El heroísmo de los cubanos ha sido constante y se ha desplegado en cien campos de batalla
La votación del 7 de noviembre en la Asamblea General de la ONU con un total de 187 países a favor de Cuba y su rechazo al genocida bloqueo económico, comercial y financiero, es claro indicio que los E.E.UU. ha perdido su prestigio internacional a tal grado que el pueblo estadounidense debe pensar y repensar que su gobierno y sus representantes se han convertido en seres despreciables por ser violadores contumaces del derecho internacional y de la Carta y otros muchos instrumentos que rigen campos diversos de la política civilizada en el mundo.
Esta vez, como en las otras ocasiones, las 51 intervenciones de los representantes de los grupos regionales y de países específicos han condenado la política y la actuación del gobierno estadounidense, con tales ribetes y acusaciones que ponen en entredicho el papel de EE.UU como gran potencia, sino que también recalcan su papel repulsivo y criminal, y hasta cierto punto lo convierte en un hazmerreír por los argumentos anodinos que manifestó en su defensa la representante del país en la ONU.
Se puede afirmar que en ningún otro foro y sobre ninguna otra cuestión política, social, cultural y moral discutida en los órganos de la ONU, EE.UU. recibe tan graves y contundentes vituperios merecidos en forma directa por países grandes y pequeños.
Y a la vez destacan los encomios con enfoques diversos, con hechos y realidades solidarias y humanas que han distinguido a Cuba en sus relaciones solidarias con los países del mundo, sin establecer distingos entre los regímenes políticos imperantes en ellos y ofreciendo siempre lo mejor que tiene y sin condicionarla nunca en forma injerencista por la ayuda prestada. Por eso se puede afirmar que el sol de Cuba, esa solidaridad y hermandad, brilló en la voz de los delegados y en la conciencia de la comunidad internacional allí representada.
Un fenómeno particular que hay que reconocer es que la defensa de Cuba es también la defensa de cada de uno de los países, pues en la aberrante política de bloqueo contra Cuba, a través de leyes y otros instrumentos agresivos con carácter extraterritorial, también cada uno de los países del mundo, en menor o mayor medida, recibe su cuota de bloqueo, lo cual ofende la dignidad y la soberanía de todos. Estados Unidos además de violar las libertades de sus propios ciudadanos, actúa como un imperio insolente y prepotente que sólo aspira a tener vasallos incondicionales. Y presiona en forma injerencista como ha acostumbrado siempre y como lo hizo en esta oportunidad. A este respecto vale comentar el voto siempre en contra de Israel, viejo acompañante de tropelías y crímenes. Y un nuevo lacayo que se unió a la comparsa: el voto del Brasil de Bolsonaro.
En relación con las abstenciones, que son tan indignas y cobardes como las contrarias, vale apuntar la de Colombia, traicionando el espíritu latinoamericano y demostrando ser tan malagradecido su gobierno, cuando no tuvo en cuenta el papel de Cuba en los acuerdos de paz que condujeron a que más de cinco mil guerrilleros, con armas y no vencidos, al fin se desmovilizaran y que se logró durante el gobierno de Santos pero lo heredó, para su bien, el presidente Duque. Así que se puede exclamar: ¡Cosa veredes! En cuanto a Ucrania, otro gobierno malagradecido, no sabemos si recibió algún chantaje adicional de Trump, pero debe decirse que no tuvo en cuenta la historia de amistad entre nuestros países, ni tuvo en cuenta los miles de niños y sus familiares de Chernobil que fueron acogidos en Cuba durante años para ser tratados científica y socialmente con dedicación y amor insuperables como no lo hizo ningún otro país. En este caso también se puede exclamar: ¡Cosa veredes!,
Pero en ambos casos vale recalcar lo que antes expresamos y es que la ayuda que Cuba ofrece generosamente no está condicionada en ninguna circunstancia. Y esto está presente y vigente, como conoce el mundo, e incluye al mismo pueblo estadounidense, que con la ayuda ofrecida en ocasión del ciclón Katrina, dio origen a la creación del Contingente Henry Reeve con el fin de socorrer a la población afectada entonces por la catástrofe natural.
La resistencia del pueblo cubano durante casi 60 años de bloqueo y su desafío en la ONU al imperio para condenarle por su práctica genocida, es una prueba de cuanta constancia ha demostrado en su lucha por la libertad a lo largo de su historia.
Como expresara el periodista irlandés James O´Keely en el siglo XIX, en que tuvo la oportunidad de entrevistarse con el primer presidente de Cuba Carlos Manuel de Céspedes, y vivir las experiencias combativas de los patriotas cubanos, hoy como ayer se puede repetir: «Toda la historia humana no puede suministrar un ejemplo más elocuente de propósito heroico. Las Termópilas no fueron sino un esfuerzo pasajero de una hora; mientras que el heroísmo de los cubanos ha sido constante y se ha desplegado en cien campos de batalla».
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