Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza.
El Gobierno del presidente francés François Hollande está renovando sus esfuerzos para socavar fatalmente los derechos de los palestinos, concretamente los de los refugiados.
El diario francés Le Figaro ha conseguido el texto de un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que la Administración Hollande se dispone a introducir en algún momento antes de septiembre.
La resolución debería entenderse como el equivalente internacional a las medidas cada vez más enérgicas que está tomando Francia para prevenir la solidaridad con Palestina con el pretexto de luchar contra el anti semitismo.
La resolución consagraría el principio sionista y segregacionista de «dos Estados para dos pueblos«.
También pide una «compensación» para los refugiados palestinos en vez del derecho de retorno a las tierras de las que fueron expulsados y excluidos simplemente por no ser judíos.
Según Le Figaro, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, ha compartido el texto del proyecto con los gobiernos árabes.
La resolución fija un límite de 18 meses para las negociaciones, con el fin de alcanzar una «paz justa, duradera y completa» entre los israelíes y los palestinos.
Si no se llegara a un acuerdo en el plazo establecido, Francia podría otorgar reconocimiento diplomático al inexistente «Estado de Palestina».
Impulsar la agenda israelí
El texto de la resolución recicla fórmulas del fallido «proceso de paz» que fueron cuidadosamente escritas para permitir a Israel maximizar la anexión del territorio ocupado y mantener los asentamientos que ha construido en él violando el Derecho Internacional.
Aboga por la creación de un Estado palestino «basado en las fronteras del 4 de junio de 1947, con intercambios de territorio equivalente acordados mutuamente», mientras sitúa las denominadas «exigencias de seguridad» de Israel en el «centro de futuras negociaciones».
Como he señalado en otras ocasiones, el término «basado en» debe ser considerado en este caso igual de fiable que cuando se dice que una serie de televisión está «basada en» una historia real.
Otro aspecto reciclado de la resolución es la exigencia de que el «Estado» palestino sea «desmilitarizado» y de una retirada israelí por etapas de su territorio durante un periodo de tiempo sin especificar, que podría, como los términos de los acuerdos de Oslo de 1993, alargarse hasta el infinito.
Así, mientras que los palestinos serían desarmados, no se establece ninguna limitación a las fuerzas militares que Israel ha empleado durante décadas para llevar a cabo una limpieza étnica y conquistar las tierras de los palestinos y de los Estados vecinos.
Sin derecho de retorno
Con respecto a los refugiados, el texto francés insta a encontrar «una solución justa, equilibrada y realista al problema de los refugiados», subrayando que se basaría en un «mecanismo de compensación».
Esto, por supuesto, es otra concesión clara a la negativa israelí de permitir a los refugiados palestinos regresar a sus hogares para que Israel pueda mantener una mayoría judía: un intento racista que contradice el derecho legalmente reconocido de los refugiados, aplicado en Bosnia, a regresar a sus hogares y tierras incluso si las autoridades locales se muestran intolerantes hacia su grupo étnico o religioso.
Consagrar la segregación
En lo que se refiere a la inclusión en el texto de la fórmula «dos Estados para dos pueblos», Le Figaro comenta: «Esta mención aparentemente inocua constituye el comienzo de una concesión a los israelíes, quienes durante años exigieron el reconocimiento del carácter judío de su Estado. Es una exigencia que los palestinos consideran inaceptable dado que la quinta parte de la población israelí son árabes musulmanes o cristianos».
He señalado en otras ocasiones que esta fórmula, promovida por la política israelí Tzipi Livni en anteriores rondas de negociación, tiene el propósito de legitimar la exigencia de Israel de que le sea otorgado el derecho de discriminar a los palestinos, concretamente a los ciudadanos palestinos de Israel y a los refugiados.
Le Figaro también advierte que en el texto del proyecto se emplea una «fórmula vaga» que establece que Jerusalén sería «la capital de los dos futuros Estados».
Peor que la última resolución
El pasado mes de diciembre, una resolución similar presentada por Jordania en nombre de la Autoridad Palestina no logró la mayoría en el Consejo de Seguridad. Fue un gran alivio.
Antes de celebrarse las votaciones, expliqué porqué quería que EEUU vetara la resolución: por el daño que se causaría a los derechos palestinos. Sostuve que, si se aprobaba, esa débil resolución negaría de manera efectiva las resoluciones existentes, mucho más sólidas.
Sabía, por supuesto, que el veto por parte de EEUU no iba a estar motivado por mis preocupaciones, pero sentía que era preferible el fracaso de la resolución por el veto estadounidense antes que su aprobación.
Aparentemente, el nuevo proyecto francés es todavía peor para los palestinos que el que fracasó en diciembre.
Como ha escrito Joseph Massad, profesor de la Universidad de Columbia, las iniciativas para «reconocer» el «Estado de Palestina» no son más que el intento de los Estados europeos de preservar Israel como un Estado racista (leer el artículo de Massad en francés).
Tengo esperanzas de que los amigos de la causa palestina en Francia no se dejarán seducir por las promesas de la Administración Hollande de «reconocer» un imaginario Estado palestino, lo que les llevaría a dar un apoyo equivocado al plan.
Por el contrario, deberían poner de relieve en todos los foros posibles que no puede haber paz sin la restitución de todos los derechos humanos y políticos a todos los palestinos.
Ali Abunimah es cofundador de The Electronic Intifada y autor de The Battle for Justice in Palestine , publicado por Haymarket Books.