Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Sorprendentemente, en las fiestas del Ramadán de este año en el Líbano, los elegidos tanto por el Alto Consejo Islámico chií como por el sunní Dar el Fatwa, dirigieron sus binoculares, metafóricamente hablando, hacia el Oriente y casi al unísono proclamaron que el Eid al Fitr de este año sería el 19 de agosto. Para muchos en el Líbano fue un buen presagio que los líderes religiosos chiíes y sunníes estuvieran de acuerdo en este importante acontecimiento, teniendo en cuenta las fuerzas internas y externas ya movilizadas para tratar de dividir aún más las dos principales confesiones del Islam y al Líbano ya sea por secta, confesión, geografía, región, tribu y barriada.
También hubo buenas nuevas para los palestinos que viven en lugares como Finlandia, que estos días tienen alrededor de 20 horas de luz solar al día y en los que muchos musulmanes devotos tienen que hacer ayunos muy largos. Afortunadamente, una mayoría de los musulmanes que habitan en el lejano norte tienden a adoptar dieciséis horas de luz solar para el seyam (ayuno), utilizando las horas de La Meca para los amaneceres y anocheceres sin agua, alimento, sexo o cigarrillos, así como para evitar malos pensamientos o actos inciviles al demostrar y renovar su devoción por el Islam mientras se dedican a la autocrítica en un esfuerzo introspectivo.
Durante los tres días de la fiesta de Al Fitr, gran parte del Líbano musulmán reduce su actividad y muchos negocios cierran, incluyendo el mayor mercado de frutas y verduras al por mayor, que se extiende bordeando el campo de refugiados palestinos de Shatila. Justo antes de que cerrara en la víspera del Eid, este observador entró en el inmenso mercado, controlado ahora principalmente por chiíes, que compran productos agrícolas en el Valle de la Bekaa a los campesinos del sur (menos una de las cosechas más antiguas e importantes del Líbano, la de hachís o «capullo rojo libanés», como se la conoce en los cafés especiales para fumar de Amsterdam y otros lugares). Con la escasa refrigeración, muchos de los comerciantes al por mayor que se encuentran junto a Shatila tienen que depositar, en la época del Iftar y de las fiestas del Eid, grandes cantidades de productos realmente excelentes en una esquina que hay a tal fin en el mercado de diez acres de extensión [alrededor de 40.000 metros cuadrados].
Llevan haciendo esto desde hace más de tres años, desde que la Campaña por los Derechos Civiles Palestinos tuvo la suerte de convencer a los comerciantes del mercado para que dejaran sus productos sobrantes antes de que se estropeasen las frutas y verduras en la esquina suroriental que limita con el campo de Shatila. Como resultado de este acto, que podría denominarse caritativo, en vez de arrojar los productos sobrantes a los vertederos, las familias refugiadas palestinas tienen la muy apreciada posibilidad de recoger productos gratis para sus familias. Cada día, puede verse a hombres, mujeres y niños del campo de Shatila, así como trabajadores pobres sirios y libaneses, trepando por los agujeros abiertos en los bloques de hormigón que rodean Shatila y recogiendo productos realmente excelentes. El gesto humanitario es un ejemplo de cómo los chiíes pueden, y así lo hacen, llegar a la comunidad palestina mayoritariamente sunní. Gestos entre confesiones como éste son los que hacen, entre otras razones, que los palestinos en el Líbano apoyen a Hizbollah y a la reciente resistencia internacional y regional que encabeza.
El Eid al Fitr también coincide este año con el Día Internacional de Al-Quds, que el Ayatollah Jomeini de Irán introdujo en 1979 y que se conmemora en el último viernes del Ramadán en solidaridad con el pueblo palestino y en oposición al sionismo y al control israelí de Jerusalén.
En los campos de refugiados del Líbano, en la fiesta de Eid al Fitr de este año, hizo un calor intenso, con poca electricidad y agua potable y gran penuria de aire fresco o brisa a disposición de las abarrotadas poblaciones. Ein el Helwe, el mayor de los doce campos del Líbano, que según las estadísticas más recientes de la UNRWA alberga a 47.000 refugiados, es ahora en realidad el hogar de más de 100.000. Ellos, como el resto de sus compatriotas que están temporalmente en Líbano, tienen pocas razones para celebrar fiestas. La lucha por un espacio vital ha aumentado porque las poblaciones de los campos se han visto inundadas de más refugiados que escapan de la violencia en Siria.
Este año hay menos dulces para los niños, menos comida, escasos regalos o ropas que estrenar y pocas flores que colocar en las tumbas de los seres queridos, una costumbre habitual durante las visitas al cementerio con ocasión de las fiestas de Eid Al Fitr. En los igualmente atestados cementerios, solo hay cuatro en el Líbano, hay en ocasiones hasta cinco capas de cuerpos enterrados una encima de la otra debido a la falta de espacio.
Hay otro aniversario que coincide este año en el Líbano con el Eid al Fitr y el Día Internacional de Al-Quds, pero no es precisamente motivo de alegría para los refugiados palestinos en el Líbano.
Es el segundo aniversario de la enmienda al artículo 59 del Derecho del Trabajo libanés de 17 de agosto de 2010, que plasmó la traición de los políticos libaneses a los refugiados palestinos. Antes de las votaciones, por todo el espectro político se habían estado escuchando promesas de que iban a promulgar la legislación necesaria para garantizar los derechos civiles elementales de trabajar y tener la propiedad de una casa en el Líbano. Este país es el único sobre la tierra que niega a los refugiados palestinos el derecho básico a trabajar o a tener la propiedad de una casa.
La legislación aprobada fue sencillamente una cruel burla que no ha permitido que un solo refugiado palestino consiga un puesto de trabajo en los últimos 24 meses. La enmienda, aunque no aplica cuotas de permisos de trabajo porque nunca hubo gran problema en conseguir un permiso de trabajo, deja vigentes numerosas restricciones y las kafkianas barreras del círculo vicioso que anteriormente impedía que los palestinos pudieran trabajar. El Parlamento dejó también vigente la racista ley de 2001 que prohibía tener la propiedad de una casa.
Los ministros de trabajo de los últimos dos años no han aplicado la nueva ley al negarse deliberadamente a realizar el sencillo acto de firmar los documentos para que pueda ejecutarse. Hace menos de dos meses, a una delegación palestina se le prometió una vez más que un partido mayoritario en el parlamento se encargaría de que el ministro de trabajo hiciera su trabajo cumpliendo lo que ordena la constitución libanesa. Pero, una vez más, no se ha hecho nada. En este segundo aniversario de la malhadada «legislación para obtener un permiso de trabajo para los palestinos», la mayor parte de los políticos libaneses, que tantas promesas le hicieron a este observador y a otros muchos durante los últimos cuatro años diciendo que iban a cumplir la legislación internacional y las leyes libanesas e iban a garantizar los derechos civiles básicos a los palestinos en el Líbano, siguen durmiendo a la luna de Valencia.
Sin embargo, la esperanza de los refugiados palestinos de conseguir los derechos civiles básicos de trabajar y tener la propiedad de una casa, a pesar de la impotencia por tantas promesas que no se concretan en el Parlamento, no se ha extinguido en los campos en estas fiestas. Una razón para la esperanza viene de las voces de gentes como la Srta. Hiba Hajj , una princesa palestina que vive en el campo de Ein el Helwe. Este observador la visitó recientemente después de colarse en el campo a través de la muy transitada, hedionda y claustrofóbica alcantarilla de 80 centímetros de ancho que discurre por el borde oriental del campo. La embajada de EEUU aquí tuvo que gatear obligatoriamente por la alcantarilla para visitar el campo de Ein el Helwe desde que está bajo el control de la Fuerza Armada Libanesa, que no concede a los estadounidenses permisos para entrar en el campo alegando una presunta, aunque falsa, preocupación por su seguridad. Fue Hiba («regalo de Dios» en árabe), entonces una muchacha de 14 años, quien proclamó hace tres años, cuando se presentó voluntaria para ayudar a conseguir el derecho a tener trabajo y la propiedad de una casa para «mi pueblo» como se refiere a los palestinos, ante este observador y amigos: «El fracaso no entra en las opciones de la Campaña por los Derechos Civiles de los Palestinos, nuestra única opción es el éxito». Y así sigue pensando.
Aunque todavía no se les hayan reconocido los derechos civiles elementales, Hiba continúa inspirándonos a todos con su discurso ágil, carismático y en ocasiones hipnotizante al hacer hincapié en qué cosas hay que hacer y cómo tienen que hacerse para conseguir la dignidad para sus compatriotas refugiados. Esta radiante Juana de Arco de 17 años no tiene ningún problema alguno en enfrentarse a quien sea, verbalmente al menos, ni siquiera con algunos de los salafíes o yihadistas de aspecto más duro y descuidado de los ocho grupos islamistas que periódicamente aparecen por Ein el Helwe. Hiba explica que quiere decididamente la ayuda de Usbat al-Ansar, que a primeros de este mes ayudó a que se resolviera la sentada bloqueando el tráfico organizada por el polémico predicador el Sheij Ahmad Assir, en la cercana Saida , pero pone reparos ante el ficticio Jund al-Sham o las bandas que reivindican un espacio bajo el imaginaria amplio manto de al-Qaida.
«¡Quiero que hagáis algo que merezca la pena con vuestras vidas para que podamos retornar a Palestina sin más tardanza! ¿Es que queréis pasar toda vuestra vida en el Líbano? ¡No es, no será nunca nuestro país!», les regañaba mientras pedía ayuda para organizar una Intifada importante aquí en el Líbano que impida la llegada de otro aniversario sin que los refugiados palestinos hayan conseguido los derechos civiles a trabajar y tener una casa.
Hiba está muy animada estas fiestas a pesar del fracaso de los partidos políticos del Líbano, de los activistas internacionales, de la comunidad internacional ¡tan preocupada por los valores humanitarios!» y, sobre todo, del fracaso hasta la fecha para conseguir nuestros objetivos de los grupos de aquí en el Líbano, incluida la Campaña por los Derechos Civiles Palestinos
Esta excepcional muchacha recuerda de forma idealista a su círculo de adolescentes las palabras de la última semana del secretario general de Hizbollah, a quien ellas y sus amigos admiran, confían y creen.
Durante su discurso por el Día Internacional de Al-Quds, Hasan Nasrallah afirmó que la institución de ese Día por el imán Jomeini cae dentro del contexto de un largo compromiso religioso y político «con la causa sagrada de Palestina» y que ese día no debería ser solo una ocasión festiva para apoyar al pueblo palestino.
El secretario general de Hizbollah añadió:
«Lamentablemente, el sufrimiento actual del pueblo palestino (Hiba piensa que también se refería a los campos en el Líbano), incluso para el mundo que afirma ser civilizado, ha pasado a un segundo cuando no a un último plano y solo se abordan las nuevas realidades en el mundo árabe e islámico. Esta nación puede hacer mucho por Palestina y por su pueblo. Como poco, los gobernantes pueden dejar de bloquear a los palestinos antes de pedirles que ayuden a levantar el asedio a los palestinos. Una parte del bloqueo sufrido por el pueblo palestino se debe a la actuación de algunos regímenes árabes. Este embargo debe levantarse y por ello debemos luchar».
Hiba y sus amigos interpretaron que estas palabras significaban que Hizbollah utilizará su poder en el Parlamento y les garantizará por fin el derecho a trabajar en el Líbano y que puedan tener un futuro menos duro. Los palestinos en el Líbano y sus partidarios internacionales son muy conscientes de que Hizbollah tiene aún el poder mayoritario en el Parlamento y así continuará hasta las elecciones parlamentarias del próximo año, si es que consiguen mantenerse hasta entonces, lo cual a este observador le parece un tanto dudoso.
A Hiba le gustaron especialmente estas palabras del secretario general: «Debemos ayudar a los palestinos en su causa y defender el derecho al retorno, rechazando cualquier reasentamiento o asimilación en cualquier país, como está sucediendo en los casos de su emigración forzosa a países de Latinoamérica, Europa, Australia y otros».
Los miembros del parlamento que apoyan a los palestinos garantizando el derecho a trabajar y a tener la propiedad de una casa insisten en que si la mayoría parlamentaria dirigida por Hizbollah toma la decisión política, la legislación necesaria, todavía en la tolva legislativa desde hace dos años, podría promulgarse en una tarde.
Hiba y otros seguidores de Hizbollah que comparten los puntos de vista expresados por Hassan Nasrallah y que exigen los derechos humanos básicos para los palestinos en el Líbano creen que el bloque de la Resistencia actuará finalmente en el 30 aniversario de la masacre de Sabra y Shatila, cumpliendo lo que el difunto imán Jomeini declaró era una obligación «moral, religiosa y política» de toda la gente de buena voluntad.
Franklin Lamb es autor de «The Price We Pay: A Quarter Century of Israel ‘s use of American Weapon’s against Lebanon » (1978-2006), disponible en Amazon.com.uk, y de «Hizbollah: A Brief Guide for Beginners». Ha participado en las investigaciones de la Comisión Kahan sobre la masacre de Sabra y Shatila. Es miembro de la Fundación de ese mismo nombre y de la Campaña por los Derechos Civiles de los Palestinos en Líbano. Puede contactarse con él en: [email protected].
Fuente original: http://www.counterpunch.org/2012/08/21/hope-and-despair-for-lebanons-palestinians/