Vivir o sobrevivir a la ocupación y no morir en un checkpoint, y al mismo tiempo asumir las derrotas de las esperanzas, con la mirada en un futuro que no para de proyectar imágenes del pasado en un presente amargo. Esta es la historia de una joven palestina o un niño palestino con la eterna […]
Vivir o sobrevivir a la ocupación y no morir en un checkpoint, y al mismo tiempo asumir las derrotas de las esperanzas, con la mirada en un futuro que no para de proyectar imágenes del pasado en un presente amargo. Esta es la historia de una joven palestina o un niño palestino con la eterna pregunta ¿por qué me trajeron a este mundo? Se disipan las esperanzas, mientras los adultos juegan al escondite y los niños ojean las posibilidades de llegar a ser adultos, todo ello gira alrededor del ser o no ser en una Palestina bajo ocupación.
Con o sin un inquilino de Casa Blanca más o menos sionista, la causa palestina solo vive en el alma de sus dueños, ellos forman el pueblo molesto, el pueblo que le recuerda al mundo, que su vergüenza es enorme y que sus pretendidas civilizaciones, son un espejismo que se refleja en un mar de sangre de inocentes y de atrocidades históricas, escritas en las frentes de cada uno de estos jóvenes palestinos sin futuro.
Caen las máscaras que llevaban los verdugos de las mal llamadas conversaciones de paz, donde nos vemos ante un pelotón de fusileros de las esperanzas, en un paredón en Jerusalén Este «La flor de las ciudades«, la ciudad de la paz donde el sionismo se venga de su espíritu de amor, convirtiéndola en su altar de sacrificios, para un pueblo que sigue recordando día sí y otro también, sus derechos sobre su tierra ancestral.
Con la solución de dos Estados, ¿o un Estado? enterrado su cadáver, un grupo de personas subidos en un carrusel y embriagados de falsas esperanzas, intentan bajar para sacar el cadáver, pero el guarda del cementerio, afirma: «Israel nunca dejará la soberanía de Cisjordania«, (últimas declaraciones de Netanyahu).
Nacer con la vida programada, esto era el destino de esta solución, que solo era posible mantener en el imaginario de los incautos, después de sus primeros cinco años de vida. Los nuevos escenarios para la ocupación o la desocupación de Palestina, están siendo el juego preferido de un grupo de estrategas que juegan al despiste.
Hasta un nuevo reparto de cartas, la mesa de estrategas internacionales, sigue recibiendo nuevos jugadores, mientras tanto, Palestina ocupada cada día es menos palestina por la cantidad de colonos que se instalan en asentamiento, ya declarados legales por parte del ocupante e ilegales por la ONU
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