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Una mirada diez años después

Encuentros Hemisféricos en La Habana

Fuentes: Alai

El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fue el proyecto estratégico de EE.UU. más importante luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989, y de la Unión Soviética, en 1991. Su objetivo principal era reubicar geopolíticamente a la región bajo el total dominio norteamericano, con una fuerte política de carácter integral: […]

El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fue el proyecto estratégico de EE.UU. más importante luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989, y de la Unión Soviética, en 1991. Su objetivo principal era reubicar geopolíticamente a la región bajo el total dominio norteamericano, con una fuerte política de carácter integral: económica, financiera, jurídica, cultural, militar, hacia toda la región.

Son años, no hay que olvidar, en que América Latina y el Caribe sucumbían ante el Consenso de Washington y se turnaban en el poder gobiernos neoliberales, en muchos casos post dictaduras militares, al servicio de las oligarquías nacionales y el capital transnacional. Muchos años de represión, de resistencias aplastadas, de crisis en el movimiento revolucionario mundial habían tenido un impacto directo en la desarticulación de lucha de los pueblos.

En mayo de 1997, en Belo Horizonte, comienza a gestarse la resistencia organizada. En Chile, un año después, tiene lugar la Segunda Cumbre de las Américas y, por primera vez, en forma paralela, una Cumbre de los Pueblos en la que confluían organizaciones de diversos signos políticos y sociales que empezaban a aglutinarse en la Campaña contra el ALCA y la Alianza Social Continental (ASC).

Cuba, país excluido del proyecto del ALCA, no estaba, sin embargo, ajeno a los grandes peligros que entrañaba para Nuestra América tal engendro anexionista. Un siglo antes, nuestro José Martí ya había alertado sobre tal amenaza. Inicialmente, nuestras organizaciones sociales se movían fundamentalmente en el espíritu de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas de la región y participaban junto a organizaciones amigas en estas movilizaciones, pero no éramos parte de la ASC y la Campaña contra el ALCA.

La Cumbre de Quebec en abril del 2001 marca la incorporación plena de Cuba a esta batalla; la valiente denuncia del presidente Chávez, solo ante el resto de los gobernantes que apostaban por tan nefasto proyecto, y la represión de los pueblos organizados separados por grandes barreras de alambre convertidas en barricadas, llamaron poderosamente la atención del compañero Fidel. En Quebec había participado una pequeña representación cubana invitada por los sindicatos canadienses y Alternatives.

Como es su costumbre, Fidel de inmediato preguntó si las organizaciones cubanas habíamos estado allí, qué experiencias teníamos de aquellas jornadas y qué podíamos hacer para involucrarnos en esas luchas. Nos habló de que era justa nuestra solidaridad, pero que no podíamos verlo sólo desde esa perspectiva, sino que Cuba era parte inseparable de nuestra América y todo nos concernía, ese proyecto haría más dependiente a América Latina y el Caribe y Cuba, por tanto, sufriría iguales consecuencias. Finalmente, nos pidió involucrarnos más y nos ofreció todo su apoyo. Así, el Primero de mayo de 2001, en la Plaza de la Revolución, dedicó su discurso a la necesaria batalla que se libraba contra el ALCA.

Ese mismo año planteamos a la ASC nuestra propuesta de organizar, juntos, un encuentro hemisférico en La Habana. Hay que decir que hubo resistencias. Algunos no entendían las razones por la cuáles Cuba, estando excluida de las negociaciones, organizara tal encuentro. Felizmente, con el respaldo de la Campaña en Brasil, en especial de la CUT y MST, la idea fue apoyada y, en noviembre de ese año, celebramos el Primer Encuentro Hemisférico y La Habana se convirtió, desde entonces, en un importante escenario de esa batalla.[1]

Ahora, ¿qué hizo de La Habana un escenario importante? Podríamos mencionar varios factores que marcaron la contribución de este espacio a la batalla contra el ALCA, entre ellos:

– Por razones conocidas, generalmente los encuentros de las organizaciones y pueblos tenían lugar en ocasión de cumbres, foros y grandes movilizaciones; ello no contribuía a un escenario tranquilo de reflexión y construcción de estrategias. Cuba brindaba esa posibilidad y fue aprovechada para desnudar un instrumento que se negociaba en secreto, lo cual contribuyó a tomar conciencia plena del peligro real si llegaba a consumarse.

– Los encuentros hemisféricos fueron el escenario principal para la concepción de estrategias y la articulación de los programas y planes de acción a escala regional y fue el lugar propicio para darles seguimiento.

– El estímulo que significó la presencia permanente del compañero Fidel en cada uno de los encuentros y su apoyo político contribuyó en gran medida a consolidar ese espacio. Cuba siempre ha sido un referente para luchadores de toda la región. Esto aumentaba el nivel de convocatoria y ampliaba la participación más allá de la ASC. A las redes y organizaciones agrupadas en ella se sumaban ahora cientos de organizaciones nacionales y territoriales con mucha experiencia de lucha que habían encontrado un espacio en estos encuentros y que fueron sumándose a la Campaña desde una acción más orgánica y comprometida.

– Los encuentros en La Habana constituyeron una oportunidad para juntar a los líderes de las organizaciones populares con los más importantes referentes de la izquierda latinoamericana, a objeto de sumar más fuerzas a la lucha contra el ALCA. Importantes intelectuales de izquierda, parlamentarios de muchos países, organizaciones de juristas y comunicadores, líderes religiosos, entre otros, se unieron a aquella batalla. En esos encuentros estuvieron Chávez, Evo y muchos otros líderes de la región que compartieron con los movimientos sociales y se nutrieron del acervo de las luchas populares y sus experiencias a escala regional y nacional.

– La Habana fue una importante contribución a la unidad. Organizaciones sindicales, de campesinos, indígenas, etc. de distinto signo, por ejemplo, se sentaban a construir y a pensar en acciones comunes, poniendo los intereses de todos por encima de las diferencias, incluso rivalidades.

– Estos encuentros contribuyeron también a dar un impulso a la necesidad de la integración latinoamericana como estrategia fundamental para enfrentar las ansias de dominación imperiales. No es casual que en uno de aquellos encuentros, en presencia de todos los participantes, se firmara el acta fundacional de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).

Nota

[1] De 2001 hasta 2008 se realizaron ocho encuentros anuales. Luego de la derrota del ALCA en Mar del Plata 2005, se enfocaron en las otras vertientes del libre comercio, como los acuerdos regionales y parciales, la militarización. Para noviembre de 2015, se ha convocado un nuevo Encuentro Hemisférico bajo el título: Derrota del ALCA en Mar del Plata. América Latina y el Caribe diez años después, donde se espera retomar una articulación más amplia que pueda recuperar espacios de lucha y resistencia ante los nuevos peligros, como TPP, TISA, etc., y la ofensiva de la derecha y el Imperio.

– Leonel González González es integrante del Centro Martin Luther King jr.

URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/173679