Nuevo capítulo en Oriente Próximo. En realidad un capítulo cuyos ideólogos llevan tiempo escribiendo: el de la estratégica farsa del que «ellos no pueden gobernar por sí mismos, se pelean ellos sòlos», que de nuevo ocupa toda la cobertura mediática de la región, obviando hechos tan graves como los bombardeos repetidos sobre Gaza y el […]
Nuevo capítulo en Oriente Próximo. En realidad un capítulo cuyos ideólogos llevan tiempo escribiendo: el de la estratégica farsa del que «ellos no pueden gobernar por sí mismos, se pelean ellos sòlos», que de nuevo ocupa toda la cobertura mediática de la región, obviando hechos tan graves como los bombardeos repetidos sobre Gaza y el sitio arbitrario y constante de cualquier localidad palestina por el «brazo armado» de Israel, el Tsahal, Por eso las noticias, una vez más, dan aliento al ejecutivo de Olmert, máxime cuando se refieren a conflictos «internos» entre palestinos.
Pero la farsa es demasiado grande y persistente en el tiempo como para resistirse a la evidencia:¿se pelean las «facciones» palestinas de Gaza por su inherente vocación violenta o espontánea por el poder o es el confinamiento de 1´5 millones de personas con algunas armas y sin comida, la presión a un gobierno democráticamente elegido?
Más importante que saber cuántos palestinos de uno u otro bando han muerto es saber quiénes y por qué han diseñado ese enfrentamiento. Primero propugnan y presionan para unas elecciones democráticas, y cuando el pueblo elige, libremente, si el resultado no es el que les place, hay que derrocar al gobierno electo de cualquier forma. Es el ejecutivo israelí y la administración de Bush quien gana en caso de un conflicto interno palestino El repetido pretexto de la necesidad del «reconocimiento de Israel» cobraría sentido y credibilidad si el ejecutivo Hebreo también reconociese (y garantizase, como país ocupante, de acuerdo con el IV Convenio de Ginebra) una vida digna para el pueblo palestino y la necesidad de un Estado Palestino tal y como establece la resolución 242 de la O. N U, con las fronteras anteriores a Junio de 1967. O si el primer ministro palestino Haniya y otros líderes de Hamás no lo hubieran hecho ya, al menos indirectamente, con la demanda de la creación de un Estado Palestino con dichas fronteras (evidentemente el resto seguiría siendo soberanía judía). Además la historia reciente revela intrascendente ese reconocimiento formal: Arafat lo hizo y acabó amenazado de muerte, sitiado en las ruinas de la Mukata, y muriendo en unas circunstancias aún no esclarecidas.
EL GOBIERNO FUNDAMENTALISTA ISRAELÍ
Les escribo a propósito de la noticia recién publicada sobre el nuevo ministro israelí de asuntos estratégicos. Hay dos cuestiones que me llaman la atención al respecto:
1º-En primer lugar, llamando a las cosas por su nombre, siguiendo una línea de coherencia mínima respecto a los términos empleados para los palestinos: ¿ Cómo es que la inclusión en el gobierno de coalición de un dirigente xenófobo (pretende la expulsión de los árabes) y de un partido integrista, Israel beitenu (partidario de la expansión de las colonias judías en la Palestina ocupada) no merece el mismo trato despectivo por parte de los mass media y el gobierno israelí, la misma presión política y económica que sufrió, y sufren los palestinos tras la limpia victoria de Hamas en las últimas elecciones democráticas palestinas?
2º-Respecto a las «amenazas estratégicas» para el Estado israelí, la repetida idea de la «supervivencia» en virtud de la supuesta existencia de peligrosos enemigos potenciales carece de fundamento por dos motivos:
1-Es precisamente el Estado israelí el único de la zona con armamento nuclear y con un gran ejército, mientras que los palestinos, sin ejército, apenas tiene armamento entre sus grupos de resistencia.
2-Tiene Israel el apoyo internacional y la sobreprotección de la única superpotencia política, económica y militar del mundo, los EE. UU, junto a un reconocimiento internacional consolidado, mientras que la población palestina ni siquiera goza de Estado propio y vive una situación de pobreza extrema por el bloqueo económico. Respecto al «reconocimiento como Estado con unas fronteras seguras» demandado por Israel respecto de los países árabes de la región, sólo Siria, y por motivos evidentes (ocupación de los Altos del Golán), no lo ha reconocido aún formalmente.
Por otro lado, el repetido pretexto de la necesidad del «reconocimiento de Israel» por la Autoridad Palestina cobraría sentido y credibilidad si el ejecutivo Hebreo también reconociese (y garantizase, como país ocupante, de acuerdo con el IV Convenio de Ginebra) una vida digna para el pueblo palestino y la necesidad de un Estado Palestino tal y como establece la resolución 242 de la O. N U, con las fronteras anteriores a Junio de 1967. O si el primer ministro palestino Haniya y otros líderes de Hamás no lo hubieran hecho ya, al menos indirectamente, con la demanda de la creación de un Estado Palestino con dichas fronteras (evidentemente el resto seguiría siendo soberanía judía). Además, la historia reciente revela intrascendente ese reconocimiento formal: Arafat lo hizo y acabó amenazado de muerte, sitiado en las ruinas de la Mukata, y muriendo en unas circunstancias aún no esclarecidas.