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El discurso de Obama

Entre la elocuencia y la intrascendencia

Fuentes: Rebelión

Casi dos años después del célebre mensaje que el presidente Barack Obama diera al Mundo Musulmán desde El Cairo, el discurso sobre Medio Oriente y África del Norte que el líder de los Estados Unidos pronunció el pasado 19 de mayo, ha sido presentado por algunos como «vital» en la definición de la política de […]

Casi dos años después del célebre mensaje que el presidente Barack Obama diera al Mundo Musulmán desde El Cairo, el discurso sobre Medio Oriente y África del Norte que el líder de los Estados Unidos pronunció el pasado 19 de mayo, ha sido presentado por algunos como «vital» en la definición de la política de los EE.UU. respecto a las revueltas democráticas en el Mundo Árabe o al conflicto palestino-israelí. En su alocución, Obama ha afirmado que los EE.UU. «acogen el cambio que promueve la autodeterminación y las oportunidades» y que «será política de EE.UU. promover la reforma en toda la zona y apoyar las transiciones hacia la democracia.» Aseveraciones sin duda contundentes. ¿Estamos frente a un cambio significativo en la política exterior de la potencia hacia la región o es la misma historia de siempre contada esta vez por un presidente elocuente y carismático, con el ánimo de agradar a todos? Pese a la fina retórica de Obama y a que su Secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha afirmado presuntuosamente que «el liderazgo de EE.UU. es ahora más esencial que nunca en el Oriente Medio»(1), lo cierto es que tanto la credibilidad como el margen de maniobra político de Obama y los EE.UU. están ahora más limitados que nunca en esa parte del mundo.

En los últimos dos años el gobierno de Obama ha fracasado en su intento de acercar a palestinos e israelíes a un nuevo proceso de negoción y la prueba más evidente ha sido la reciente renuncia de su Enviado Especial a Medio Oriente George Mitchell. Que Obama diga en su discurso que los límites entre Israel y Palestina deben basarse en las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967, es un paso interesante en la política exterior norteamericana, aunque bastante tardío. Un arreglo basado en las fronteras de 1967 ha sido desde hace mucho tiempo reconocido como el punto de partida más razonable para alcanzar la paz y así lo han propuesto en un sinnúmero de ocasiones tanto los palestinos (incluida la organización islamista Hamas), como las distintas iniciativas de paz propuestas por la Liga Árabe.

El no rotundo a retornar a las fronteras de 1967 que ha expresado el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, le coloca en una confrontación directa con el presidente norteamericano. ¿Ejercerá Obama presión económica, política y diplomática sobre Netanyahu para que acepte una solución basada en las fronteras de 1967? Resulta poco probable, especialmente cuando se acerca la campaña electoral del 2012 en los EE.UU. Presionar a Israel no sólo enfrentaría la oposición del Partido Republicano y la derecha religiosa, supondría también irritar al poderoso lobby pro-israelí en Washington, el mismo que, entre 2009 y 2010 ha hecho jugosas donaciones económicas a 273 congresistas y senadores de los EE.UU, según lo reporta la revista Washington Report on Middle East Affairs (2). Es por lo tanto muy poco lo que Obama puede hacer, al menos hasta noviembre de 2012.

Ahora bien, si el discurso presidencial pretendía llegar a los «corazones y mentes» de los hombres y mujeres que a lo largo y ancho de Medio Oriente se han levantado contra las dictaduras y la opresión, evidentemente Obama ha fracasado. Simplemente no puede esconder la complicidad histórica de los EE.UU. con el statu quo de represión, autoritarismo y violación de los derechos humanos que se derrumba en la región. Su gobierno no sólo no ha hecho nada para favorecer el cambio y la democracia en la zona, sino que ha actuado complacientemente con los sectores políticos que ahora tratan de frenar los cambios. Los pueblos de Medio Oriente parecen entender esto muy bien. El discurso -intrascendente para la mayoría de los habitantes de la región- no los ha decepcionado, simplemente porque no esperan nada de los EE.UU. y mucho menos su «liderazgo». Una encuesta del Pew Research Center realizada en el mes de abril, muestra que Obama sigue siendo muy impopular en países árabes como Egipto, Jordania, Líbano o Palestina, así como en otros países musulmanes como Pakistán, Turquía o Indonesia y la mayoría de los consultados desaprueba la forma como ha manejado la política exterior norteamericana frente a las demandas democráticas populares en Oriente Medio (3).

El «compromiso» de Obama con el cambio y la democracia es visto como selectivo y mediado por dobles raseros, pues si por un lado condena y aplica sanciones económicas a regímenes como el de Bashar Al-Asad en Siria, o bombardea a dictadores como Mu’ammar al-Ghadhafi en Libia, por otro lado no denuncia la brutal represión que han desencadenado los gobiernos de Yemen o Bahrein (ambos aliados estratégicos de los EE.UU.) contra sus respectivas poblaciones. Obama sigue apadrinando a las autocracias y especialmente a Arabia Saudita, uno de los más represivos, corruptos y antidemocráticos regímenes de Medio Oriente, foco intelectual del fundamentalismo islámico y constituido ahora en el principal poder contrarrevolucionario en la zona, como lo demuestra su intervención militar en Bahrein para reprimir las protestas pacíficas e implementar un verdadero progrom contra la población chiíta.

La tenacidad y valor que han demostrado las masas árabes en los últimos meses auguran que la lucha por la democracia y la dignidad va a continuar, con o sin los EE.UU. El Medio Oriente ha cambiado y Washington parece resistirse a aceptarlo.

Notas

(1) Clinton introduces Obama address, says US vital in Mideast. The Jerusalem Post, 19 de mayo de 2011. (2) Pro-Israel Pac Contributions to 2010 Congressional Candidates. The Washington Report On Middle East Affairs, May/June 2011, p 35. (3) Arab Spring Fails to Improve U.S. Image. Pew Global Attitudes Project, a project of the PewResearchCenter. http://pewglobal.org/2011/05/17/arab-spring-fails-to-improve-us-image/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.