Estamos en el curso de la historia al que nos empujaron desde la Conferencia de Madrid, (impulsada por EE.UU. al margen de las Naciones Unidas, 30 de octubre-1 de noviembre de 1991), que proponía que la solución a la ocupación de Palestina debía llegar mediante la relación de fuerzas y no por los principios de […]
Estamos en el curso de la historia al que nos empujaron desde la Conferencia de Madrid, (impulsada por EE.UU. al margen de las Naciones Unidas, 30 de octubre-1 de noviembre de 1991), que proponía que la solución a la ocupación de Palestina debía llegar mediante la relación de fuerzas y no por los principios de Derecho Internacional. La reunión no podía ser más que un fracaso, aquella consigna de «Paz por territorios» fue pura demagogia para instrumentalizar la causa palestina a favor del imperialismo y el neocolonialismo. 1991 estaba en medio del tiempo de una rebelión generalizada que se había dado a conocer como la «La Revuelta de las Piedras» o «La Intifada». Aquella rebelión del pueblo de Palestina contra el sionismo neocolonialista estalló cuando las fuerzas de ocupación asesinaron a 7 trabajadores palestinos, era 1987. Con aquellos asesinatos los neocolonialistas habían rebasado todos los límites de humillaciones, crímenes, asentamientos, robos, persecuciones, prisiones, torturas, apaleamientos, secuestros, hambre, … que venían ocasionando al pueblo palestino, con aquella rebelión también éste alcanzó el punto más alto de las reclamaciones políticas: el reconocimiento de un Estado propio y la libertad para Palestina. Estos dos aspectos, en realidad es uno sólo, saltaron a la conciencia de los pueblos y a la vida política internacional.
«La Intifada» duraría hasta 1993. En 1991 el imperialismo y el sionismo intentaron negociar para detener la rebelión, la pantalla tras la que ocultaban sus intereses imperialistas la titularon «Paz por territorios», pero tantos años cometiendo crímenes no se podían anular de una sola vez, el Derecho Internacional aún parecía tener valor. Los sionistas, el ente israelí y el imperialismo, llamaron a los palestinos a reunirse bajo el auspicio del gobierno español, a ese acto es al que denominaron «Conferencia de Madrid». No consiguieron parar «La Intifada», no consiguieron establecer normas al margen del Derecho Internacional, pero algo se rompió en las filas palestinas puesto que en el futuro Israel y EE.UU. iban a conseguir un nuevo asentamiento, un asentamiento más peligroso que todos los que hasta entonces habían establecido, ese iba a ser el del negocio al margen de los acuerdos establecidos en la Organización de las Naciones Unidas: el negocio imperialista de la ilegalidad que ocultaron tras el título «Acuerdos de Oslo», firmados 2 años más tarde, en 1993.
El balance de la «Primera Intifada», «La Revuelta de las Piedras», por sí sólo manifiesta la tragedia que vivió el pueblo palestino: La lucha duró 6 años. Los sionistas asesinaron a 1.300 palestinos y palestinas. Causaron 120.000 heridos palestinos y palestinas. Encarcelaron a 600.000 palestinos y palestinas. La tragedia quedó debajo de las firmas, la Historia de Palestina entraba en otra fase.
Así es como llegó Oslo (Los Acuerdos de Oslo. 13 de septiembre de 1993).
La OLP encabezada por Arafat firmó lo que resultaría en la entrega de la independencia y la colaboración con el Estado de Israel. En 2 años los sionistas duplicaron el número de colonos en tierras de Palestina, ocupada desde 1967, multiplicando por consiguiente las humillaciones. Buscando acabar con semejante página, en el año 2.000 la dirección política de la OLP se sentó ante los representantes del ejército colonial, fue en Camp David, pero allí el imperialismo y el gobierno sionista plantearon a la representación de Palestina que renunciase a Jerusalén y a la vuelta a sus hogares de los 5 millones de palestinos y palestinas refugiados. ¿Quién podía aceptar semejante abandono?. Entonces los sionistas llevaron a cabo una maniobra de provocación, Ariel Sharon, el asesino reconocido como responsable del ataque a los campos de refugiados de Sabra y Chatila que causó miles de muertos, heridos y desaparecidos palestinos, entró al frente de un cuerpo del ejército de ocupación y cientos de policías sionistas en la Mezquita de Al-Aqsa, era la realización práctica de lo que pretendieron en Camp David, apoderarse de Jerusalén Este empezando por los lugares más simbólicos de la capital de Palestina. La respuesta palestina fue la rebelión que inmediatamente se la tituló «2ª Intifada»: El ejército de ocupación sionista asesinó entonces a 5.500 palestinos y palestinas, causó miles de heridos y las cárceles israelíes volvieron a llenarse.
Si el propósito de los colonizadores israelíes y el imperialismo estadounidense estaba claro, ¿qué ocurrió en las filas palestinas desde las primeras reuniones?. Debemos observar lo que causaron una tras otra: las divisiones en las filas palestinas. Se ve con toda claridad cuando los Acuerdos de Oslo se firmaron por la Autoridad Palestina y cómo ésta fue permitiendo que se pusiesen en práctica los planes de Israel y EE.UU. La implantación de esa nueva política llevó al pueblo palestino a problemas serios, la extensión de los asentamientos, calificados por el Derecho Internacional como «crímenes de guerra», la división territorial de Palestina, las dificultades de movimientos al pueblo palestino hasta paralizar su actividad, … todo ello ha causado una gran división entre las fuerzas de la resistencia, y ha hecho que las políticas de los gobiernos árabes giren hacia los intereses del imperio y el sionismo.
¿Cómo se puede ser socio del colonialismo y el imperialismo cargando con todos estos errores a pesar de los grandes movimientos populares, de la lucha, que ha costado tanto, por la independencia, y después de tantos encuentros sin ningún resultado positivo para el pueblo palestino?. ¿Por qué las formaciones que se han sacrificado por la libertad de Palestina no han podido frenar la división y el enfrentamiento entre Hamás y Al Fatah?. Sus fuerzas no eran suficientes, y luchaban con tres motivos principales:
1º- No querían dañar las instituciones representativas del pueblo palestino, para lo que, sostenían, debían aguantar en ellas, resistiendo democráticamente a las políticas erróneas. Argüían junto a lo anterior: esas instituciones las habían conseguido en un tiempo de lucha y sacrificios, y por tanto las respetaban a base de diálogo y crítica.
2º- Esas políticas tenían un respaldo grande a nivel nacional, regional e internacional.
3º- Las políticas de la burguesía (Al Fatah-Hamás), en el caso del primero de los dos, se han hecho con un discurso engañoso en el ámbito nacional, como por ejemplo ha lanzado una y otra vez la idea de «no hay otro camino que volver a las negociaciones, al campo de EE.UU.». Y en el caso del segundo, Hamás, se ha visto que se alía a Catar, a Turquía, a veces con Irán o con los Hermanos Musulmanes… quiere decirse, carece de seriedad nacional y se mantiene en coaliciones oportunistas.
La situación regional, el ámbito árabe, es complicada sobre todo para los países que no han alcanzado su segunda independencia, la que se refiere al campo económico, social, de Derechos Humanos, de democracia y justicia. Para la Causa Palestina es de gran interés estratégico lo que ocurra en Egipto, Yemen, Argelia, Libia, Siria, pues entendemos que las masas tienen derecho a manifestarse y luchar por su mejora democrática, por su avance en el trabajo, por la justicia social, por los derechos de la mujer, etc., pero los palestinos y palestinas no aceptan bajo ninguna condición la ofensiva de organizaciones terroristas de manto religioso, ni de Occidente o EE.UU. contra los Estados árabes y sus instituciones oficiales, como su ejército, su economía o su territorio.
Y junto a esto, desde el comienzo, el pueblo palestino ha entendido que la ofensiva de EE.UU. en la región tenía 2 sentidos: uno ha sido, y es, acabar con los intereses de las masas árabes, y el otro ha sido, y es, destruir las estructuras gubernamentales, geográficas, para facilitar al Estado sionista de Israel la manera de imponer su dominio, su hegemonía en la zona. El enemigo israelí es el enemigo de todos los pueblos árabes, de todos los demócratas y progresistas, y actúa, a su vez, en 3 direcciones:
-
Llora como si fuese la víctima de la situación árabe.
-
Apoya a las organizaciones terroristas, Dáesh y demás.
-
Golpea muy duramente al pueblo palestino y confisca cada día más y más territorio de Palestina para su único fin: ser el más poderoso en la zona y así obligar a los palestinos a aceptar las condiciones impuestas por su parte y por EE.UU.
En estas circunstancias es un soplo de esperanza el acercamiento puesto en marcha entre Al Fatha y Hamás, acercamiento que se lleva a cabo con la mediación de Egipto. Los amigos de la Causa Palestina lo hemos deseado a lo largo de más de 10 años; hemos luchado siempre contra la división, y por fín podemos decir que nunca es tarde si la dicha es buena, si de verdad hay interés real, serio, si hay interés por alcanzar la unidad entre todos los componentes del Movimiento de Liberación de Palestina. Pero hay una preocupación con la que aun vivimos, y ésta nos hace decir que los encuentros no deben ser encuentros maratonianos, para otros diez años inútiles, no se debe ni está permitido que a partir de tales encuentros permanezcan los intereses de cada formación por encima de la unidad del Movimiento.
Como solidarios con Palestina saludamos al mediador, Egipto, por su empeño en que los encuentros no sean banales o tácticos entre las dos formaciones. Confiamos en lo manifestado por los hermanos egipcios que sostienen que esta vez Palestina tiene que salir unida, sobre todo para crear una fuerza real, factible, ante los planes tan peligrosos que para la zona elabora el imperio y el ente israelí, como es esa llamada «Solución Regional de la Cuestión Palestina», que busca que Jordania domine Cisjordania, Egipto domine Gaza, e Israel, entonces, se retiraría de algunos puntos para así asegurarse sobre el terreno palestino ocupado y naturalizar su invasión y normalizar las relaciones con el mundo árabe: Ese plan imperialista es rechazable de principio a fin.
La unidad que ha fortalecido al pueblo palestino es la que ha buscado la Liberación de Palestina, su Estado propio y soberano; esa unidad se basa en el compromiso de lucha contra la ocupación neocolonial sionista, es la unidad contra todos los planes del enemigo.
Desde esta orilla seguimos de cerca la lucha por la liberación de Palestina, y decimos en voz bien alta una, mil, un millón de veces, hasta el día de la victoria y después: ¡Viva Palestina Libre!
Ramón Pedregal Casanova, es autor de los libros: Gaza 51 días, Palestina. Crónicas de vida y resistencia, Dietario de Crisis, Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero y Siete novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.