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Carta abierta de los manifestantes de Estambul al pueblo de Túnez

«Es nuestro grito, nuestro llamamiento a ayudarnos, a uniros a nuestras protestas por la visita de Erdoğan a Túnez»

Fuentes: Nawaat

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Queridos hermanos y hermanas de Túnez:

No hace mucho tiempo que vosotras y vosotros creasteis una chispa en vuestra región que se he extendido rápidamente por todas partes y convertido en la llama que guía no solo a vuestro país sino a muchos otros hacia un camino en el que ya no se toleran los regímenes opresivos. Este impulso se hizo en nombre de la democracia, de la libertad y de los derechos de los que estáis privados. Habéis sido una inspiración y el mundo ha visto cómo llevabais a vuestro país hacia un mañana más humano, con más significado y más libre.

Hoy en Turquía vivimos unos momentos muy importantes marcados por la solidaridad entre personas que se rebelan pacíficamente contra un gobierno opresivo. La policía, en la que confiamos, a la que llamamos cuando necesitamos ayuda y que ha jurado protegernos, nos ataca con armas químicas que queman la piel, con diferentes tipos de gas que nos impiden respirar, con agua a presión y con balas de goma disparadas a la cabeza de las personas. ¿Por qué? Porque hemos actuado como nos permite actuar nuestra constitución: hemos protestado.

Hace cinco días los habitantes del barrio de Taksim de Estambul empezaron a protestar contra el proyecto de construir un centro multifuncional donde se ubica el único parque que queda en el barrio. Eran unos ecologistas que simplemente querían detener la construcción del parque, con lo que tomaron sus tiendas de campaña y empezaron a levantar un campamento. A las 5 de la mañana la policía emprendió una operación y pulverizó a la gente con gas pimienta y agua a presión mientras estaban durmiendo en las tiendas.

Esta operación contra una simple manifestación que se llevaba a cabo en paz tuvo una importante respuesta por toda Turquía. Hoy cientos de miles de personas han acudido a Estambul y hay movimientos de resistencia en muchas otras ciudades turcas para denunciar la violencia de la policía que es completamente arbitraria y que va en contra de cualquier principio democrático. Se ha convertido en una multitud inmensa que, sin embargo, permanece unida y tranquila, las personas se avisan las unas a las otras para poder permanecer tranquilas y evitar cualquier acto de violencia a pesar del uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía. Por ello, hoy estamos unidos. Hoy ya no luchamos. Hoy resistimos.

Cada día está más claro que somos unos pacifistas que tratan de protegerse, mientras que la respuesta de la policía se vuelve cada vez más brutal. Una rápida búsqueda [en internet] pondrá ante vuestros ojos miles de imágenes atroces, de vídeos y de historias personales de los manifestantes. Veréis las imágenes de una chica sola, golpeada e insultada por diez policías. Veréis a los policías arrojar gases dentro de edificios de viviendas y cerrar las puertas para que la gente no pueda salir. Veréis a los policías pulverizar gas en mezquitas en las que jóvenes voluntarios ofrecen primeros auxilios para salvar a los heridos. Pero esto va a mostraros una solidaridad hasta ahora desconocida en Turquía.

Nos hemos convertido en un pueblo que se siente culpable cuando va a acostarse, cuando no está en las calles con sus amigos respirando los gases químicos constantemente pulverizados sobre ellos. Por la noche nos convertimos en químicos, en farmacéuticos, en enfermeros, en agentes de información y en periodistas. Y, simplemente, en amigos. Ahora bien, en esa misma búsqueda veréis a las personas convertirse en escudos humanos para proteger a desconocidos. Veréis a personas que protegen y se apoyan las unas en las otras por todos los medios posibles.

Veréis a los manifestantes resistir agarrados de la mano durante toda la noche y limpiar las calles, de nuevo de la mano, que han visto su combate la víspera durante el día. Veréis uno flujo irreprimible de información entre los manifestantes a través de los medios sociales y de los transmisores-receptores, a pesar de las restricciones a los medios de comunicación que ha adoptado el gobierno para impedirnos utilizar nuestro derecho democrático de ciudadanos dignos, para protestar y hacerse oír.

Nuestras cadenas de información oprimida por el gobierno se niegan a mostrar lo que está ocurriendo bajo sus ojos, por eso veis a la gente organizarse para que todo el mundo esté al corriente de esta atrocidad, tanto en Anatolia como en el mundo entero. Esta violencia contra las generaciones que son el futuro de nuestro hermoso país ya no es tolerable. No somos terroristas y nos negamos a que se nos considere como tales.

Hoy estamos unidos. Hoy somos Uno. Nos negamos a que se nos asocie a un partido político o a una ideología. Nuestra ideología es la libertad y la democracia. Somos personas de todas las edades, de todas las religiones, de todas las minorías étnicas, de todas las ideologías que, codo con codo, se revuelven contra un gobierno que no respeta los principios de una auténtica democracia.

Nos rebelamos contra nuestro primer ministro, que ha respondido a nuestros llamamientos recordándonos que él representaba al 50% de la población de Turquía que lo votó y que si quiere podrá reunir a un millón de personas para salir a la calle y rebelarse contra nosotros. Es una pena, porque no estamos en contra de una parte de la población; estamos en contra de la mentalidad que considera que el porcentaje de sus votos legitima sus acciones arbitrarias. Ahora bien, así no es como se define una democracia; una democracia es polifónica durante y después de las elecciones.

Así pues, nos rebelamos contra este mismo sistema que ha padecido cada comunidad en los diferentes periodos de la historia de la Turquía moderna: la comunidad islámica, laica, kurda, armenia y muchas otras. Hoy reivindicamos el derecho de ser escuchados y respetados por el gobierno que tiene la función de protegernos y de devolvernos el derecho de vivir como seres humanos dignos de respeto en nuestro país al que amamos. Queremos que nuestro primer ministro detenga a las fuerzas de policía y nos deje expresarnos. Así verá que a quienes está atacando es a sus propios jóvenes y a nadie más.

La razón por la que os escribimos esta carta es que esta semana nuestro primer ministro Tayyip Erdoğan va a visitar vuestro país en vez de permanecer en Turquía y solucionar esta situación que ha llegado al punto de causar la muerte de nuestros amigos. Esto nos indica que, por desgracia, Erdoğan ignora a todas la personas que han muerto y resultado heridas a consecuencia de la aplicación brutal de sus órdenes por parte de sus fuerzas de seguridad. Esta carta es nuestro grito, nuestro llamamiento a ayudarnos, a uniros a nuestras protestas protestando vosotros y vosotras mismas por su visita a Túnez.

Por favor, mostradle que no estamos solos. Mostradle que los manifestantes pacíficos y democráticos siempre ganan, como lo demostrasteis al mundo entero.

En nombre de la paz, de la libertad y de la expresión.

Vuestros hermanos y hermanas de Turquía.

Fuente original: http://nawaat.org/portail/2013/06/04/lettre-ouverte-des-protestataires-distanbul-au-peuple-de-tunisie/