La Comisión Electoral turca confirmó la victoria por mayoría absoluta en las elecciones presidenciales celebradas este domingo del actual primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, lo que le convierte en el nuevo jefe de Estado electo. Con el 99 por ciento escrutado, Erdogan ganó en primera vuelta con un 51,8 por ciento de los votos, por […]
La Comisión Electoral turca confirmó la victoria por mayoría absoluta en las elecciones presidenciales celebradas este domingo del actual primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, lo que le convierte en el nuevo jefe de Estado electo.
Con el 99 por ciento escrutado, Erdogan ganó en primera vuelta con un 51,8 por ciento de los votos, por lo que sucederá al saliente presidente Abdulah Gül para un mandato de cinco años.
Su rival más cercano, el académico Ekmeleddin Ihsanoglu, obtuvo el 38,5 por ciento y el activista kurdo Selahattin Demirtas, el 9,8 por ciento, según el diario Hürriyet.
El presidente de Turquía tiene poderes limitados y un papel más bien ceremonial, aunque Erdogan ha subrayado que quiere emprender una reforma legal para otorgar más poder al jefe del Estado.
Para esa reforma se requiere un cambio constitucional que solo sería posible con una amplia victoria del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que lidera Erdogan, en las elecciones legislativas de 2015.
Para enmiendas constitucionales se requiere el respaldo de dos tercios del Parlamento turco.
Hasta entonces Erdogan ha prometido una presidencia «activa», utilizando todas las funciones del cargo, como la posibilidad de convocar y presidir las reuniones del gabinete de ministros.
Erdogan, que ha estado al frente del Gobierno turco los últimos doce años, no ha ocultado su deseo de seguir en el poder al menos hasta 2023, cuando se conmemora el centenario de la fundación de la República Turca, y con Turquía, prometió, dentro del club de las diez mayores economías del planeta.
Unos 53 millones de turcos estaban llamados a las urnas y la participación se situó en el 74 por ciento, muy por debajo del 89 por ciento registrado en las elecciones locales de marzo pasado.
Todos los analistas coincidieron en que una menor participación beneficiaría a Erdogan, ya que su electorado conservador es más fiel que el de los partidos laicos de la oposición.