Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
La carta viene a refrendar la que a principios de este mes publicaron decenas de rabinos de municipios donde llamaban a los judíos a no alquilar o vender casas a los no judíos.
Unas 30 esposas de rabinos hacen un llamado a las niñas judías a no hacer citas con palestinos, a no trabajar con ellos ni prestar servicio nacional en los mismos lugares donde ellos trabajan.
La declaración fue hecha en una carta organizada por Lehava, una organización destinada a lo que denominan «salvando a las hijas de Israel» de la asimilación. El grupo administra un refugio para las mujeres judías que han dejado a sus parejas árabes y está llamando a un boicot de un supermercado en Gush Etzion que emplea a hombres árabes y mujeres judías.
Aunque partes de la carta se refieren a los no judíos de forma genérica, otras partes dejan claro que las esposas de los rabinos -incluyendo a Esther Lior, la esposa del rabino Dov Lior de Kiriat Arba, y a Nitzhia Yoseph, la esposa del rabino Yaakov Yosef de Jerusalén y nuera del líder espiritual de Shas, el rabino Ovadia Yosef- se refiere específicamente a los árabes.
«No hagan citas con no judíos, no trabajen en lugares donde hay no judíos, y no presten el servicio nacional junto con los no judíos,» promueve la carta.
En algunos de los lugares donde las chicas judías pueden trabajar, como los supermercados o los hospitales, «hay bastantes trabajadores árabes que utilizan nombres hebreos», afirma. «Yusuf se convierte en Yossi, Samir en Sami y Abed es Ami. Ellos buscan su compañía, tratan de conseguir gustarles y les brindan toda la atención del mundo. «Pero eso no durará, advierte la carta: «Tan pronto como usted esté en sus manos, en su pueblo, bajo su control, todo cambia.»
Una protesta en Bat Yam este mes, que estaba relacionada con la carta de los rabinos prohibiendo comercio de bienes raíces con los palestinos, advierte de que las mujeres judías deben permanecer lejos de los hombres árabes, aunque no hay pruebas convincentes que indican que tal fenómeno existe a gran escala o que hay un número cada vez mayor de judías que tienen citas con palestinos.
«Su abuela nunca soñó ni rezó para que uno de sus descendientes pudieran cometer un acto que lleve a alejar a las futuras generaciones de su familia del pueblo judío», manifiesta la carta de las esposas de los rabinos.