Uno de los blogs más activos de Cuba ahora mismo, y con un nombre tan sugerente como «La Polilla Cubana», tiene detrás a Rosa Báez. Entrevistamos en La Habana a esta bibliotecaria jubilada y ahora bloguera, que nos da una crítica visión acerca de las batallas que se producen en la Red, la manipulación mediática […]
Uno de los blogs más activos de Cuba ahora mismo, y con un nombre tan sugerente como «La Polilla Cubana», tiene detrás a Rosa Báez. Entrevistamos en La Habana a esta bibliotecaria jubilada y ahora bloguera, que nos da una crítica visión acerca de las batallas que se producen en la Red, la manipulación mediática y los obstáculos para poder expresar la realidad del día a día cubano.
Texto publicado en el nº 15 de Cubainformación papel – Otoño de 2010
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– Rosa, tú has trabajado mucho tiempo de bibliotecaria, lo cual confirma que hoy en día cualquier persona puede construir un blog, siempre que tenga un punto de vista claro sobre lo que se quiere contar.
– En la Biblioteca Nacional, donde yo trabajaba, se editaba un boletín digital -que primero se hacía en papel- que se llamó La Polilla. Su antecedente fue La Polillita, que era un boletín infantil. Mi primer blog se llamó La Polilla Cubana, y lo hice desde la Biblioteca. Después surgió una gran ola en el mundo de los blogs, y yo tuve la oportunidad de trabajar difundiendo noticias, por correo electrónico en su mayoría. Tuve la necesidad de meterme de lleno en esa vorágine que eran los blogs, pero llegué a hacer demasiados, tuve que escoger los que más posibilidades me daban y algunos tuve que ir dejándolos en el camino. Después surgieron dos espacios fundamentales para agrupar a blogueros cubanos: uno fue el portal de Blogcip de los periodistas cubanos, donde muy amablemente me dieron un espacio para confraternizar con ellos y compartir; y otro espacio, un poco más libre, que es Blogueros y Corresponsales de la Revolución. Voy llevando esos dos espacios, independientemente de mis blogs personales, y de mi trabajo en listas de distribución de correo electrónico, donde llevo más de diez años participando. Esto, unido a un boletín digital que hicimos en la Biblioteca Nacional que se llama Librínsula, hizo que la posibilidad de contar al mundo lo que pasa realmente en Cuba a través de Internet me cautivase. Muchas personas creen que contestar a los infundios mediáticos nos desmerita. Pero, como cubanos, no podemos concebir la falta de información que hay en el mundo más allá del muro del Malecón. Es increíble lo que son capaces de creer las personas sobre Cuba por la manipulación mediática que se hace en sus países. Te voy a poner dos ejemplos muy claros que te van a parecer increíbles.
El primero, sobre una bibliotecaria argentina que estaba en Miami y en la peluquería oyó a una persona comentar horrorizada que le habían llevado la información de que Fidel desayunaba niños recién nacidos que sacrificaban para él. ¡Y esa mujer lo creía! Estaba horrorizada porque Fidel comía niños en el desayuno. Nosotros no podemos concebir que haya un ser humano que crea semejante estupidez. Y los hay.
Otro fue una persona que me escribió desde un país de Latinoamérica preguntándome qué son los CDR (Comités de Defensa de la Revolución), un organismo totalmente abierto para aquellos que deseen participar en el radio de acción de su vivienda. Me preguntaba si era verdad que las personas tienen que pedir permiso al CDR de su cuadra para recibir visitas en su casa. Otra estupidez soberana. ¡Y la gente se lo cree! Por eso es que nosotros tenemos el deber y la obligación de hacer llegar a la mayor cantidad de personas posible qué pasa realmente en Cuba. Inundan la red de imágenes truculentas de cosas que pasan en Cuba, ciertas o no, porque tienen la posibilidad de hacerlo. Inundan la red, por ejemplo, de edificios de La Habana Vieja en franco proceso de deterioro, pero ocultan que ese es un edificio que acaban de desmontar porque lo van a restaurar. A partir de Librínsula empezamos la tarea de demostrar que eso no era verdad. Sacábamos por ejemplo, esos edificios y después los poníamos una vez restaurados, cosa que ellos obviaban.
– Por tu experiencia de todos estos años en la comunicación virtual, ¿cómo ves esta proliferación de espacios cubanos en Internet?
– Creo que todo el mundo, de una manera o de otra, ha llegado a la misma percepción: que son necesarios. Todo esto ha surgido de una idea de Fidel: desde el «Joven Club de Computación» hasta los «Círculos Infantiles», fueron idea de Fidel y de Vilma Espín. Es el resultado de la visión a distancia de Fidel, que nos convocó a una Batalla de Ideas. Supo prever desde que empezó el movimiento virtual, que era ahí donde se iban a desarrollar los ataques contra Cuba, que era ahí donde nosotros teníamos que poner nuestra verdad al alcance de todo el mundo. Por supuesto, tenemos miles de obstáculos, como los horarios de conexión de los periodistas, hay veces que me mandan por ejemplo un vídeo que sería magnífico y yo lo recibo pero no lo puedo abrir; otras veces ni siquiera lo recibo. Muchas personas ni siquiera lo pueden recibir, porque tenemos todas esa dificultad del ancho de banda que ya se conoce. Además, esto es algo experimental, que está fuera de tus obligaciones de trabajo, tú tienes que cumplir un contenido de trabajo, una atención a tu rango, lo que te da los frijoles, y hay veces que los blogs solo los puedo actualizar de madrugada.
Es un trabajo que precisa de mucho corazón. A veces te vas a acostar y te llega una noticia de Cuba o de cualquier lugar del mundo, por ejemplo, que han secuestrado a un camarada hondureño. Y no te puedes ir a la cama sin lanzar una alerta para que el mundo apoye la campaña para que aparezca el individuo, la mujer, el periodista, el poeta… Te sientes partícipe de eso. Pero la verdad es que es muy gratificante, sobre todo por la cantidad de personas que conoces, la cantidad de gente que te escribe. Para mi es muy grande entrar a los comentarios que he puesto, moderados (porque recibimos desde las más grandes groserías que se puede imaginar uno, hasta las más crueles amenazas a través de los comentarios de los blogs, y no les vamos a dar ese espacio). Hay blogueros que entienden que deben dejar su espacio sin moderar. Yo tengo la teoría de que ellos tienen dinero y espacio y yo no puedo cederles mi poco espacio para que alce su voz un mafioso de Miami, un tergiversador de la Revolución cubana. Ellos tienen sus espacios: que los aprovechen. Los míos los aprovecho yo a mi manera.
– Desde esos espacios que cuentan con dinero y con medios, y que son bastante amplios, tú, que debes recibir la información sobre lo que se cuenta por ahí sobre Cuba, imagino que habrás visto de todo.
– Bueno, ya te digo, desde que Fidel comía niños hasta que había que pedir permiso para recibir visitas en la casa. Es increíble, yo les decía que Cuba está bajo un microscopio. Buscan el más mínimo detalle y a ese detalle le ponen la lupa y lo amplían. Y lo que le llega al mundo es: «¡Qué horror! ¡Lo que pasa en Cuba!». Nuestro gobierno constantemente está siendo presionado por exigencias… ¿Qué gobierno del mundo accede a exigencias? Por ejemplo, en la época en la que surge Librínsula, nos cuestionaban desde Cuba Encuentro, Carlos Estefanía y toda su corte celestial, que no éramos capaces de publicar la Declaración de Universal de Derechos del Hombre. Se les demostró con fotos, con imágenes, que la Declaración Universal estaba en todas las bibliotecas del país, que nosotros no teníamos nada en contra, que además éramos uno de los pocos países que realmente cumplía con esa Declaración Universal de Derechos del Hombre. Me pedían que la publicara en La Polilla, y La Polilla no tenía espacio, eran ocho páginas. Y entonces, buscando un espacio más amplio, como es Internet, nosotros publicamos la Declaración Universal de Derechos del Hombre en Librínsula. Pero a la vez publicamos los Derechos de la Mujer, los Derechos del Niño, el Derecho a la Independencia de los Pueblos: toda una serie de documentos legales promulgados en torno a esa Declaración Universal de Derechos del Hombre. Declaraciones que, sin embargo, ninguno de ellos publicitan, ni piden, ni averiguan, ni les importa que existan si quiera. Pero no les bastó eso, ya no querían eso: querían que Fidel leyera en la Plaza de la Revolución la Declaración Universal de Derechos del Hombre. ¡Señor! ¿A qué presidente de un país tú le pones una exigencia de ese tipo? ¿Yo le puedo decir a Barak Obama que lea una canción de Silvio Rodríguez en el Congreso de EEUU?
– ¿Cómo funciona la red que se ha formado entre los distintos bloguers en Cuba?
– Por un lado está la página de Blogcip, un grupo de blogs en torno a los periodistas cubanos. Cada día se van sumando más, y pienso que en la medida en que podamos darles más posibilidades reales de acceso, serán muchos más. Blogcip tiene incluso un espacio para el CENESEX, el Centro Nacional de Educación Sexual. La persona encargada de este espacio está difundiendo lo que hace su centro, pero a la vez es un espaldarazo a la verdad sobre la supuesta homofobia que existe en Cuba. Y así funciona, a través de los espacios virtuales de cada uno. Uno de los más vistos en Blogcip es el blog de Vladia, que es muy puntual, con unas anécdotas maravillosas de personas de su entorno: puede ser su maestra, puede ser una persona que estuvo ligada a la infancia de Fidel… En fin, ella va escogiendo. Muchas veces también contesta a los despropósitos que se leen en Internet sobre Cuba, y se va reuniendo ahí una gran gama de cubanos, porque está limitado al ámbito nacional. Por otra parte tenemos Blogueros y Corresponsales de la Revolución, espacio creado por Norelys, periodista del periódico Vanguardia, de Villa Clara, que fue una de las primeras que entró en este mundo de los blogs. Con una fuerza muy grande creó dentro de la red esta página, que admite a cualquier persona que quiera integrarse para compartir esta solidaridad con Cuba y desde Cuba hacia los diferentes países. En «Blogeros y Corresponsales» han tratado de penetrar elementos negativos, y simple y sencillamente les sacamos, como me sacaron a mí de «El País». Uno de los primeros blogs que tuve fue el blog de «El País». Y un buen día, cuando fui a entrar, estaba cancelada mi cuenta.
– ¿Qué explicación te dieron?
– No me dieron ninguna explicación, todavía estoy esperando alguna. A través de páginas y de correos de estos «personajillos» de las campañas mediáticas, me dijeron que yo difundí algo que consideraron incitación a la violencia, o algo similar. No sé, yo soy lo menos violento que hay en mundo. Ni le he dado un cocotazo a nadie nunca, ni me lo he dejado dar tampoco. No sé cuál es la incitación a la violencia, pero el asunto es que lo quitaron.
– Es un espacio de un blog gratuito que ofrecía «El País».
– Que sigue ofreciendo. Primero me bloquearon a mí y después bloquearon a Yohandry. Yohandry es un médico cubano muy comprometido en los blogs. Pero ellos exigen ver la cara de Yohandry porque dicen que Yohandry no existe, que es un nombre ficticio y que detrás de Yohandry está alguien de la Universidad de Ciencias Informáticas, o cualquier cosa que se les ocurra. Yohandry incluso no les moderaba los comentarios, o sea, a él no le podían tildar de nada. Yo sí, repito, modero los comentarios porque mi espacio es un espacio para dar a conocer a Cuba, no es un chiquero donde vengan los puercos al fango.
– Por cieto, que la mala educación es un hecho bastante habitual en Internet, a veces parece un patio de colegio, todo el mundo opinando sin argumentos…
– La primera amenaza que recibí fue por correo electrónico, un cubano de los más reaccionarios de Miami. Firmaba Pupi de Regla, y me dijo que me iban a arrastrar. Uno decía: «Te vamos a ir a buscar a tu casa». Un amigo que vive en Holanda me envió una imagen de mi edificio conseguida de Google Earth, -porque Cuba no tiene permisos para usar Google Earth-, yo le hice una marca en rojo a mi casa y lo envié en respuesta a las amenazas, diciéndole: «Aquí está mi edificio, aquí tienes la dirección, cuando tú quieras puedes venir. El único problema es que cuando tú logres llegar a este edificio, porque, según tú, la Revolución ya no existirá, yo ya debo haberme muerto en alguna trinchera tratando de que tú no lo logres».
La otra cara es la fe realmente maravillosa en la Revolución cubana que tienen muchas personas en el mundo, la interacción con ellas es muy gratificante. Pero a la vez te exige una atención a esas personas, conocerlas, enviarles información. Realmente es agotador dar toda la ayuda que te piden. Hay veces que te dicen: «Mi tesis la quiero hacer sobre Cuba». Y ahí me sale el bichito bibliotecario y tengo que hacerlo, tengo que buscarlo. No puedo decirles que no, porque no soy yo la que les diría que no, es la Revolución. Y la Revolución nunca ha dicho que no.
– ¿Hay muchas mujeres blogueras en Cuba?
– Yo creo que no está muy desequilibrado. Han sido más «atrapados» por el mundo de los blogs los fotógrafos cubanos, que me parece excelente porque están poniendo imágenes constantemente de lo que es, de la realidad del día a día cubano. Por ejemplo, recuerdo una calle de La Habana, de la zona comercial, en la que había una mujer barrendera. Para nosotros no es extraño ver a una mujer en ningún oficio (en la línea de ómnibus que va hacia mi casa hay una choferesa de guagua, una mujer que maneja un ómnibus). Pues esta mujer barría calles, e inmediatamente venían a tomarle fotos. Y ella se viró y les dijo: «No, porque ustedes no lo van a utilizar a favor, lo van a utilizar en contra». O sea, que todo el mundo está muy a la viva. La isla de Cuba es un laboratorio constante de experimentación, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Y llegan al extremo del ridículo. Por ejemplo, en este país se hizo una revolución energética. Los estadounidenses compraron la fábrica que hacía un dispositivo de uno de los equipos electrodomésticos que en Cuba se vendían, y hubo que paralizar durante muchos meses la venta de los equipos. Eso lo dices y te dicen que no, que nosotros no queremos que nos quiten el bloqueo, que ese es el pretexto nuestro.
– Que hagan la prueba…
– Alarcón lo dijo: «ténganos un año sin bloqueo y vamos a ver qué pasa».