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Diario de El Paso

Fiscal del Caso de los Cinco se negó a presentar cargos contra Posada Carriles

Fuentes: Cubadebate

La fiscal que procesó a los Cinco cubanos en Miami, Caroline Heck-Miller, se negó a presentar cargos penales contra Luis Posada Carriles pese a una petición del Departamento de Seguridad, admitió hoy en Corte la fiscal Gina Garrett-Jackson. Respondiendo a las preguntas del abogado de Posada Carriles, la fiscal que dirigió el caso de asilo […]

La fiscal que procesó a los Cinco cubanos en Miami, Caroline Heck-Miller, se negó a presentar cargos penales contra Luis Posada Carriles pese a una petición del Departamento de Seguridad, admitió hoy en Corte la fiscal Gina Garrett-Jackson. Respondiendo a las preguntas del abogado de Posada Carriles, la fiscal que dirigió el caso de asilo de Posada en el 2005 dijo que ella le pidió esto a Caroline Heck-Miller antes de proceder con la solicitud de asilo: «Le pedí a Heck-Miller que considerara procesar penalmente a Posada. Sin embargo, ella no estaba interesada en eso, y por tal motivo, yo dejé de pedírselo».

Los Cinco fueron condenados en Miami a largas sentencias por conspiración para cometer espionaje, pese a la ausencia de evidencia que probara que hubiesen obtenido algún documento clasificado. Uno de ellos, Gerardo Hernández Nordelo, fue condenado también por conspiración para cometer homicidio en relación con el derribo de dos aviones de Hermanos al Rescate, pese a la falta de pruebas de que él haya tenido conocimiento de un supuesto plan para derribar las aeronaves.

Heck-Miller es la fiscal que insistió en llevar el caso de los Cinco a juicio, la negó el traslado del caso fuera de Miami, y la que jugó un papel clave para que ellos fueran condenados injustamente a largas sentencias.

Increíble, pero cierto, que nos enteramos hoy que ella haya sido la fiscal en Miami que tomó la decisión de no presentar cargos penales en el 2005 contra Posada Carriles. El hombre que dirigió la campaña terrorista contra Cuba, la misma que los Cinco trataron de detener para salvar vidas. Son algunas de las verdades ocultas que este proceso legal contra Posada Carriles van destapado.

LOS BUENOS DIAS

Después de un receso de cuatro días, el Caso Posada se reinició donde había parado la semana pasada. Los fiscales llegaron primero. Timothy Reardon III con un traje azul a rayas, camisa blanca muy bien planchada, pañuelo blanco en el bolsillo del saco, corbata azul clarito y… el ojo derecho rojo. Dice que tiene un vaso sanguíneo roto. Jerome Teresinski, otro de los fiscales y dos agentes del FBI que llevan el caso Posada, acompañaban a Riordan.

Poco después de los fiscales, a las 8:30 en punto, entraron al tribunal Luis Posada Carriles con uno de sus abogados, Felipe Millán, más su guardaespalda. Todos se dieron unos buenos días cordiales.

Cuando entró Hernández, el abogado principal de la defensa, Posada se levantó agitado: «Tengo que hablar contigo», le dijo. Salieron al pasillo para hablar privadamente.

¿UN POSADA O UN PICASSO?

Comenzamos a las 9:10 AM. Antes de convocar al jurado, había ciertos asuntos preliminares que decidir. Posada está acusado de perjurio por desmentir ante las autoridades inmigratorias de los Estados Unidos las cosas que el New York Times le atribuye durante una entrevista que le concedió a los periodistas Anne Louise Bardach y Larry Rohter en el año 1998. Específicamente, que había sido el autor intelectual de la conspiración para hacer explotar bombas en La Habana en 1997, una de las cuales mató a un turista italiano llamado Fabio di Celmo. Él niega haberle dicho eso a los periodistas.

Para mostrar que Posada quedó satisfecho con la entrevista que le hizo Bardach, los fiscales presentaron una petición para que ella entregue un óleo, pintado por Luis Posada Carriles. Quieren demostrarle al jurado que Posada estaba tan contento de su encuentro con la periodista que le regaló un cuadro, e incluso se lo dedicó el 8 de junio de 1998: «A mi amiga Ana, que comprende nuestra causa por una Cuba libre».

Bardach se oponía a prestarle la «valiosa obra de arte», que mide 6 pies cuadrados, a los fiscales, porque le privaría de poder disfrutar de la supuesta belleza del cuadro, mientras dure el litigio y porque el traslado del cuadro sería engorroso. Presentó una moción en la cual ofreció enviar unas fotos en vez del cuadro.

«La moción esta es tonta», le dijo Reardon al juez esta mañana. Bardach «no tiene potestad para decidir cual es la evidencia que la fiscalía le muestre al jurado», añadió. Sin embargo, con un tono irónico, ofreció devolverle el cuadro inmediatamente al haber concluido el juicio para que «ella no esté mucho tiempo sin su preciada posesión».

La jueza inmediatamente decidió. Bardach está obligada a cargar con su cuadro a El Paso para que Reardon se lo muestre al jurado y por supuesto al público. Es un acto formal de presentación de pruebas, no una exhibición artística. Difícilmente alguien con un mínimo de gusto lo quiera tener en la sala de su casa. Cualquiera que haya visto una pintura del acusado, admitiría que ni Posada es Picasso, ni un cuadro firmado por él vale más que una pintura hecha por un niño de cuarto grado de primaria.

Despachado el tema del cuadro, la jueza convoca al jurado a las 9:18 de la mañana y continuamos con el contra-interrogatorio de la fiscal de Inmigración Gina Garrett-Jackson. Ella estaba encargada del caso Posada durante el trámite inmigratorio en el año 2005 y fue quien lo interrogó ante el Juez Abbott.

Durante el interrogatorio que le hizo Garrett-Jackson, Posada dijo que había ingresado a los Estados Unidos por la frontera con México y que no sabía nada de las bombas que explotaron en La Habana en 1997, una de las cuales mató al italiano Fabio di Celmo en el Hotel Copacabana. La fiscalía sostiene que eso es mentira. Que Posada entró al país en una embarcación llamada El Santrina y que antes alardeó ser el autor intelectual de las bombas en La Habana. Incluso le dijo al New York Times que «ese italiano estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Yo duermo como un bebé».

EL TESTIMONIO DE GINA GARRETT-JACKSON

El abogado de Posada especialista en casos de inmigración, Felipe Millán, mantiene que Garrett-Jackson atrapó a Posada Carriles. Que quería que lo encausaran por perjurio y no le interesaba el trámite inmigratorio. Millán la interrogó minuciosamente sobre los fiscales y agentes federales que colaboraron con Garrett-Jackson en el año 2005 sobre el caso Posada. La lista es amplia: (1) Noel Espada, un agente de Inmigración que fue a Guatemala para entrevistar testigos; (2) un fiscal de apellido López quien acompañó a Espada a Guatemala; (3) un agente de Inmigración de apellido Capanelli, quien estuvo al tanto del caso a través de los correos electrónicos que le mandaba Garrett-Jackson; (4) Steve Usher, otro agente de Inmigración; (5) Chris Torres, otro analista de Inmigración; (6) Joel Ardiner, quien trabaja en la oficina principal de Inmigración en Washington, en la oficina de la ley de seguridad nacional; (7) Ria Ram-Logan, la abogada principal de Inmigración en Miami; (8) Omar Vega del FBI; (9) Sr. Rice del FBI; (10) el Sr. Pereira también del FBI, y (11) Carolina Heck-Miller, fiscal federal en Miami encargada del caso de los Cinco, a quien Garrett-Jackson le pidió que presentara cargos penales contra Posada y que inexplicadamente se rehusó hacerlo.

Garrett-Jackson también hizo referencia al testigo estrella de Posada Carriles durante el trámite de asilo, Joaquín Chaffardet. Durante su contra-interrogatorio, ella dijo que recuerda que Chaffardet testificó durante un día, el 30 de agosto de 2005, que Posada sería torturado en Venezuela si fuese deportado ahí. Millán no le preguntó a Garrett-Jackson por qué no había interrogado a Chaffardet.

El testimonio de Chaffardet fue clave en el caso de asilo en el 2005. Le dijo al juez que Venezuela tortura a los presos, que agentes cubanos irían a Venezuela a torturar a Posada Carriles y que el gobierno de Venezuela lo permitiría. Si Garrett-Jackson lo hubiera interrogado quizás el juez se hubiera enterado que Chaffardet era un testigo parcializado a favor de Posada, porque el «testigo» fue jefe del cubano-venezolano en los servicios de inteligencia de Venezuela, luego sería su abogado en Caracas y resultaría más tarde encausado -en el año 1985- por haber ayudado a Posada Carriles a escaparse de la cárcel en San Juan de los Moros antes de que se concluyera el juicio contra él, por 73 cargos de asesinato en relación con la voladura de un avión de pasajeros.

Como testigo, Garrett-Jackson es lenta, laboriosa y aburrida. Tiende a dar explicaciones largas y a no contestar las preguntas con precisión. Se desvía y desespera a todos. Sin embargo, cuando Millán le dijo que ella buscaba atrapar a Posada con cargos penales de perjurio y que por eso le hizo en el 2005 tantas preguntas sobre cómo había ingresado a los Estados Unidos, Garrett-Jackson se animó, alzó la voz y dijo firmemente: «Después de haberlo visto, me pregunté: ¿será posible que él haya cruzado el Río Grande? Por eso le hice esas preguntas, no por otra razón». Posada tiene 83 años, camina con cierta dificultad. No parece tener la fuerza que recuerdan sus víctimas en Venezuela, la de un hombre capaz de romper un hígado de un solo puñetazo o hacer parir a una mujer embarazada de una patada. No hablo en sentido figurado. Ocurrió.

El juez de inmigración en el 2005 ordenó la deportación de Posada Carriles, pero no a Cuba o a Venezuela debido a que sería torturado en ambos países. Garrett-Jackson dijo que había decidido no apelar esa decisión, después de haber consultado con sus superiores.

EL TESTIMONIO DE MARÍA SEMERARO

El segundo testigo del día fue María Semeraro. Una mujer de 52 años, alta, fuerte, con una mini-falda del color del vino de borgoña, el pelo pintado de rubio y rizado. Dijo que es cubano-americana, que llegó a los Estados Unidos a los nueve años. Trabaja para el FBI como transcriptora-traductora.

Fue la que transcribió las grabaciones del trámite de asilo que ocurrió en el 2005. Bridget Behling, del equipo legal de la fiscalía, logró que Semeraro declarara ante el jurado que las transcripciones que ellos tienen a su disposición son legítimas y reflejan las grabaciones que se hicieron durante el trámite inmigratorio entre junio y agosto de 2005.

«Art» Hernández, el abogado de Posada Carriles, logró que Semeraro admitiera que ella podía escuchar las voces de Posada Carriles, las de los abogados y la del juez, pero no la del interprete cuando ésta le interpretaba del inglés al español, ya que el interprete le dirigía la interpretación solamente a Posada Carriles y en una voz muy bajita. También logró que Semeraro reconociera que hay diferentes maneras de traducir una palabra.

La jueza paró en este punto. El caso continúa el miércoles, a las 8:30.

UN APARTE

Venezuela no tiene potestad para hacer preguntas durante este proceso. Solamente observamos. Me hubiera gustado que Gina Garrett-Jackson haya contestado estas:

1. Antes de haber revisado alguna evidencia y antes de escuchar testimonio alguno, usted dice que concedió que Posada Carriles sería torturado si fuese deportado a Cuba. ¿Por qué? ¿En qué basó su decisión?

2. ¿Qué evidencia tiene usted de que, aparte de los que están en la base militar estadounidense de Guantánamo, hay presos torturados en Cuba?

3. ¿Por qué usted decidió no hacerle contra-interrogatorio a Joaquín Chaffardet durante el caso de asilo en agosto de 2005?

4. ¿Piensa usted que no era importante que el juez de inmigración se haya enterado de que Chaffardet era un testigo parcializado hacia Posada Carriles?

5. ¿Piensa usted que no era importante establecer que Chaffardet fue el jefe de Posada en la DISIP (la inteligencia venezolana), abogado de Posada en Caracas y que fue encausado en Venezuela por haberlo ayudado a escaparse de la prisión?

6. Durante el trámite de asilo en el 2005, cada vez que había que tomar una decisión importante, usted pedía un receso y llamaba por su celular. ¿A quién llamaba? ¿Qué instrucciones recibía? ¿Quién estaba encargado de la estrategia para el caso de inmigración de Posada Carriles?

7. Usted testificó que trabaja para el Departamento de Seguridad en Miami. El caso de asilo de Posada fue en El Paso. ¿Quién decidió enviarla a El Paso? ¿Por qué? ¿Ha trabajado usted otros casos en El Paso, o este fue el primero y el último?

8. Las grabaciones del caso de asilo de Posada muestran que usted no utilizó información de los récords del gobierno federal para interrogarlo. Que solamente utilizó la entrevista que éste le dio al New York Times. ¿Por qué? ¿Usted tuvo a su disposición algún expediente del FBI?

9. Cuba le proporcionó al FBI pruebas sobre el involucramiento de Posada Carriles en la campaña de bombas en La Habana. ¿Compartió el FBI esos documentos con usted? ¿Por qué no los usó?

10. ¿Por qué usted no presentó testigos contra Posada Carriles durante el trámite de asilo en el 2005? ¿Habló usted con el FBI para que le proporcionaran agentes que tenían conocimiento del historial terrorista de Posada Carriles?

11. ¿Sabe usted que Caroline Heck-Miller es la fiscal principal del caso de los Cinco? ¿Sabe usted quienes son los Cinco? ¿Sabe usted que los condenaron en Miami, como dijo un panel de jueces de apelación en Atlanta, en una «perfecta tormenta de prejuicios»?

12. ¿Sabe usted las razones que tenía Carolina Heck-Miller para no querer procesar a Posada Carriles penalmente? ¿Qué opinión tiene usted de esa decisión?

13. ¿Cuál fue el verdadero propósito de trámite de inmigración en el 2005: protegerlo o procesarlo?

(José Pertierra es abogado y tiene su bufete en Washington. Representa a Venezuela en el caso de extradición de Luis Posada Carriles)

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/01/19/diario-de-el-paso-fiscal-del-caso-de-los-cinco-se-nego-a-presentar-cargos-contra-posada-carriles/