Revisado por Caty R.
Carlos Latuff.
Semana Santa representa uno de los momentos litúrgicos mas intensos del año porque fue cuando Jesús se sacrificó por todos nosotros, por toda la humanidad.
Resulta paradójico que en estos momentos en que rememoramos la pasión, muerte y resurrección de Cristo en Palestina, hoy, en el mismo lugar, sigan las matanzas y masacres de palestinos, frente a un mundo que suele «celebrar» esos acontecimientos.
La estrategia sionista-israelí de exterminio y limpieza étnica del pueblo palestino ha permitido agotar, asfixiar, exterminar y expulsar a la población palestina que continúa y persiste en sobrevivir en su tierra ancestral. Los israelíes han reducido y usurpado cada vez más la Palestina histórica.
La desproporción entre la población del gueto de Gaza y su superficie, ocasiona una serie de epidemias, hambre y miseria. Junto a esto, los cortes de suministro de elementos esenciales para sobrevivir, como alimentos, agua, luz, medicinas, etc. De este modo, la población palestina se ha transformado en una población agonizante.
Paralelamente, cada vez se producen un número mayor de refugiados palestinos y condiciones límites de supervivencia, por eso llegarán próximamente a Chile refugiados palestinos, para quienes esta situación también es una especie de pasión, muerte y renacimiento en el que deberán, en un continente tan lejano, aprender un idioma nuevo, diferentes costumbres, estilos de vida e idiosincrasia.
Sin lugar a dudas la muerte, pasión y resurrección del palestino Cristo, cuyo mensaje es el del amor y sacrificio por el prójimo, es reiterado desde hace más de 60 años en el holocausto del pueblo palestino, ante el aval e indiferencia mundiales, pero, ¿qué mensaje podemos descifrar hoy de este nuevo holocausto? ¿Cómo podemos explicárselo y mostrárselo a nuestros hijos? ¿Acaso debemos adoctrinarlos en que en este mundo terrenal sólo es posible vivir bajo los cánones y antivalores propuestos por el imperialismo israelí y estadounidense? ¿Y que todo ser humano que se resista a aceptar esta situación de violencia y terrorismo de Estado, de robos y usurpaciones de los pueblos originarios, de invasiones e implantaciones de dictaduras militares títeres del imperio, debe vivir como refugiado, exiliado, o en un mecanismo de proyección del verdugo sobre la víctima, tildada como un terrorista? ¿Acaso fue Cristo un terrorista por entregarnos un mensaje de amor e igualdad con el prójimo?
Frente a los graves acontecimientos que siguen acaeciendo para el pueblo palestino, corresponde que tanto la Iglesia como poder, así como la comunidad internacional, tomen urgentemente cartas en el asunto, para que además los roles y funciones de Judas, Poncio Pilatos y Pedro, no vuelvan a repetirse contribuyendo con la muerte y destrucción de los seres humanos; y nunca más adquiramos el sentimiento de abandono y desazón reflejado en aquella frase palestina de antaño: Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?
Carlos Latuff.
Nelly Marzouka es psicóloga clínica de la Universidad de Chile y colabora habitualmente en la revista online psicolatina.org, revista electrónica internacional de la Unión latinoamericana de entidades de psicología.