en que nos relacionamos con el mundo. Turquía es una sociedad multicultural, entonces las imágenes que están saliendo desde ahí también las ha hecho a ellas cuestionarse el rol que cumplen y que se les ha asignado como mujeres.
Hay otro documental en competencia que se llama «Retrato de un secuestro«, que sigue a tres madres mexicanas que han perdido a sus hijos a causa del narcotráfico. La película muestra a mujeres increíbles, tenaces, maravillosas en duelo y en lucha. Me parece que es muy potente de ver.
Tenemos una sección donde destacamos documentales con mujeres dedicadas a la música. Hay documentales nacionales sobre Francisca Valenzuela, Camila Moreno, hay una sección sobre Violeta Parra. Todos documentales contemporáneos que hablan de mujeres entrando en un medio donde normalmente son cuestionadas. Hay unos sobre mujeres y mariachis que se llama «¿Qué caramba es la vida?» y hay otros sobre mujeres guitarristas de flamenco. En el flamenco las mujeres siempre estuvieron, pero cuando se trasladó a las escuelas, los hombres las sacaron. Es muy interesante ver que las cosas no siempre fueron como están ordenadas actualmente y que podemos transformarlas, obviamente.