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¿Es la Liga Árabe un artilugio saudí?

Fuentes: Les blogs du Diplo

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

¿Acaso los veintidós miembros de la Liga de Estados Árabes (1), una organización creada el 22 de marzo 1945, están contradiciendo el adagio atribuido al gran pensador Ibn Jaldún según el cual «los árabes se han puesto de acuerdo en no entenderse nunca»? Después de los tiempos de discordia – recordemos, por ejemplo, los insultos que se intercambiaron el rey de Arabia Saudí y el dirigente libio Muamar Gadafi durante una cumbre árabe en febrero de 2003-, parece que lo que ahora une a estos países es la unanimidad. Unanimidad en la moderación y la inacción, pero unanimidad a fin de cuentas…

Tras la muerte el lunes 14 de mayo [de 2018] de 60 palestinos de Gaza a causa de los disparos del ejército israelí en el mismo momento en que Estados Unidos inauguraba su embajada en Jerusalén, se celebraba el 17 de mayo una conferencia extraordinaria de los ministros de Exteriores de los países miembros de la Liga Árabe en su sede de El Cairo (la víspera se había celebrado una reunión de los delegados permanentes). «Mucha palabrería, pocas decisiones concretas y todo el mundo de acuerdo en adoptar una postura de perfil bajo», resume al respecto un diplomático magrebí.

En efecto, la Liga pidió «una investigación internacional» sobre los trágicos acontecimientos de Gaza y su secretario general Ahmed Aboul Gheit incuso mencionó «los crímenes» de las fuerzas israelíes. Igualmente, la Liga denunció la «irresponsable» decisión de Estados Unidos de trasladar su embajada de Tel-Aviv a Jerusalén. Pero no se adoptó ninguna medida real, si se exceptúa que Aboul Gheit se encarga ahora de preparar un «plan estratégico» para impedir que otros países trasladen también a la ciudad santa sus embajadas en Israel. También hay que indicar que Amjad Shamout, presidente de la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la Liga Árabe, declaró que habría que llevar a los políticos y militares israelíes «ante la Corte Penal Internacional», pero la Liga no ha emprendido trámite alguno para que la CPI aborde concretamente el asunto, del mismo modo que tampoco ha animado a la Autoridad Palestina a emprender dicho trámite.

Por otra parte, los países miembros de la Liga se han cuidado mucho de mencionar la posibilidad de represalias económicas o diplomáticas contra Israel o contra aquellos países que trasladen sus embajadas a Jerusalén. Tampoco han pedido que se congele la normalización árabe [de relaciones] con Tel Aviv debido a la violencia que han padecido los palestinos. No podía ser de otro modo ya que es Arabia Saudí quien está actualmente al frente de esta instancia. En efecto, la reunión del 17 de mayo se convocó a iniciativa de Arabia Saudí, una forma clásica de controlar el curso de los acontecimientos tomando la delantera. Al insisitir en que la Liga Árabe reitere su apoyo al proceso de paz israelo-palestino Riyad ha matado dos pájaros de un tiro: en primer lugar, evitando que se pida a los dos únicos países árabes que mantienen relaciones diplomáticas con Israel, Egipto y Jordania, que las congelen o incluso las rompan. A continuación, impidiendo que se ponga trabas, o simplemente se critique, al actual acercamiento entre el reino wahhaita y Tel Aviv, en un momento en el que la única preocupación de los dirigentes saudíes es contrarrestar la influencia iraní en la zona, aunque sea a costa de una alianza más o menos explícita con los israelíes.

Por consiguiente, es en el seno de la Liga Árabe donde Riyad hace que se ratifiquen sus prioridades. Fue en esta misma instancia donde hace dos años la organización libanesa Hezbolá, un aliado de Teherán, fue calificada de organización «terrorista». Y más recientemente fue el conjunto de los miembros de la Liga Árabe quienes apoyaron a Marruecos en su decisión de romper relaciones diplomáticas con Irán con el pretexto de que Teherán había facilitado una entrega de armas a los independentistas saharauis del Frente Polisario, vía Hezbolá.

Ironías de la historia, durante mucho tiempo Arabia Saudí desconfió de la Liga Árabe, a la que consideraba demasiado dependiente de la influencia egipcia y de la del bloque «progresista», lo cual explica, entre otras cosas, que Arabia Saudí favoreciera el nacimiento de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), el 25 de septiembre de1969. Esta organización instalada en Djeddah y representada en la ONU permitió a Riyad promover su influencia política y religiosa a través del mundo árabo-musulmán y compensar su relativo aislamiento en el seno de la Liga Árabe, donde países como Egipto, Iraq, Siria, Libia o Argelia desempeñaban los principales papeles. Como también explica el diplomático magrebí, ahora «los diplomáticos saudíes marcan la pauta y sus homólogos egipcios y de los demás países del Golfo lo transmiten. Los demás asiente o, cuanto menos, se callan».

Y debido a otro giro de los acontecimientos, ahora es en el seno de la OCI donde Arabia Saudí tiene que hacer frente a la oposición. El número uno turco Recep Tayyip Erdogan, que es presidente en ejercicio de la Organización, pretende ser la punta de lanza de la respuesta diplomática contra los israelíes. Ankara ha llamado a su embajador en Tel Aviv y la diplomacia turca trata de que se unan a ella las capitales y, sobre todo, las opiniones públicas que desearían que los dirigentes árabes fueran menos timoratos respecto a Israel y Estados Unidos. Así, la prensa turca favorable al poder de Erdogan se hizo amplio eco de las declaraciones de Louisa Hanoune, presidenta del Partido de los Trabajadores Argelinos (PT, trotskista), para quien Argelia debe congelar su participación en la Liga Árabe, «gemela de Israel», y no volverse a «sentar con traidores»

Nota:

(1) Estos países son , por orden alfabético (la fecha de adhesión se indica entre paréntesis): Argelia (1962), Arabia Saudí (1945, miembro fundador), Bahrein (1971), Comoras (1993), Yibuti (1977), Egipto (1945, miembro fundador), Emiratos Árabes Unidos (1971), Iraq (1945, miembro fundador), Jordania (1945,miembro fundador), Kuwait (1961), Líbano (1945, miembro fundador), Libia (1953), Marruecos (1958), Mauritania (1973), Omán (1971), Palestina (1976), Qatar (1971), Somalia (1974), Sudán (1956), Siria (1945, miembro fundador), Túnez (1958) y Yemen (1945, miembro fundador). La Liga Árabe cuenta también con varios países observadores: Brasil, Eritrea, Venezuela, India y Turquía.

Fuente: https://blog.mondediplo.net/la-ligue-arabe-un-machin-saoudien

http://blog.mondediplo.net/la-ligue-arabe-un-machin-saoudien

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