Hasta hoy, se reconoce a cuatro personas como «descubridores» de Cuba. El número uno, obviamente, es Cristóbal Colón; el primer europeo en llegar a estas tierras, que no el primer ser humano, pues le habían precedido los aborígenes, cuyo arribo a la Isla se produjo cuatro milenios antes de la llegada de los españoles, en […]
Hasta hoy, se reconoce a cuatro personas como «descubridores» de Cuba. El número uno, obviamente, es Cristóbal Colón; el primer europeo en llegar a estas tierras, que no el primer ser humano, pues le habían precedido los aborígenes, cuyo arribo a la Isla se produjo cuatro milenios antes de la llegada de los españoles, en varias corrientes migratorias, inicialmente originadas en el Norte del continente a través de la Florida, y luego, en sucesivas oleadas, desde la desembocadura del río Orinoco, a lo largo del arco de las Antillas. El sabio alemán Alejandro de Humboldt -por sus estudios de la geografía, la flora, la fauna, la topografía, el clima, la geología, los suelos, la producción de azúcar y por su «Ensayo político sobre la Isla de Cuba», en que recomendó la abolición de la esclavitud- es considerado nuestro segundo descubridor.
Ya en el siglo XX dos cubanos recibieron igual título. Primero, la sabiduría de Fernando Ortiz y su monumental obra sobre la riqueza cultural cubana, la recuperación del invaluable aporte de África a nuestra identidad, y su contribución a la antropología cultural con el concepto de transculturación, hicieron que se le considerara nuestro tercer descubridor. Más tarde, el geógrafo Antonio Núñez Jiménez, por su relevante labor como espeleólogo y geógrafo, fue llamado el cuarto descubridor de Cuba, y parecería entonces que ya los nacidos en esta Isla habíamos adquirido la capacidad de descubrirnos nosotros mismos.
Pero no, he aquí que ya en el siglo XXI otro personaje llegado allende los mares -aunque no es aborigen, navegante ni naturalista- vuelve a descubrir estas tierras. Se trata de alguien que en varias ocasiones hemos citado en La pupila insomne, por cierto, no siempre para mal. Fernando Ravsberg, el corresponsal en Cuba de la corporación británica BBC, que hace unas semanas se erigía en vocero de «los pobres» en la Isla que -según él- «son cada vez más pobres y los burócratas más ricos a costa del sacrificio de los demás», para a renglón seguido decir que «…la batalla entre unos y otros es desigual. La burocracia ejerce su poder tras un entramado de leyes, circulares, resoluciones y normativas que limitan la libertad de acción de los campesinos, los trabajadores por cuenta propia y los intelectuales». En un trabajo más reciente, esta persona elogiaba a «un un grupo de periodistas bien preparados y ansiosos de subir al ring», algo que «le impiden poderosas fuerzas internas que boicotean la transparencia».
Burocracia, periodismo triunfalista, y muchos otros problemas tenemos en Cuba, lo dicen nuestro pueblo y varios de sus dirigentes con bastante frecuencia en los últimos tiempos, y cuando perduran a pesar de ello es – entre otras causas- porque las soluciones no son sencillas. Pero no para Ravsberg; en el texto «Un hombre de talento» aludíamos al post en su blog Cartas desde Cuba donde anunciaba para este año la solución de los problemas de la Isla, en una forzada comparación con la discriminación racial en EE.UU. en los años 50 del pasado siglo: «Pero seamos optimistas y apostemos a que en el 2011 -en la taquilla de la terminal de trenes, en la reunión de la cooperativa o en la cola de la panadería de mi barrio- aparecerá una Rosa Parks* que con un simple ¨no¨ pondrá todo en su lugar.»
¿Será porque ya está terminando la primera mitad del 2011 y no aparece la Rosa Parks por la que apostó para poner todo en su lugar en Cuba, la razón por la que Fernando Ravsberg insiste en sus combativas alusiones a periodistas, campesinos, intelectuales, homosexuales, jubilados y trabajadores por cuenta propia en la Isla?¿Pensará el hábil reportero que quienes enfrentamos dificultades de todo tipo en este país -incluyendo una prensa lastrada por el hábito de la estridencia y el formalismo, para decirlo con palabras del presidente Raúl Castro– , somos lo suficientemente ingenuos para creer que alguien a sueldo de una transnacional puede actuar legitimamente como vocero de nuestras inquietudes y ser el anunciador de las soluciones que con tanta urgencia demandamos?
Paradójicamente, es en los países en que radican las casas matrices de emoporios comunicacionales como BBC, donde -denunciando que los pobres son cada vez más pobres y los burócratas (banqueros, políticos, grandes empresarios, ejecutivos de grupos mediáticos, etc) más ricos a costa del sacrificio de los demás- están saliendo por estos días a las plazas muchas Rosas Parks a decir que ¨no» y tratar de ponerlo todo en su lugar. Lamentablemente, ni la BBC, -que ha hecho su aporte prometiendo lanzar a la calle a miles de sus trabajadores– ni ningún otro medio dedicado a «descubrir» esta Isla se había ocupado de ellos con «Cartas» desde Francia, Grecia, España o Portugal.
«Conoce su profesión, sin dudas, y es un buen comunicador, aunque a veces juegue a estar y a no estar, y guste de poner una de arena, para justificar dos de cal» dice el ensayista cubano Enrique Ubieta al polemizar con el corresponsal en Cuba de la BBC, a partir del modo en que este último pasó -en palabras de Ubieta- «gato por liebre» al aludir a una entrevista concedida por el director de la revita La calle del medio al periódico digital larepública.es. Es ese juego de repartir arena y cal el que llevó a los colegas de Cubainformación a titular este video -basado en nuestro citado post- «Fernando Ravsberg: la forzada equidistancia de un corresponsal en La Habana«, que quizás ayude a entender el comportamiento de este empleado de la corporación británica en la capital cubana.
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/05/31/fernando-ravsberg-%C2%BFel-quinto-descubridor-video/
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