Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Casi un cuarto de los votantes israelíes emitieron sus votos para un primer ministro cuyo mensaje central al público el día de la elección fue que los ciudadanos árabes de Israel son el enemigo.
Un número casi igual de personas emitió sus votos para el tipo que se unió con él en la entrega de ese mensaje, el jefe del partido más derechista en la Knesset (Naftali Bennett); para la persona que fundó toda su campaña en la incitación contra los árabes (Avigdor Liberman); para el que dijo que no se sentaría en un Gobierno que se confía en los votos de los árabes (Moshe Kahlon) y para el que rechazó la mano extendida de los partidos árabes que se ofrecían para formar una alianza de los oprimidos (Arye Deri). Los niveles de apoyo son aún mayores si nos fijamos sólo en el electorado judío.
Señoras y señores, conozcan al trigésimo cuarto Gobierno de Israel.
No descarte el mensaje depositado en las urnas el martes, sobre todo teniendo en cuenta la gran victoria de la Lista Conjunta, el tercer partido en la próxima Knesset. Con 14 escaños, que representan a más de 400.000 votantes, y con la participación de votantes superior a la media, el éxito de la Lista Común es el público palestino dando el mensaje de Israel a sus compatriotas judíos, que era la antítesis del mensaje que recibió a cambio.
Durante semanas, el presidente de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, ha estado en todos los canales de televisión israelí, en la radio, en los periódicos y en todo tipo de medios de comunicación en internet. Transmitió un mensaje de apertura, de trabajo en conjunto, de luchar por la igualdad, de democracia, de luchar por la justicia social para todos los israelíes. Habló de reconciliación y de comenzar de nuevo.
El martes por la noche, cuando la televisión israelí estaba ocupada entrevistando a todos los políticos en el país, con excepción de los que estaban reunidos en Nazaret, mucho antes de que hubiera una idea clara de los resultados, Odeh y MK Dov Khenin enviaron un mensaje a Isaac Herzog. Le dijeron que lo recomendarían como próximo primer ministro si él los aceptaba como socios. Podría haber sido histórico.
Los diputados de la Lista Conjunta celebran en la noche electoral, Nazaret, 17 de marzo de 2015.
Esa mano tendida no debe darse por sentada. Estas elecciones vinieron después de dos años durante los cuales la Knesset hizo todo lo posible para transmitir a la opinión pública árabe que no merece la representación (desde elevar el umbral electoral al intento de descalificación de la diputada Haneen Zoabi). Incluso Yair Lapid y el Camp sionista tomaron parte en eso.
Esa mano tendida no debe darse por sentada después de un verano en el que Israel lanzó una guerra en Gaza y mató a más de 2.000 palestinos. El mismo verano en el que la incitación por ministros del Gobierno y miembros del Knesset contra la opinión pública árabe alcanzó nuevas dimensiones, en el que cantidades de palestinos fueron despedidos de sus puestos de trabajo , atacados en las calles, durante el cual se efectuaron detenciones masivas de cientos de manifestantes, entre ellos niños y figuras públicas, de disparos a muerte de la policía a los árabes porque son árabes . Ya sin mencionar las décadas de demoliciones de casas, apropiaciones de tierras, la discriminación en materia de presupuestos y mucho más.
Si se toma en cuento todo lo que el público palestino en Israel ha tenido que pasar, especialmente en los últimos meses, y si luego se mira el voto abrumador por un mensaje de esperanza y trabajo en conjunto propuesto por Ayman Odeh y la Lista Conjunta, sólo entonces se puede comprender en cuán extremo se ha convertido el panorama. Sólo entonces se puede ver cuán extendida estaba la mano y cuan desagradable el escupitajo que recibimos.
La respuesta al trigésimo cuarto Gobierno de Israel debe ser una oposición que prioriza la alianza judía-árabe. Debe ser el proyecto de la izquierda, ya que está orientado hacia abajo lo que probablemente traerá una gran ola turbia de legislación y de políticas hostiles y racistas. Igual de importante es que el trabajo conjunto debe estar allí para abordar el peligro muy real de que el público palestino podría simplemente desplazar a los judíos, por razones comprensibles e incluso justificadas, en lugar de elegir desvincularse del sistema político que le escupió en la cara.
Debemos destacar nuestro trabajo juntos, nuestra lucha común, nuestra oposición coherente a la ocupación y la discriminación, a la corrupción de la política, al asalto continuo a lo que queda de la democracia aquí. Prepárense.
Yael Marom es gerente de contratación público de Just Vision en Israel y coeditor de Llamada Local, donde este artículo fue originalmente publicado en hebreo
Fuente: http://972mag.com/spitting-in-face-of-israels-arab-citizens/104584/