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Entrevista a Miguel Jara y análisis del libro Laboratorio de Médicos

Estado de la ética del sector farmacéutico español en 2011

Fuentes: Tercera Información

El tema de la salud va y viene a los grandes flujos mediáticos cada cierto tiempo, pero no es un tema constante. Estos días, el Premio Nobel de Química de 2009, Thomas Steitz, sentenciaba: «las farmacéuticas no quieren que la gente se cure«. Pese a lo que muchos piensan y luego utilizan como argumento acusador, […]

El tema de la salud va y viene a los grandes flujos mediáticos cada cierto tiempo, pero no es un tema constante. Estos días, el Premio Nobel de Química de 2009, Thomas Steitz, sentenciaba: «las farmacéuticas no quieren que la gente se cure«.

Pese a lo que muchos piensan y luego utilizan como argumento acusador, no se trata de una crítica generalizada a la industria farmaceútica, ni tendría ningún sentido hacerlo.

Aclarado esto, seguramente recuerden el vídeo «Fin del letargo: el poder farmacéutico» difundido por Internet hace unos años y que supuso un pequeño susto al «lobby» de las farmacéuticas en España. La agenda mediática ha hecho hincapié en el asunto de los visitadores médicos aún menos que en temas de salud en general. En este campo, Miguel Jara es un referente único, y este año está presentando su última obra: Laboratorio de Médicos: Viaje al interior de la medicina y la industria farmacéutica . A Miguel se le ha criticado de «vendedor sensacionalista» en medios como El Global, diario sobre el mundo farmacéutico (sin haberse leído el libro). En Tercera Información, nos interesa ofreceros los mejores datos del mismo, ya que sin duda constituye un nuevo punto de vista a ese «modelo de progreso que nos enferma«, que tipificó Pascual Serrano refiriéndose al ámbito de la medicina hace algún tiempo, y el libro nos parece un retrato de la iatrogénesis o la negligencia médica en la España actual. Todavía estamos ante un tema tabú, y un universo interior que desconocemos y está cargado de eufemismos que lo disimulan (como llamar «inversión promocional» al ejercicio de presiones de la industria farmacomédica). Pero la naturalidad narrativa de Miguel Jara supondrá una profunda reflexión para muchos de los que están participando en actividades poco éticas de este macrosector.

La principal novedad son los testimonios de fuentes directas: exvisitadores médicos en este actual contexto de desregulación laboral (algunos tal vez pensarían que la precariedad nunca llegaría a este sector) donde cada vez son más los excomerciales que pueden hablar y mucho de las irregularidades del mundo farmacomédico. El ámbito sanitario español aparece en Laboratorio de Médicos copado de casos y experiencias traumáticas; algunas merecidas. El juego del tarugueo , que es como se conoce en el argot de la visita médica al trapicheo de recetas y regalos, o directamente sobornos, no es ficción literaria. Las recompensas a los médicos que recetan los productos van desde videocámaras, cheques gasolina, bonos de El Corte inglés, viajes («turismo farmasanitario»), material médico (para los que tienen más sentimiento de culpa…), incluso visitas a prostíbulos. Se calcula que el 90% de los médicos aceptan estas visitas. Algunos de los productos recetados ha contado con su historial de polémicas propio: omeprazol (protector estomacal), cilaprazil (hipertensión)… En Nueva Jersey, un análisis realizado en la Facultad de Medicina en 2010 asegura que en torno al 85% de los preparados nuevos que salen al mercado farmacéutico ofrecen pocos o ningún beneficio adicional.

Pero en España, este tipo de sobornos por parte de visitadores médicos de grandes compañías están prohibidos por ley. Una ley poco específica, pero una ley: Ley 29/2006, de 26 de julio, de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios) Pero que viene a solapar conflictos que se vienen dando desde los años 90. Uno de ellos incluso consiguió llegar al Tribunal Constitucional,

Algunos testimonios alegan que deberían generarse convenios generales entre industrias y médicos, o establecerse una gestión independizada. Internet, actuando a modo de espejo, nos deja ver cómo este tramposo sector no ha dejado de crecer, alcanzando su propia burbuja que revienta del mismo modo que las demás: destruyendo el empleo. Obras como la de Francisco Orduña Pereira (Manual del visitador médico. Un profesional del mundo de la salud en 2004, y previamente la ponencia impresa El nacimiento de una nueva profesión: visitadores médicos, 1994) parecen servir de base histórica de este boom, y cito textualmente una de sus obras cuando prologa su labor: «edificio de fe en el que el propio Francisco A. Orduña Pereira ha puesto muchos ladrillos». Es, cuanto menos, interesante la inclusión de la fe en un libro de carácter manual.

Es cierto que el marketing farmacéutico como tal no debe tipificarse como negativo, pero grandes portales como PmFarma estudian cómo hacer este negocio cada vez más rentable y eficiente…

La amplitud y especifidad de los llamados visitadores médicos es increíble. La multinacional alemana Schwarz Pharma, la patronal española Farmaindustria, GlaxoSmithKline (GSK), IMS Health (International Marketing Services Health, la mayor multinacional de marketing para farmacéuticas), hasta los médicos locales que a diario reciben una decena de «informadores técnicos», existe un amplio ejercicio de presiones empresariales que conecta con lo que denominaríamos «el tráfico de salud» o el mercado de los medicamentos. Por cierto, uno de los sectores más rentables de Europa, cuyo precio se cobra en valores éticos.

Aquí es donde Miguel Jara deja espacio para los testimonios, que detallan el infierno vivido, las amenazas, acusaciones de despido, el silencio… y por supuesto, la enorme repercusión social en materia de salud o de derechos humanos.

El punto de arranque es sencillo: la autojustificación de los médicos: «¡Todos lo hacen!». Algunos expertos reiteran lo insano de este tejido empresarial en España. El doctor Julián Velasco Gutiérrez, en su estudio: Relaciones entre la industria farmacéutica y los médicos de atención primaria propone tres preguntas básicas que deben hacerse los especialistas:

- «¿Cuál el propósito de la invitación?

- ¿Qué pensarían mis pacientes de este regalo?

- ¿Qué pensarían mis colegas?»

El doctor recomienda: «No hagas nada que no quisieras ver publicado en la primera página de los periódicos».

En España, la ética del sector encuentra un punto de inflexión cuando se crea en 2010 la Plataforma no gracias de médicos por la ética. ¿Necesaria? Sí, pese a que ya existían Oficinas de Evaluación de Medicamentos en diferentes regiones, o la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AGEMED), el Sistema Español de Farmacovigilancia, o incluso organizaciones éticas como la Asociación Española de bioética y Ética Médica (AEBI). Pero la Administración se limita a autorizar o no la comercialización de nuevos medicamentos, dejando campo abierto para la «guerra comercial» que tiene lugar y que no es la mejor garantía precisamente para trabajar con la salud.

¿Y en el resto del mundo? Hay diferentes casos, pero Italia y Venezuela me parecen significativos.

Miguel Jara profundiza en el caso italiano:

«La Policía española jamás ha investigado el tema ni ha hecho una redada masiva de médicos y visitadores como sí han tenido lugar en Italia y otros países. El asunto en el país transalpino fue tan escandaloso que la propia multinacional reconocería los hechos en un comunicado público. Lo haría con los subterfugios y el lenguaje de la corrección que usan los funambulistas del business«.

En Italia, los carabinieri, tras investigar a algunos empleados de GlaxoSmithKline (GSK), una de las multinacionales farmacéuticas más importantes del mundo, llegó a detener a centenares de profesionales que terminaron siendo procesados por «incentivar la prescripción de fármacos».

En Venezuela, para regular esta práctica a la que se añaden otras como la aparente venta de productos caducados, se ha llegado a proponer la existencia de un «Visitador Médico Independiente». En teoría, según este sistema, el visitador se regiría por las normas de ética del visitador médico común, pero promovería productos farmacéuticos naturales, debidamente avalados por instituciones de salud y su ejercicio profesional lo haría de manera independiente, respetando los canales normales de dispensación de medicamentos y ajustándose a la legislación del respectivo país. El ejercicio profesional permitiría al visitador medico independiente escoger su cartera de médicos y farmacias, los que se hallen cercanos a su lugar de residencia y con la plena libertad de manejar sus horarios y días laborables. Es lo que defienden algunos sindicatos como el de Visitadores Médicos de Venezuela. Algo bien distinto a las historias narradas en primera persona de los visitadores médicos que contactaron con Miguel Jara (sacrificados por horarios, viajes, control estricto del uso que da al teléfono y ordenador de empresa, o la exisgencia de resultados insostenibles que demandan las multinacionales citadas).

– Parece que 2011 está siendo un año intenso para usted. Al menos, las noticias sobre el marketing farmacéutico no dejan de aumentar y reproducirse en cada vez más medios. ¿Estamos saliendo de la sombra en esta materia? (Algunos medios como Periodismo Humano consideran el asunto de las farmacéuticas, a grandes rasgos, como un tema periodístico propio, y aunque no mantienen su sección muy actualizada, permanece en portada).

Es cierto que durante los últimos años ha aumentado la crítica ciudadana, su indignación, sobre las irregularidades de la industria farmacéutica, en general pues es un sector amplio y complejo. Los medios lo reflejan aunque se echa en falta que los grandes periódicos, televisiones y radios hagan un esfuerzo mayor y se pongan de parte de la ciudadanía en estos asuntos en los que se juega con su salud y su dinero.

– ¿Tiene este nuevo itinerario ético alguna relación con el hecho de que la medicina y la sanidad en España estén tan valoradas? Nuestro país a menudo se autoproclama líder de la industria medicosanitaria, aunque nuestro éxito provenga finalmente más bien de fenómenos como la cirugía estética o la cultura de la automedicación y el abuso de medicamentos…

También es cierto que medicina y sanidad están muy valoradas en nuestro país. En muchos casos es muy justo y más que tendría que valorarse pero en otros casos la ciudadanía no es consciente del enorme nivel de corrupción que también se produce en el sistema sanitario Y no sólo me refiero a los casos puntuales de corrupción sino a la corrupción institucionalizada como que muchos laboratorios farmacéuticos y empresas de tecnología sanitaria estén imponiendo sus productos al sistema sanitario, en muchos casos con baja o nula evidencia científica ni justificación por su coste-eficacia-peligrosidad, a través de los departamentos de Ventas o Marketing y en concreto de la visita médica, que tiene un claro perfil comercial. Es una paradoja: tenemos un sistema sanitario muy valorado pero demasiado dependiente de los intereses industriales. Y ello marca el tipo de atención, diagnóstico y tratamiento que se le da a la ciudadanía.

– Cada vez más gente piensa que el capitalismo ha traído más ventajas que inconvenientes si echamos un vistazo al margen de población pobre y población rica mundial. ¿Es, siguiendo con la hipérbole, el marketing farmacéutico más perjudicial que beneficioso, a vista de pájaro?

No se puede olvidar la creciente desigualdad que provoca dicho modelo. Es más perjudicial sólo hay que ver que según un metanálisis (un estudio científico que discute y resume otros trabajos publicados sobre una materia concreta) realizado en 2005 en Estados Unidos (EE.UU.) refleja que las intervenciones del sistema sanitario son la cuarta causa de muerte en aquel país. Esto está directamente relacionado con el marketing farmacéutico. EE.UU. y Nueva Zelanda son los dos únicos países del mundo en los que se puede hacer de manera legal publicidad de fármacos que necesitan receta para ser expendidos. También hay que tener en cuenta que muchos medicamentos son más peligrosos de lo que pensamos y ello lo demuestra el cúmulo de fármacos retirados del mercado en los últimos años y los casos de muertes y/o graves efectos adversos provocados por medicamentos que se han producido en los últimos lustros. Buena parte de los medicamentos además no son todo lo efectivos que anunciaban sus fabricantes. En resumen, estamos sobremedicados, con demasiados medicamentos peligrosos y en muchos casos ineficaces.

– ¿Ha pensado en que historias como la que nos cuenta en su libro llegarían mucho más lejos si se convierten en guion de cine o televisión? El actual cine crítico, sobre todo el independiente, está muy por la labor de este tipo de ideas. Y el drama social y la intriga detrás de los mundos de la ciencia se autojustifican hoy día.

Una productora ha estado interesada en llevar a la pantalla grande el libro Laboratorio de médicos pero finalmente no llegamos a un acuerdo aunque estoy abierto a otras propuestas pues creo que es una muy buena idea, el libro tiene una película.

– Algunos testimonios son verdaderamente sorprendentes: ¿ha seguido conociendo nuevos contactos que no hayan tenido cabida en el libro?

Sí sigo recibiendo documentación y haciendo contactos, desde visitadores que han leído el libro y quieren contarme y documentarme cosas, abogados del sector incluso algún gerente de empresa sanitaria que conoce bien el tema.

http://tercerainformacion.es/spip.php?article27790