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Estadísticas del apartheid palestino

Fuentes: Rebelión

Desde el estallido de la Intifada, en septiembre de 2000, hasta enero de 2007, el ejército israelí ha asesinado a 5.050 palestinos, hombres, mujeres y niños, herido a 49.760 y arrestado a 10.400 personas, 351 mujeres palestinas han sido asesinadas, 150 enfermos se han muerto en puntos de control sionistas y otros 66 han sido […]

Desde el estallido de la Intifada, en septiembre de 2000, hasta enero de 2007, el ejército israelí ha asesinado a 5.050 palestinos, hombres, mujeres y niños, herido a 49.760 y arrestado a 10.400 personas, 351 mujeres palestinas han sido asesinadas, 150 enfermos se han muerto en puntos de control sionistas y otros 66 han sido matados a palizas por colonos israelíes. Estas estadísticas provienen del Centro de Información Nacional Palestino del departamento de Prensa de la Autoridad Nacional Palestina.

Se trata de un informe que también destaca la magnitud del daño infligido a edificios públicos palestinos hasta julio de 2006, indicando que 645 instalaciones civiles y de seguridad han sido dañadas; 72.437 casas han sido parcial o completamente destruidas, incluyendo las de la franja de Gaza, sólo hasta octubre de 2006. El número de escuelas y universidades que fueron cerradas por las autoridades israelíes ascendió, para agosto de 2006, a 12, mientras que 1.125 han tenido problemas de cierres parciales debido a las clausuras impuestas por la ocupación. El número de establecimientos educacionales que han sido baleados por el ejército israelí ha llegado a 359. Otras 43 escuelas han sido convertidas en recintos militares.

En cuanto a las tierras de labranza que han sido expuestas a violaciones israelíes, para julio de 2006, 80.712 dunams (un dunam equivale a mil metros cuadrados) fueron pasados por bulldozers, casi trece millones seiscientos mil árboles fueron arrasados y 784 tiendas de pastoreo fueron derribadas; 788 aves caseras fueron matadas y 14.829 animales de ganado murieron, incluyendo más de doce mil vacas vacas; 15.549 colmenas de abejas destinadas a producir miel y 425 pozos de agua fueron destruidos completamente, todo ello mientras que 207 casas de granjeros fueron derribadas.

Las autoridades israelíes han destruido también 33.792 dunams de redes de irrigación, derribando 1.360 pozos de agua, rompiendo 631.182 metros de alambrados de púas y devastando 979.239 metros de conductos para el abastecimiento de agua. Es así que el número de granjeros palestinos que han sufrido pérdidas ha alcanzado los 16.195, mientras el número de grandes plantaciones dañadas llega a 16.

Entre enero de 2001 y junio de 2006, el ejército israelí destruyó 9.547 talleres de trabajo. Con respecto al desempleo, el 30,3% de trabajadores palestinos ha estado desempleado; esto es un número total de 288.300 hasta el 30 de septiembre de 2006. La tasa de la pobreza de los Territorios Palestinos Ocupados ha alcanzado el 70%, según datos reunidos hasta el tercer trimestre de 2006.

En cuanto a acciones ilegales de los israelíes contra periodistas, se registran 1.147 ataques; el ejército israelí ha erigido más de cinco mil puntos de control desde octubre de 2001.

247.291 dunams de tierra palestina han sido confiscados para la construcción del muro del apartheid en Cisjordania y Jerusalén oriental, mientras 432 edificios industriales han sido dañados, según los datos del Ministerio de Economía Palestino.

Es así que la situación que se vive en la Palestina ocupada por Israel y la que existía en la Sudáfrica del apartheid son muy similares, según constata un informe elaborado por el relator de la ONU John Dugard, que destaca que un grupo racial intenta dominar a otro. La ONU subraya los paralelismos que existen entre la ocupación que Israel lleva a cabo en Palestina y el apartheid sudafricano. «La discriminación contra los palestinos se produce en numerosos ámbitos. Además, la Convención Internacional para la Eliminación y la Represión del Apartheid, suscrita en 1973, está siendo conculcada mediante numerosas prácticas, especialmente al privar a los palestinos de libertad de movimientos», afirma el informe de la ONU.

La elaboración de este documento ha estado coordinada por John Dugard, relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados por Israel. Dugard, abogado de nacionalidad sudafricana, realizó un sombrío balance de la situación de los derechos humanos, destacando que el bloqueo de la franja de Gaza por parte de Israel es «una forma de castigo colectivo» y que «el uso indiscriminado por parte de Israel de la fuerza militar contra personas y objetivos civiles ha provocado crímenes de guerra». Junto a ello, el informe de Dugard subraya que también se han registrado «serias violaciones de los derechos humanos» en Cisjordania y que el muro de separación que Israel está levantando en el sector de Jerusalén «busca convertirla en una ciudad judía, reduciendo el número de palestinos que viven en ella».

La comunidad internacional ha identificado a tres regímenes como incompatibles con los derechos humanos: el colonialismo, el apartheid y la ocupación extranjera. ¿Cómo denominar la práctica israelí de mantener la dominación sistematizada de un grupo racial diferente hasta llevarlo al exterminio si no como apartheid?

Basta un ejemplo: organismos gubernamentales israelíes promueven desde hace unos meses la construcción en Jerusalén Este del que sería el mayor asentamiento judío en territorio palestino. El asentamiento, que tendría más de diez mil viviendas para familias ortodoxas, se planea edificar cerca del muro de separación israelí, a la altura del puesto de control de Kalandia, que separa el norte de Jerusalén de la ciudad cisjordana de Ramala. El plan pretende asimismo cavar un túnel que comunique esta nueva colonia con la de Kojav Yaakov, situada al este de Ramala y fuera del trazado previsto del muro de separación israelí. Este túnel permitiría a los habitantes de ambas zonas comunicarse. El barrio se edificaría aparentemente en tierras públicas o adquiridas hace décadas por el Fondo Nacional Judío.

Frente a estrategias de colonización como estas, el panorama para los palestinos es desalentador. Un estudio reciente de la organización humanitaria Acción contra el Hambre pone de manifiesto las consecuencias humanitarias del recrudecimiento del conflicto en la franja de Gaza. En la zona de Rafah, cercana a la frontera con Egipto, el 70% de lo menores de dos años tiene anemia (en 2004 eran sólo el 46,5%) y al menos el 22% carece de otros micronutrientes, lo que impedirá un desarrollo sano de la población en esta zona.

El 9,2% de los niños padece de bajo peso. El 41,3% de las mujeres embarazadas, por otra parte, tiene déficit de hierro. Aunque estos niveles no suelen alcanzar los niveles alarmantes de la malnutrición aguda, sus consecuencias en la salud pública de la población serán patentes en el futuro.