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¿Está utilizando Israel armas termobáricas en el holocausto palestino?

Fuentes: BBSNews

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Cabo del cuerpo de Marines: «Seis balas en tres segundos…¡Pensé que era la hostia!».

No contento con la inmensa carnicería y mutilación del fin de semana pasado, los vampiros israelíes no pudieron resistirlo y volvieron a Gaza la pasada noche para más de lo mismo.

Tampoco al gobierno británico parece importarle un comino que los asesinatos y las atrocidades vuelvan a visitar una y otra vez a los gazanos. Nuestro secretario de política exterior David Miliband declaró: «Condeno los ataques con cohetes contra Israel. Son actos terroristas. Deberían evaluarse como lo que son: un intento de romper el proceso político quebrando la voluntad de quienes están comprometidos con la paz».

Ninguna condena a los actos terroristas de Israel. Ninguna observación de que el proceso político que involucra a comisionados tan poco representativos como Abbas y Fayyad está sentenciado. Ningún reconocimiento de que la perspectiva de paz ha quedado ya desbaratada por la aceleración del saqueo de la tierra y el ilegal programa de asentamientos de Israel.

Y ese querido muchacho sigue apareciendo como un completo ignorante de algo inevitable… que alguien, antes o después, tendrá que hablar con Hamas. Las buenas maneras lo exigen, aunque el sentido común falte.

De cualquier modo, ¿quién es ese, quién es Miliband?, me preguntó alguien. ¿Escribe sus propios discursos o utiliza las palabras que le suministra algún amanuense sionista a nómina de la Casa Blanca?

Bien, no tengo ni idea. Miliband salió de pronto un día del armario laborista de ‘jóvenes cosas brillantes’ y de repente se convirtió en secretario de asuntos exteriores sin capacidad alguna, en cualquier caso, para el puesto, un disparate agravado por el hecho de que iba uncido al anterior presidente de los Amigos Laboristas de Israel y ministro para Oriente Medio, el Dr. Kim Howells.

Miliband dijo «categóricamente» al Daily Mail que no creía en Dios. Quizá eso explica por qué voto a favor de la guerra en Iraq.

Entonces, ¿podemos interpretar eso como que le importan un comino las armas termobáricas (*) ni que sus compinches estadounidenses e israelíes están utilizándolas contra civiles? La cuestión se plantea porque acabo de recibir un informe del Ministerio de Sanidad en Gaza sobre los efectos de las armas prohibidas que, al parecer, está utilizando Israel.

En julio de 2006, doctores del Líbano y de Gaza manifestaron: «Nunca antes hemos visto heridas y cadáveres como los que nos llegan a sala… ¿De qué están hechas esas nuevas armas que causan tales heridas y muertes atroces?» En ambos lugares, la gran mayoría de las víctimas eran mujeres, niños y ancianos que habían sido alcanzados por los ataques israelíes en las calles, en los mercados y en sus hogares.

Las bombas y granadas termobáricas no dejan heridas visibles

Las cosas que vieron llevaron a los doctores a pensar que, en ambos territorios, estaba utilizándose una nueva generación de armas. Por ejemplo, en Sidón, se hacía la siguiente descripción de ocho víctimas (tres niños, cuatro hombres y una mujer): «Se podía pensar que estaban quemados, pero no lo estaban, sólo el color de su piel era oscuro, estabán inflados y olían de forma horrible. El pelo no estaba quemado ni los cuerpos heridos». Debido al fuerte olor de los cadáveres, el director médico manifestó que no pudo respirar bien hasta al menos doce horas después de haberles examinado.

El informe señalaba: «Las características comunes en todos los cuerpos de las víctimas era la ausencia de heridas importantes… Todas las víctimas presentaban serios edemas internos y hemorragia con pérdida de sangre por todos los orificios del cuerpo. Todos los cuerpos aparecían cubiertos de un polvo oscuro que parecía negro, pero no estaban quemados. Ni las ropas ni el pelo estaban dañados o quemados».

Para hacer la histología, se analizaron muestras de los seis cadáveres en dos laboratorios independientes. Los resultados revelaron que no se habían alterado los componentes de la piel y la dermis y que no había señales de quemaduras. Todas las muestras mostraban partículas de color oscuro que, a nivel histológico, cubrían la piel como si estuviera teñida de hierro.

Los escáneres realizados con el microscopio electrónico mostraron la presencia de fósforo, hierro y magnesio por debajo de los niveles normales de detección. Los análisis del oscuro material refractario que había en la capa de la piel de una de las víctimas dieron que contenía principalmente carbón y oxígeno y cantidades menores de hierro, silicona y calcio. Algunos de esos elementos se utilizan en forma de partículas como aditivos del fuel para aumentar la onda explosiva de las bombas o granadas termobáricas.

Los explosivos termobáricos, o de aire-combustible (FAE, en sus siglas en inglés), funcionan en dos etapas. El proyectil, o contenedor, se quema dispersando el agente de combustión como si fuera un fino aerosol, después se incendia creando una onda explosiva de superpresión que viaja a 3.000 metros por segundo y que, durante el proceso, quema todo el oxígeno existente.

La página de Internet de GlobalSecurity describe el efecto de una bomba termobárica: «Aquellos que se encuentren cerca del punto de ignición se desintegran. Es probable que quienes se encuentren en las zonas limítrofes sufran muchas heridas internas y por tanto invisibles, incluyendo estallido de tímpanos y aplastamiento de los órganos internos del oído, conmoción cerebral grave, pulmones y órganos internos reventados y, posiblemente, ceguera. La destrucción, la muerte y las heridas son causadas por la onda explosiva».

Esos efectos se incrementan si se añade un exceso de metales a la composición explosiva, normalmente aluminio y magnesio.

Un informe de la página de Internet de Tecnología de la Defensa dice que en lugar de heridas fragmentarias o de metralla, un mecanismo termobárico produce efectos expansivos. «Cada tipo de tejido, cuando entra en interacción con la onda expansiva, es comprimido, extendido, fragmentado o desintegrado por la sobrecarga, según sus propiedades materiales. Los órganos internos que contienen aire (senos, oídos, pulmones e intestinos) son especialmente vulnerables a la explosión».

«Seis balas en tres segundos… ¡Pensé que era la hostia!».

EEUU utiliza granadas termobáricas menudas de 40mm desarrolladas para la guerra contra el ‘terror’ en Afganistán. ¿Significa un exceso de imaginación suponer que se están suministrando y utilizando en lugares como Gaza? Esas pequeñas bellezas producen una «superpresión explosiva termobárica mayor que la fragmentación. Como consecuencia de la reacción termobárica, todo el personal enemigo dentro del radio efectivo sufrirá efectos letales diferentes a los de las balas de fragmentación convencionales».

Las granadas parecen proyectiles de cañón y se disparan desde una lanzadera, que se coloca en el hombro, de aspecto grumoso y agresivo, que lleva un cilindro giratorio dotado de cámaras múltiples. «Puedes colocar seis balas en el blanco en menos de tres segundos», dijo un cabo del cuerpo de Marines. «Pensé que era la hostia». Estupendas, pues, para eliminar a los lanzadores de cohetes Qasam y a sus familias y amigos y a quien quiera que sea que se ponga en su camino…

En los casos de las víctimas examinadas, el arma utilizada no dejó huellas visibles a simple vista, ni tampoco eran detectables a través de los instrumentos normalmente utilizados en hospitales y salas de urgencia. Esto hace que sea mucho más difícil dispensar los cuidados adecuados a los heridos. «Esas armas no dejan fragmentos en los cuerpos de las víctimas y este hecho las coloca ya fuera de las convenciones establecidas para la guerra, independientemente de si son utilizadas contra militares o civiles», dicen los doctores.

Según las Convenciones de Ginebra (Protocolo sobre Fragmentos No Detectables), «está prohibido utilizar armas cuyo efecto fundamental sea herir el cuerpo humano con fragmentos no detectables mediante rayos X».

Por supuesto, nada de esto es nuevo en la industria armamentística. Pero es hora de que los pueblos -los que pagan para el desarrollo de esas armas y que un día pueden encontrarse frente a un final inesperado- tengan más conocimientos sobre estas materias.

Por suerte, aquí en Gran Bretaña parece que se nos revuelve un poco más el estómago que a nuestros termobáricos aliados cuando se trata de armamento prohibido. Hay rumores de que nuestro iluminado gobierno ha optado por ‘la tecnología de explosivos convencionales», diseñada para ajustarse totalmente al derecho humanitario internacional. ¡Qué considerados! Esperemos que las mujeres, niños y ancianos que las padezcan sepan apreciar la diferencia al final.

Supongo que con esto Gran Bretaña se pondrá a la cabeza de la superioridad moral.

N. de la T.:

(*) Sobre las armas termobáricas, puede consultarse, entre otras, la página de wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Bomba_termob%C3%A1rica

Enlace con texto original:

http://bbsnews.net/article.php/20080305085806128