Finalmente Turquía volvió a tener sus elecciones parlamentarias, convocadas por el presidente, Recep Tayyip Erdogan. Las mismas volvieron a dar como ganador a su espacio político, Partido por la justicia y el desarrollo (AKP), con casi el 50% de los votos. Estos nuevos resultados le aseguran la mayoría parlamentaria, perdida en las elecciones de junio […]
Finalmente Turquía volvió a tener sus elecciones parlamentarias, convocadas por el presidente, Recep Tayyip Erdogan.
Las mismas volvieron a dar como ganador a su espacio político, Partido por la justicia y el desarrollo (AKP), con casi el 50% de los votos. Estos nuevos resultados le aseguran la mayoría parlamentaria, perdida en las elecciones de junio pasado, para poder gobernar. Por su parte, los kurdos resistieron y pudieron lograr más del 10% necesario para tener presencia en los escaños, representados por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), aunque perdieron cerca del 3% de votos con respecto a los últimos comicios.
En segundo lugar se ubica el Partido Republicano del Pueblo (CHP) con el 25%, seguido de los ultranacionalistas, Partido de Acción Nacionalista (MHP) con el 12%.
Luego de las elecciones de junio, Erdogan no consiguió la mayoría parlamentaria, y optó por convocar nuevamente a elecciones en vez de intentar formar una coalición para gobernar. El presidente turco se encargó de generar un ambiente convulsionado que lo favorezca de cara a las urnas, mediante atentados de extraña autoría que los kurdos adjudican al gobierno, y una campaña constante contra estos últimos. También el CHP, en los últimos meses, sufrió restricciones, pero el objetivo principal de Erdogan siempre fue el pueblo kurdo.
Recordemos que en Turquía es requisito indispensable tener más del 10% de los votos, medida adoptada desde el golpe de Estado de 1980, para tener representación en el parlamento. Por esta misma razón, decimos que la izquierda kurda pudo resistir ante los hechos.
Este nuevo escenario afirma que Erdogan conoce las mañas, sucias por cierto, de la política. Logró su mayoría en los escaños y debilitó al partido kurdo. De igual manera, su jugada no fue del todo certera, ya que el HDP pudo mantener su representación parlamentaria.
Entonces, ¿cómo seguirá el panorama político? Turquía cuenta con un presidente con mayoría parlamentaria, representante del islam. Se observa un país donde se está presenciando el avance de la religión, el asecho incesante al pueblo kurdo, una pretensión de acercarse al bloque europeo dominante de la región, y una intención futura de cambiar la constitución para poder otorgar mayores poderes al presidente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.