Carne deformada como si fuera plástico quemado, huesos retorcidos, vísceras al aire. Resulta inexplicable el horror que se siente al ver estas imágenes de los cadáveres de militantes del grupo armado kurdo PKK. Este periodista consiguió recientemente unas fotografías de un grupo de militantes kurdos abatidos el pasado septiembre que podrían demostrar el uso de […]
Carne deformada como si fuera plástico quemado, huesos retorcidos, vísceras al aire. Resulta inexplicable el horror que se siente al ver estas imágenes de los cadáveres de militantes del grupo armado kurdo PKK. Este periodista consiguió recientemente unas fotografías de un grupo de militantes kurdos abatidos el pasado septiembre que podrían demostrar el uso de armas químicas contra el PKK por parte del ejército turco. He aquí la investigación hecha para El Periódico.
Los miembros del PKK que aparecen en las fotografías fueron abatidos por el ejército turco el pasado mes de septiembre y, a pesar de que las autopsias oficiales se negaron a certificar nada inusual, la Asociación Derechos Humanos (IHD) denunció que los cadáveres presentan restos de productos químicos. Un informe forense del Hospital Universitario de Hamburgo, hecho a petición del semanario alemán Der Spiegel, certifica este punto.
«Hay indicios de que el Ejército turco utiliza armas químicas contra el PKK», explica a este diario Ismail Akbulut, representante de IHD en la provincia de Hakkari. Turquía firmó en 1997 la Convención sobre Prohibición del Desarrollo, Producción y Almacenamiento de Armas Químicas y hasta ahora ha aprobado 12 inspecciones. Un representante del Gobierno ha negado que los miembros del PKK hayan sido abatidos con armas químicas, tildando las acusaciones de «propaganda del PKK». Existe otra posibilidad. «Respecto a este último caso aún no estamos seguros de si los muertos han sido víctimas de armas químicas o se han utilizado productos químicos para deformar los cadáveres tras su muerte», dice Akbulut.
A mediados de los años 1990, la foto de un soldado turco posando con las cabezas decapitadas de dos miembros del PKK enfureció a Europa. Desde entonces no se habían detectado abusos sistemáticos de los cadáveres de los rebeldes kurdos, pero en los últimos meses las denuncias se han multiplicado.
AMENAZA CUMPLIDA
Un activista de derechos humanos explica que, en julio, recibió la llamada desesperada del único superviviente de un comando del PKK. El hombre, encarcelado, afirmaba que los soldados turcos le habían amenazado con decapitar el cuerpo de su comandante, cuyo alias era Capitán Özgür, si no cantaba . Los militares cumplieron su promesa. «Comprobamos que ocho guerrilleros habían sido mutilados. Les habían cortado manos, pies y cabeza. En el caso de las mujeres habían jugado con sus miembros sexuales», relata el activista de la organización humanitaria que atendió al denunciante.
La pasada semana se detectó otro caso: cinco cadáveres de militantes del PKK abatidos en Batman fueron devueltos a sus familias completamente calcinados, denuncia IHD.
«El Estado turco no respeta las normas de la guerra», se queja Akbulut para añadir: «Es necesaria una investigación internacional sobre lo que está pasando».
ORÍGENES
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) se levantó en armas el 15 de agosto de 1984 para reivindicar la independencia de los kurdos de Turquía.
VÍCTIMAS
Desde entonces, han muerto unas 45.000 personas entre rebeldes kurdos, soldados turcos y civiles.
REIVINDICACIONES
Con el paso de los años, el PKK ha reducido sus reivindicaciones y, actualmente, solo exige la autonomía, además del respeto a la lengua y la cultura kurdas. Turquía, la UE y EEUU consideran al PKK una organización terrorista y su líder, Abdulá Ocalan, cumple una condena de cadena perpetua.
En lo que va de año el PKK ha incrementado sus atentados y ataques matando a cerca de un centenar de soldados y policías turco. El pasado viernes, el PKK anunció una tregua hasta el próximo 20 de septiembre.