Según el portal digital thenational.ae las autoridades sanitarias sionistas están tratando a mujeres inmigrantes etíopes con un polémico fármaco anticonceptivo llamado Depo Provera, el cual se administra mediante una inyección que debe aplicarse cada tres meses, lo cual alarga enormemente el tratamiento. Grupos feministas han denunciado que se trata de una política racista encaminada a […]
Según el portal digital thenational.ae las autoridades sanitarias sionistas están tratando a mujeres inmigrantes etíopes con un polémico fármaco anticonceptivo llamado Depo Provera, el cual se administra mediante una inyección que debe aplicarse cada tres meses, lo cual alarga enormemente el tratamiento. Grupos feministas han denunciado que se trata de una política racista encaminada a reducir el número de nacimientos de bebés negros.
Un informe publicado en Israel ha puesto de manifiesto que el uso de ese anticonceptivo se ha triplicado en los últimos años y, de manera harto sospechosa, casi el sesenta por ciento de las mujeres tratadas con Depo Provera son de origen etíope, pese a que sólo representen el dos por ciento de la población total. Ni el doctor Mengele lo haría mejor.
Unos 90.000 etíopes llegaron a Israel en virtud de la Ley de Retorno desde la década de 1980. Su judaísmo ha sido cuestionado por muchos rabinos; sin embargo ese cuestionamiento no impide que sirvan, como carne de cañón, en el Ejército sionista. Los etíopes enfrentan discriminaciones para encontrar trabajo, vivienda y escuela e, incluso, sus donaciones de sangre se descartan de manera «rutinaria». ¿Temerán que esa sangre pueda contaminar a la «superior» raza blanca?
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Nota: Se adjunta foto para quien el interese
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