Los cortes de luz en Dohuk (Kurdistán Sur) se han multiplicado en las últimas dos semanas. En contra de lo que se pueda pensar en un principio, tiene más que ver con la desidia del Gobierno kurdo a la hora de mejorar la precaria red eléctrica que con la última incursión del Ejército turco en […]
Los cortes de luz en Dohuk (Kurdistán Sur) se han multiplicado en las últimas dos semanas. En contra de lo que se pueda pensar en un principio, tiene más que ver con la desidia del Gobierno kurdo a la hora de mejorar la precaria red eléctrica que con la última incursión del Ejército turco en el Kurdistán de Irak. Dohuk apenas dista 50 kilómetros de la frontera pero aquí ni se han oído las bombas, ni han atravesado sus calles los blindados turcos. Si no fuera por alguna manifestación contra la guerra y, por supuesto, por la televisión, dicha operación habría pasado totalmente inadvertida para los locales. A decir verdad, poca gente sabe exactamente lo que ha pasado. El Gobierno kurdo ha mantenido un bloqueo informativo sobre la región del Kándil, donde se concentra el grueso del PKK, por lo que el baile de cifras no puede ser más desconcertante: Ankara habla de 207 guerrilleros y ocho soldados turcos muertos, mientras que fuentes del PKK aseguran que han sido 81 los soldados caídos por cinco de los suyos.
«Un disparate» hacerla en invierno
No obstante, aquí cada uno hace sus cábalas. Como Hassan, un ex combatiente del PKK que ha pasado 14 de sus 40 años en las montañas: «Nadie se puede creer las cifras de Ankara, es imposible», afirma este kurdo de Bitlis (Kurdistán Norte). «Un guerrillero es como un conejo corriendo por el monte; nunca podrás cazarlo en un terreno escarpado, lleno de rocas y cuevas en las que esconderse. Yo lo dejé hace dos años precisamente por eso; porque ya era demasiado viejo para correr como un conejo».
Hassan guarda mil historias de sus tiempos de guerrillero, algunas lo suficientemente ilustrativas sobre lo que Ankara considera una «operación exitosa»: «Recuerdo un día de 1996 en el que acorralamos a unos cincuenta soldados en un valle. No tenían ninguna opción; los matamos a todos y cayeron cuatro de los nuestros. A los dos días, la televisión turca hablaba de `70 terroristas eliminados’ por cuatro de los suyos».
Así las cosas, sólo las madres de los soldados muertos tienen la clave de lo que ha pasado en realidad hace apenas unos días. La precipitada retirada del Ejército a la semana de empezar las operaciones pilló por sorpresa a toda la comunidad internacional, incluidos los propios turcos.
«Una operación militar en las montañas en pleno invierno es un disparate. Estoy convencido de que la mayoría de ellos murieron simplemente de frío», asegura Abdula, un kurdo de Dohuk (Kurdistán Sur) que luchó durante años contra el Ejército de Saddam Hussein en el mismo escenario. Abdula ronda los sesenta y viste el sal e sapik (buzo tradicional kurdo) de color kaki y turbante, como la mayoría de los de su generación.
«La verdad es que siento cierta lástima por esos reclutas que mandó Ankara a las montañas. Ni siquiera Saddam, con todas sus armas químicas, pudo acabar con nosotros en todos aquellos años. ¿Qué pueden haber hecho los turcos en tan sólo una semana, y en invierno?».
«Es todo culpa de Kirkuk»
Jihan es una cristiana caldea que trabaja de secretaria en Korek, la compañía local de telefonía móvil. No entiende nada de operaciones militares pero, al igual que muchos aquí, se siente angustiada ante un futuro que parece pintar cada vez más negro.
«No es la primera vez ni será la última», afirma. «Hacía tiempo que no se internaban tanto en suelo iraquí; de hecho, aún conservan seis bases militares a este lado de la frontera», añade.
«Es todo por culpa de Kirkuk, no tiene nada que ver con el PKK», continúa Haci, un compañero de trabajo de Jihan. «Los turcos llevan tiempo nerviosos a medida que se acerca el referéndum de integración de Kirkuk en Kurdistán Sur; no quieren ni oír hablar de un vecino kurdo controlando una de las mayores reservas de petróleo de Oriente Medio», incide.
Reunión Gül-Talabani
La reciente visita a Ankara de Jalal Talabani, kurdo de Suleymania y primer presidente de Irak de la era post Saddam, ha despertado todo tipo de especulaciones sobre el futuro del PKK en Kurdistán Sur.
En una comparecencia televisada junto al presidente turco Abdullah Gül, Talabani prometió al presidente turco colaboración «en aras de evitar que la guerrilla del PKK utilice el norte de Irak como base de sus operaciones».
«Eso queda de cara a la galería», se muestra confiado Rasul, un antiguo profesor de matemáticas que conduce hoy un taxi. «Ankara ha comprendido que nunca acabará con el PKK con las armas, y pide ayuda. Nuestros políticos pueden ser corruptos, pero no estúpidos: por fin se han dado cuenta de que el PKK puede ser un arma política, una de las escasas medidas de presión que tenemos contra Turquía».
El próximo viernes 21 se celebra el Newroz, el año nuevo kurdo y persa. Unos días de fiesta son la excusa perfecta para salir de Dohuk y dejar atrás este ambiente tan enrarecido. El que se lo puede permitir ya ha reservado su viaje a Beirut para disfrutar de unos días de descanso en el Mediterráneo.
El resto, la mayoría de los kurdos de Irak, almorzarán en familia a la sombra de un árbol; cantarán, bailarán, y rezarán. Y es que todos saben que el deshielo puede traer una ofensiva aún mayor.
«El PKK es la excusa perfecta para Ankara para invadir nuestra tierra»
Khider DOMLE, PERIODISTA Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE DOHUK
«Creo que ni Europa, ni Estados Unidos, ni nadie tiene establecido un plan real para la región», afirma Khider Domle, periodista y profesor de universidad ante la posibilidad de que en Kurdistán Sur ocurra algo parecido a Kosovo. Sobre la última operación militar turca, augura que las tropas «volverán muy pronto, tal vez sea cuestión de semanas».
¿En qué se diferencia esta última operación militar turca de otras realizadas anteriormente?
Turquía ha invadido el norte de Kurdistán Sur decenas de veces, pero esta vez ha sido una de las mayores. El Ejército turco se ha adentrado más de 25 kilómetros en algunas zonas y ha controlado áreas que no estaban bajo control del Gobierno Regional Kurdo.
Siendo así, ¿por qué se han retirado tan pronto? Por un lado, está la reacción de la comunidad internacional y, sobre todo, la de Estados Unidos, que pidió a Ankara que se retirara cuanto antes.
Por otra parte, el Ejército turco se ha dado cuenta de que no podía controlar esa zona, y mucho menos en invierno.
La mayor parte de los bombardeos han sido realizados en zonas vacías de las que el PKK se había retirado hace ya tiempo. Además, saben de sobra cuáles son las rutas que utiliza el PKK para cruzar la frontera. Basta con poner checkpoints (controles) en todas esas zonas, pero tampoco lo han hecho porque no tienen capacidad. No obstante, la mayoría pensamos que volverán muy pronto, quizás tal vez sea cuestión de semanas.
¿Ven los kurdos del norte de Irak al PKK como un obstáculo para el desarrollo de la región? Hace tiempo que los turcos se han dado cuenta de que no acabarán con la guerrilla por la vía militar. El PKK no recibe el apoyo popular por ser el PKK, sino por el hecho de que son kurdos como nosotros, como los de Irán y los de Siria. En realidad, la guerrilla es la excusa perfecta para Ankara, la excusa «legal», para invadir nuestra tierra y mantener sus esperanzas de formar parte del grupo de países con petróleo de la región.
Sin embargo, Talabani ha prometido colaboración al Gobierno de Ankara.
No es más que un discurso político. Talabani ni quiere ni puede echar al PKK de Kurdistán Sur. Muchas veces se especula sobre si el PKK incluso recibe apoyo del Gobierno kurdo, pero yo no creo que sea así.
¿Tiene esto algo que ver con el referéndum de Kirkuk?
Turquía quiere obtener derechos de explotación de petróleo no sólo en Kirkuk sino en el resto de la región. Sin ir más lejos, se habla ahora de una gran reserva en Zakho, justo en la frontera. En lo que respecta al referéndum, se lleva retrasando desde diciembre. Ahora se habla de finales de julio, pero no creo que vaya a ser así. No obstante, ocurrirá antes o después. Todos lo sabemos, incluidos los turcos.
Y luego está Kosovo…
Con 15 millones de kurdos, Turquía es el país de mayor población kurda, por lo que el que pueda ocurrir algo parecido a Kosovo en Kurdistán Sur es algo que preocupa mucho a Ankara. Tras este proceso, mucha gente habla de que la hora de los kurdos puede estar cada vez más cerca. Lo que está claro es que no va a ser ahora, ni siquiera dentro de diez años. Creo que ni Europa, ni Estados Unidos, ni nadie tiene establecido un plan real para la región. Al margen de grandes cambios geopolíticos, creo que nuestra prioridad ahora es acabar con la corrupción en todos los niveles de nuestro Gobierno y desarrollar una democracia real.