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El levantamiento sirio

¿Existen aún las fronteras sirio-libanesas?

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

En la barriada de Hizbollah de Haret Hreik, al sur de Beirut y frente al piso de este observador, delante de una pequeña tienda de ultramarinos, se sientan habitualmente tres o cuatro caballeros para beber café y fumar sus argileh o pipas de agua. Tengo muy en cuenta y valoro sus puntos de vista sobre el torbellino de sucesos que se ciernen sobre el Líbano y confío en sus análisis e instinto visceral acerca de cuanto acontece en las calles.

Uno de ellos comentó el pasado martes por la tarde, mientras olfateaba el olor a neumático quemado que venía de unas calles más allá, donde algunos de nuestros vecinos habían bloqueado la carretera del aeropuerto en protesta por el supuesto secuestro de once miembros de una «familia»: «Esto se parece mucho a lo ocurrido en Ain el-Rumaneh». El caballero se refería al asesinato de 30 palestinos el 13 de abril de 1975, cuando las milicias cristianas derechistas de Bashar Bemayal atacaron un autobús local que trasladaba a los refugiados no muy lejos de donde el orador se encontraba sentado. Mi vecino siguió describiendo cómo Ain el-Rumaneh fue la chispa que incendió los quince años de guerra civil en la que perdieron la vida más de 150.000 personas, otro millón resultaron heridas, la cuarta parte de la población del Líbano estaba herida, y hubo también 350.000 desplazados. Otra cuarta parte de la población se marchó del Líbano para nunca más volver.

En estos momentos, hay más libaneses haciendo preparativos para dejar el Líbano por el bien del futuro de sus hijos, entre otras cosas. «Ahora, casi cada día, se producen chispazos. Lo que no sabemos es cuál de ellos causará la explosión pero lo que es seguro es que uno lo conseguirá», dijo. El caballero sentado a su lado, un palestino refugiado de Safad, de nombre Mansur, aseguró a sus amigos que no habría guerra civil porque «los que tienen las armas para ganar no quieren y los que quieren no tienen armas o la necesaria milicia disciplinada para ganar una guerra civil. Algunos están ahora incorporándose, como sustitutivo, a la guerra en Siria para conseguir sus objetivos políticos». Parece que el Líbano no es solo el objeto o el depósito del desbordamiento del conflicto sirio sino que es, en gran medida, parte integral de la escalada de ese conflicto.

Hay claras pruebas de ello y las señales se multiplican a diario. Son demasiado numerosas para poder desglosarlas todas, pero entre ellas se incluyen: la advertencia a sus ciudadanos de todos los países del Consejo de Cooperación del Golfo para que no viajen al Líbano; la preocupación expresada por los dos reyes Abdullah (el de Arabia Saudí y el de Jordania) acerca del actual estatus de «un grupo particular en el Líbano»; la alarma dada por el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon y la Secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton sobre los potenciales efectos catastróficos del levantamiento sirio en el Líbano; la detención de Shadi al-Mawlawi y los enfrentamientos en Trípoli tras los disparos efectuados contra el clérigo sunní Ahmad Abdul Wahid en un control militar.

También se incluyen los combates del pasado fin de semana [26-27 de mayo] en las inmediaciones del campo de refugiados palestinos de Shatila, en la barriada mixta de Tariq al-Yadida, contra un pequeño partido sunní alineado con la antisiria Coalición del 8 de Marzo; el secuestro de un grupo de peregrinos libaneses chiíes por personas desconocidas; la bomba que estalló en un autobús que llevaba a peregrinos libaneses chiíes a Bagdad; los enfrentamientos entre estudiantes en los campus universitarios libaneses e incluso las tensiones en los institutos; y los combates en Ras Beirut del pasado miércoles. En efecto, en las calles de Beirut se producen enfrentamientos regulares. Estos hechos han convertido al gobierno del Líbano y a muchos de sus dirigentes en objeto de bromas y burlas. La única institución nacional que se promueve como fuerza unificadora, el ejército libanés, respetado por la mayoría de los libaneses, ha visto sacudida su popular imagen tras las acusaciones de que sus fuerzas pueden haber asesinado a un sheij sunní, en función de las órdenes llegadas de arriba y no, como ha afirmado el ejército, que los autores hayan sido un par de soldados impresentables en un control.

Cada uno de los incidentes se relaciona con un trasfondo pro sirio o antisirio. Cada hecho estuvo y continúa estando enraizado en el levantamiento sirio, del que algunos afirman que a su vez está conectado con el plan qatarí-saudí-estadounidense para dar un golpe contra Irán, Hizbollah, Rusia y otros en la región que pretende reordenar las realidades políticas. Teniendo en cuenta los profundos lazos históricos, familiares, culturales, políticos y económicos entre Siria y el Líbano, no resulta sorprendente que lo que sucede en un país afecte al otro y siempre ha habido actores internacionales tratando de manipular esos acontecimientos. El alcance de la implicación plantea la pregunta de si Siria se fue verdaderamente del Líbano en 2005, cuando retiró las fuerzas que habían estado ocupando el país desde 1976, después de todo, el resto de sus múltiples vínculos ha seguido sustancialmente ahí. ¿Es posible o incluso deseable separar a los dos países en este tema? La miríada de chispas de las últimas semanas sugiere que Siria y el Líbano siguen inextricablemente relacionados y así seguirán durante un futuro previsible. Las líneas del desbordamiento parecen haberse borrado; el territorio de los dos países soberanos es uno en algunos aspectos, a pesar del Acuerdo de Sykes-Picot y del sistema confesional pergeñado por los franceses para truncar la Gran Siria.

Franklin Lamb es autor de «The Price We Pay: A Quarter Century of Israel ‘s use of American Weapon’s against Lebanon » (1978-2006), disponible en Amazon.com.uk , y de «Hizbollah: A Brief Guide for Beginners». Ha participado en las investigaciones de la Comisión Kahan sobre la masacre de Sabra y Shatila. Es miembro de la Fundación de ese mismo nombre y de la Campaña por los Derechos Civiles de los palestinos en Líbano. Puede contactarse con él en: [email protected].  

Fuente original: http://www.counterpunch.org/2012/06/01/the-syrian-uprising/