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Estado palestino, crear la relacion de fuerzas

Fuentes: plateforme-palestine

Traducción Susana Merino

La mayoría de los 193 Estados de las Naciones Unidas han decidido ya reconocer al Estado Palestino según sus fronteras de 1967, como el Estado miembro nº 194. Que los EE.UU. hayan anunciado su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU es una cosa. Que la UE pida a los palestinos que pidan solo un «mediano» reconocimiento de sus derechos es otra. La verdadera cuestión sigue siendo, tanto antes como después de la votación, la relación de fuerzas. Esa relación que el movimiento de solidaridad internacional, cuyos legítimos debates no podrían sustituir las decisiones soberanas del pueblo palestino en lo relativo a su porvenir y a su estrategia, debe contribuir a hacer evolucionarlas.

Alternando acusaciones, presiones y amenazas. Los dirigentes israelíes se han impuesto un objetivo: hacer todo lo posible para impedir el reconocimiento de la ONU un estado palestino independiente dentro de las fronteras de 1967. Luego de veinte años de negociaciones de facto, frente a frente, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ha decidido solicitar la adhesión del Estado palestino a la Asamblea General de la ONU, en estos días de sertiembre, rechazando seguir sometiéndose al advenimiento de un acuerdo previo del Estado que lo ocupa. Para el ministro israelí de Finanzas Youval Steinitz (Likud) este pedido resultaría una amenaza aún más grave que la de Hamas en Gaza» Gaza siempre asediada y sometida a los raids regulares de Tel Aviv . Y es de prever que tal voto «no quedaría sin respuesta de Israel»

Entre otros: el entrenamiento militar de los colonos y la hipótesis, entre otras de represalias económicas, como el de la restitución, como ha venido sucediendo, de los impuestos aduaneros que le corresponden a la autoridad nacional palestina y que constituyen una parte sustancial de su presupuesto. Luego de más de 18 años de los acuerdos de Oslo, destinados a alcanzar una pàz fundada en la legalidad internacional en cinco años a más tarda, el ministro Netanyahu afirma sin sonreir: «El pedido unilateral de los Palestinos constituye una violación de los compromisos asumidos por los palestinos en los acuerdos firmados con Israel» Como si el rechazo a respetar ese calendario, la continuación de la ocupación de Jerusalem Este, progresivamente despoblada de sus habitantes palestinos, la construcción de centenares de kilómetros de muros en Cisjordania, el continuo desprecio a las convenciones de Ginebra ni una política de hechos unilateralmente cumplidos, ni la violación asesina de los acuerdos firmados desde Oslo fueran internacionalmente legales.

Y como si un reconocimiento de la ONU pudiera cambiar ese unilateralismo. Ouzi Landau (del Israel Beiteinou, el partido de la derecha nacionalista de Avigdor Lieberman) ministro de infraestructura nacional previene: Nosotros deberíamos imponer entonces nuestra soberanía sobre los Territorios (palestinos ocupados) sobre los que hay consenso en Israel (sic), es decir el valle del Jordán y los grandes blocs establecidos. Las amenazas muestran el tamaño de lo que está en juego. En mayo último, Benyamin Netanyahu, repitió a los EE.UU. ante el Congreso, los grandes lineamientos de su proyecto que en síntesis rechaza las fronteras de 1967, el desmantelamiento de las colonias y el congelamiento de las construcciones, el retiro de Jerusalem Este y todo reconocimiento a los refugiados palestinos. El Estado palestino que declara estar dispuesto a aceptar se reduce a una serie de enclaves sin continuidad en un parte de Cisjordania, sin viabilidad, sin Jerusalem. Y con el persistente bloqueo a Gaza. Esta huída hacia delante de los dirigentes israelías termina por irritar a sus mismos aliados. O a sus antiguos aliados como Turquía, un pilar de la OTAN y que después de haber pedido vanamente las excusas oficiales de Tel Aviv por el asalto sangriento contra el «Mavi Mármara» en mayo de 2010, anunció la suspensión de los intercambios con Israel en materia de defensa y su intención de dirigirse a la justicia internacional en relación al tema del sitio israelí a Gaza. Una tensión que inquieta a Washington. La gran mayoría de los 193 estados de las Naciones Unidas ya han manifestado su intención de reconocer al Estado de Palestina dentro de sus fronteras de 1967 (Cisjordania con Jerusalem Este y la franja de Gaza es decir un 22% del territorio del mandato palestino) como su miembro 194.

Europa tergiversa en nombre de una unidad que sin embargo no logra consolidar. España e Irlanda apoyan el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y están dispuestos a reconocerlo inmediatamente. Londres duda. Alemania, Italia, los Países Bajos, Bulgaria y Chequia… se oponen en nombre de la primacía de una negociación que los dirigentes israelíes se empeñan en transformar en proceso vano y perpetuo. Francia ha señalado la urgente necesidad de crear el estado palestino, definiéndolo como la mejor garantía de seguridad para Israel, pero su diplomacia intenta soslayarlo Insistiendo en seguir con las conversaciones directas, Alain Juppé, maníaco del eufemismo había asegurado recientemente que en caso de fracasar París sabría asumir sus responsabilidades en la ONU.

Hoy en día Francia a instancias de Bélgica apoya una solución «intermedia» tendiente a evitar la división de Europa, un caos diplomático internacional o un camuflaje a Israel. Pero París pretende tratar de convencer a los palestinos actualizar una vez más la proclamación de su estado pleno y total reclamando solo un estatuto de «Estado no miembro» de la ONU que es a los sumo lo que quiere Tel-Aviv. Singular razonamiento. En principio porque solo entiende como posible la unidad europea la sumisión de sus estados miembros dispuestos a defender el derecho. Y luego porque París ante el alineamiento de los EE.UU. con el gobierno israelí, renuncia a defender una posición independiente que le restituiría a Europa un papel político. Y abdica de la determinación que ha demostrado en otras oportunidades.

Finalmente como en 1999, año en que el Estado debía ser proclamado en virtud de los acuerdos y a despecho de las tardanzas ya acumuladas Paris entiende que debe presionar a los palestinos en lugar de a los dirigentes israelíes. En 1999, habiendo declarado su disponibilidad a reconocer el estado palestino «llegado el momento» Europa a instancias de los EE.UU., presiona a la parte palestina para que renuncie a proclamar la independencia del estado en vísperas de las elecciones legislativas anticipadas israelíes. Esa vez París pondría en guardia a los palestinos sobre el eventual desencadenamiento futuro de sangrientas amenazas israelíes.

Sin poner en tela de juicio la ilegitimidad de tales intimidaciones ni encarar la menor sanción, sin tener en cuenta las exigencias del derecho y de una opinión pública internacional cada vez más superada por la impunidad de que goza Tel-Aviv. ¿Cómo se podría encarar que los palestinos solo ejerzan nada más que medio derecho a la autodeterminación? Que los EE.UU. hayan anunciado ya su veto en el consejo de Seguridad de la ONU es una cosa. Que la UE llame a los palestinos a pedir solo un reconocimiento «intermedio» de sus derechos es otra. Em 1988, em favor de la primera Intifada, Yasser Arafat llamaba a la paz de los valientes entre dos estados Israel y Palestina y el Consejo nacional palestino (instancia de la OLP) proclamaba la independencia en unidad Su necesaria independencia se mantiene en el orden del día.

La estrategia de Salam Fayyad consiste precisamente en apoyar la proclamación de un reconocimiento oficial y por definición multilateral de la comunidad internacional por la existencia de los dos Estados.. Esa estrategia cualesquiera fuere la apreciación de la política de Fayyad en particular y de la autoridad nacional palestina en general, cuenta con la mayoría de Fatah pero también y más allá de la OLP de una gran parte del movimiento popular y de las ONG palestinas. Comprometido por un acuerdo de unidad nacional por el que se ha manifestado la población palestina – y especialmente la juventud – se manifestó en la primavera y el verano.. Hamas no se opone independientemente de los debates que haya en su seno. Lo que no impide que haya debates y preguntas entre los palestinos. Tratan en general del porvenir de los refugiados y de la defensa de sus derechos, cuando ha aparecido la difusión del informe del jurista Guy Goodwin-Gill, que cuestiona especialmente el estatuto de la OLP como representante del pueblo palestino luego de la proclamación del Estado palestino. En fin el derecho de los refugiados palestinos y de sus descendientes es también un derecho individual. Y en tal caso inalienable.

Cemento constitutivo de la OLP desde su nacimiento, la reivindicación del derecho a volver no tiene la menor vocación de extinguirse con el pretexto de una victoria diplomática referida al estatuto estatal de los territorios actualmente ocupados. En fin el consejo legislativo palestino que representa a la población palestina en el territorio actualmente ocupado llamado a constituirse en Estado – y por lo tanto los refugiados que viven allí forman institucionalmente parte del Consejo Nacional palestino representante del conjunto del pueblo palestino.

El reconocimiento del Estado palestino independiente sin desdeñar las reivindicaciones del pueblo palestino a rescatar el conjunto de sus derechos, la OLP, movimiento de liberación nacional no tiene vocación de desaparecer hasta la firma de una paz definitiva. Y las resoluciones pertinentes de la ONU, y por lo tanto la 194, seguirán teniendo que ponerse en marcha. Otro sujeto de debate es el perímetro del territorio sobre el que ejercería su soberanía el estado palestino. La ocupación de Palestina, la colonización que acapara sus tierras y sus recursos el control militar que limita su circulación, más allá de la franja de Gaza ¿no reducirá el estado a una serie de micro enclaves? Es precisamente en sentido inverso en el que se inscribe el pedido palestino, tratando de que se reconozcan las fronteras de su estado de 1967 y su ocupación. Nadie alienta sin embargo ilusiones sobre cambios concretos sobre el terreno que acarrearía un cambio radical del estatuto diplomático.

Esto que aún en el caso de veto de los EE.UU. logaría al menos al reconocimiento de un estado no miembro – a condición de un voto positivo de la mayoría calificada de la Asamblea General de las Naciones Unidas – permitiría sin embargo a los palestinos participar de pleno derecho en todos los organismos de la ONU como la UNESCO, la UNICEF o acudir a la Justicia internacional y produciría una evolución en la relación de fuerzas internacionales. Una etapa consecuente. Pero insuficiente, muy por debajo de la puesta en marcha de los derechos nacionales palestinos que quedarían aún por conquistar.

La verdadera cuestión se mantiene, antes y después de la votación en la relación de fuerzas. Lo que ha faltado para imponer a Israel, desde el comienzo de las negociaciones, fundada en el derecho internacional y con relación a los calendarios acordados. La misma que falta para obligar a levantar el bloqueo a Gaza como también el respeto a las recomendaciones de la Corte internacional de justicia especialmente en relación al muro. Algo a lo que también debe contribuir a hacer evolucionar el movimiento internacional de solidaridad- El que también evoluciona sin embargo al existir tal debate en al ONU. Desde su prisión donde sigue militando por la unidad nacional palestina Marwan Barghouti, fiel a las iniciativas que mantiene desde hace muchos años, defiende la articulación entre la diplomacia y la resistencia no violenta y convoca a realizar marchas en toda Palestina y más allá del día en que se realice el debate en la asamblea general de la ONU.

El movimiento de solidaridad internacional que no sustituiría en sus debates legítimos a las decisiones soberanas del pueblo palestino en cuanto a su futuro y a su estrategia está llamado a hacer escuchar masivamente las voces de este derecho. Los pueblos del mundo árabe en lucha por la libertad, la justicia y la democracia han abierto una nueva página en su historia despertando las esperanzas en toda la región. Barack Obama mismo ha debido reconocer que «en el momento en que los pueblos de Medio oriente y de Africa del Norte se desembarazan de los fardos de su pasado, los esfuerzos para asegurar una paz durable (…) son más necesarios que nunca». Una paz durable significa no seguir excluyendo al pueblo palestino de su derecho a la autodeterminación. Y una próxima etapa: el reconocimiento de su Estado independiente.

http://plateforme-palestine.org/Etat-palestinien-creer-le-rapport,2311