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En el Día del Economista y Contador Cubano

Fuentes: Rebelión

Este 26 de noviembre se celebra el Día de Economista y Contador Cubano, en homenaje a aquel de 1959 en que Ernesto «Che» Guevara asumió la Presidencia del entonces Banco Nacional de Cuba. Viene por ello a la mente de este periodista un recuerdo del 2005. Invitado de honor al Congreso de la Asociación de […]

Este 26 de noviembre se celebra el Día de Economista y Contador Cubano, en homenaje a aquel de 1959 en que Ernesto «Che» Guevara asumió la Presidencia del entonces Banco Nacional de Cuba.

Viene por ello a la mente de este periodista un recuerdo del 2005. Invitado de honor al Congreso de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC) que tenía lugar por aquellos días, pudo acceder y comentar una carta del Héroe de la República de Cuba Ramón Labañino Salazar, entonces prisionero en los Estados Unidos por actuar como agente encubierto a favor de Cuba. La misiva, por supuesto, conmovió a los asistentes; en la misma, el hoy vicepresidente de la ANEC apuntó una frase que parece como dicha para hoy mismo: «Que el crecimiento económico no sea sólo una cifra estadística, sino un beneficio tangible en el nivel de vida de la sociedad, tal como sabemos es premisa cimera del economista cubano».

Hoy, cuando por otro lado llegan noticias poco halagüeñas sobre el crecimiento de la economía cubana -apenas incremento del Producto Interno Bruto; el salario real aún por debajo de 1989; un aumento de la desigualdad social, la unificación monetaria y cambiaria por realizar- las palabras de Ramón Labañino me zumban en los oídos.

Son palabras, nada más que palabras, pero cuyo significado convoca a meditar, porque por otro lado la prensa cubana informa sobre aumentos en los precios de los alimentos, entre otros, que sí invitan no solo a preocuparse, sino a ocuparse. Vale reproducir este reporte de Radio Reloj, una de las emisoras de su tipo más escuchadas de Cuba:

«La Habana, Cuba. – Durante un recorrido por diferentes mercados de oferta y demanda de La Habana, Radio Reloj recogió algunos criterios sobre los altos precios en los que se venden tanto verduras, hortalizas como granos…Isidro López, vecino de Habana del Este, afirmó que en la Zona No.6 la libra de frijoles negro ya cuesta 20 pesos (CUP) y con su salario no le alcanza para poder comprarlos con frecuencia…Igual criterio comparte Tahís Álvarez, quien refirió además que en el Mercado Estatal de Tulipán, en el barrio del Cerro, en pocas ocasiones ha podido adquirir vegetales, por lo que se ve obligada a consumir en los de oferta y demanda pagando una libra de tomate hasta en 30 pesos (CUP)…Yangiset Sanz, afirmó que a pesar de que existe una política de tope de precios en los Mercados Estatales, la poca presencia de algunos de los productos más consumidos obliga a acudir a los restantes puntos de venta…»

Cuba cerró el 2015 con un salario medio mensual de 587 pesos no convertibles (CUP). De este modo, una libra de frijoles anda por algo más del 3% de ese salario medio; una treintena de huevos va por el 5 % y al momento de estas líneas la tendencia es al aumento.

Sin dudas, un conjunto de procesos han tenido efectos beneficiosos en la economía cubana, el más dinámico el turismo, aunque otros de impacto negativo han disminuido o quizás hasta revertido ese positivo efecto. También hechos como el reordenamiento de la deuda han aportado parabienes; pero cuando se analiza el problema desde la mesa del cubano de a pie, desde su cotidiana circunstancia, «eso», no se ve.

Por otro lado, tras la elección de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos, se corre el peligro de que los avances obtenidos en las relaciones entre Cuba y ese país puedan revertirse. De inicio, en el equipo de transición presidencial de Trump hay un tal Mauricio Claver-Carone, quien se ha caracterizado por ser un crítico del proceso de normalización de relaciones entre ambas naciones, y un adversario por tanto del turismo estadounidense. Guste a quien guste, pese a quien pese, el impacto positivo de esa compleja normalización sí ha tenido un efecto beneficioso para la economía cubana, aunque en la mesa del cubano de a pie no se vea. De modo que una reversión sí puede ser dañina para Cuba, tomando en cuenta el peso que el turismo va tomando en el balance de exportaciones de bienes y servicios, y en lo cual la presencia norteamericana gana peso por días.

Basta citar al analista Rafael Betancourt: «Mientras el valor tanto de las exportaciones como de las importaciones de bienes y servicios en el último lustro toparon en 2013, con una disminución de 16 y 9 %, respectivamente, entre 2014 y 2015, los ingresos asociados al turismo internacional (turismo más transporte) crecieron 11 % en ese mismo año y un total de 27 % entre 2010 y 2015. Su peso en el total de las exportaciones de bienes y servicios aumentó del 14 % en 2011 al 19 % en 2015.»

Escribe este periodista, y se pregunta si divaga. Entretanto, como zumbar en los oídos, las palabras del Héroe y economista Ramón Labañino: «Que el crecimiento económico no sea sólo una cifra estadística, sino un beneficio tangible en el nivel de vida de la sociedad, tal como sabemos es premisa cimera del economista cubano».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.