Con Franco muy especialmente se decía que África empezaba en los Pirineos. También en mis años en Andalucía he escuchado que España terminaba en Despeñaperros, supongo que en broma. (De todas formas, llama la atención que las últimas incorporaciones peninsulares a la corona de Castilla reclamen para sí las esencias de la nueva «patria común […]
Con Franco muy especialmente se decía que África empezaba en los Pirineos. También en mis años en Andalucía he escuchado que España terminaba en Despeñaperros, supongo que en broma. (De todas formas, llama la atención que las últimas incorporaciones peninsulares a la corona de Castilla reclamen para sí las esencias de la nueva «patria común e indivisible»). A menudo, al cruzar Despeñaperros hacia el Sur me he fijado en un cartel sin duda informativo «Entra Usted en España» flanqueado por un toro del tamaño de 20 elefantes juntos y un apuesto tío Pepe, guitarra y sombrero bien visibles. Alguna vez que otra he reparado también en un bar con la bandera nacional en sus paredes. Hasta aquí todo más o menos correcto si no fuera por que mi maldita curiosidad me hizo detenerme final y fatídicamente y adentrarme en las profundidades de esa España resumida en esa casa de comidas.
Y cierto que tras el aire encañonado del desfiladero apenas se abre la puerta y se desciende por los infiernos de una gruta abigarrada con tan pésimo gusto entre cuernos y cabezas de reses y efigies de nuestro general más africano como rebosante de clientes. Son éstos (ocasionales como hasta yo mismo, pero flujo incesante) quienes le dan orgullo y arrojo a su arraigado propietario (desde los años 40) para haber montado semejante museo. Nadie parece quejarse del escenario mientras degusta tapas y raciones de productos ibéricos -faltaría más- que justo es decir gozan de merecida fama. El franquismo sociológico del que se habló como legitimador de aquel delictivo régimen se detiene aquí y llena su panza de ricas grasas y vinos con bastantes grados.
De no ser así, tampoco podrían leerse las críticas extra-gastronómicas recibidas, que él (el ventero) expone aumentadas encima del centro de su mostrador con una más prolija réplica suya.
Y señores, después de haberme tomado la molestia de leerla, estoy por mandarle un par de comentarios para que los reproduzca también tamaño Tío Pepe y ¡jey, toro!:
– La España que defiende es la que criminalmente se impuso a partir de ese infausto 18 de julio del 36 y que terminó con la legítimamente constituida a partir de un lejano 14 de abril. Aún no es posible restituir la España democrática de trabajadores que puedan decidir democráticamente seguir formando parte de esa república integradora. Sigue de oprobiosa actualidad la definición de españoles de su tan querido político Cánovas: son españoles quienes no pueden ser otra cosa. Todo lo anterior en cualquier otro país con un pasado menos azaroso que el nuestro es de lo más claro. Me temo que con el españolismo creciente es mejor seguir confundiendo la patria con el tocino, proscribiendo los derechos más elementales (lean el código penal vigente) de auténtico ejercicio democrático. La República española que negoció los estatutos de Catalunya, Galiza y Euskadi no dejó de ser española por ello. Ni rota ni roja. Antes roja que rota decían y dicen ellos. Lo dicho: a la democra
cia y a los pueblos que les den tocino y aceite de ricino. Para seguir con la tradición.
– La España genocida que ensalza es la que se inspiró en la Alemania nazi y la Italia fascista con una única diferencia a si lo hiciera en estos dos países. En ellos es delito, aquí no. La apología del fascismo es delito desde 1952. En Alemania no se lo pensaron dos veces (salvo la democracia cristiana que quería también la condena del totalitarismo ruso) antes las tesis «revisionistas» que negaban el holocausto. En la España de nuestros días hay revisionismo pero no hay reacción homologable sencillamente porque nuestro particular fascismo jamás fue derrotado (no en vano se jactan de que la estatua del caudillo de Nuevos Ministerios fue derribada 30 años después y con nocturnidad).
Una proposición de ley reciente del grupo Izquierda Verde – Izquierda Unida- Iniciativa per Catalunya Verds plantea en su preámbulo «una reordenación de funciones y usos del Valle de los Caídos (Valle de Cuelgamuros, San Lorenzo de El Escorial), por su alto contenido simbólico franquista. Se impulsará un proyecto de transformación como «Centro del Memorial de la Libertad», sede del Instituto de la Memoria Democrática y «Museo de la Represión», como en otros países europeos y latinoamericanos que han realizado la conversión de centros de represión y tortura, en instalaciones de fomento de la cultura y tradición democrática». También solicita el dictamen del Consejo de Estado «respecto de la posible punibilidad de los actos de apología del fascismo» (Disposición adicional 3ª), así como la exclusión de las «subvenciones a las entidades que organicen, programen o promuevan actividades relacionadas con la apología del fascismo» (Disp. adicional 4ª).
Papel mojado. La democracia a la española, como hemos visto, se inhibe ante los fascismos y persigue a los nacionalismos mucho más democráticos que el imperante. ¡Viva España! Una, Grande y Libre. Como tantos que trabajaron en cautividad en ese Valle de los Caídos gritemos al menos más fuerte ese ¡¡¡Libre!!!
Llanto por el Valle de Abdalajís
Quiero también desde esta sede andaluza acordarme de esos parajes tan bellos y abruptos del valle del Guadalhorce entre El Chorro y Álora. El AVE está cargándose por fuera y por dentro toda la zona a cambio de arañar unas migajas de tiempo al reloj. Lo más grave es que las tuneladoras han picado en muchísimos acuíferos de la llamada villa de los manantiales y nada las detiene. Estos se han secado, son millones y millones de litros vertidos mientras camiones cisterna abastecen de agua al pueblo en medio de una sequía que cumple ya todo un año. Y que va para largo.
Los portavoces oficiales declaran que ese agua no se ha perdido, que se han sellado las filtraciones aunque hay fotos que lo niegan.
Mi conclusión es que el llamado progreso está arramblando con otro de los pocos paraísos naturales que nos quedaban. Y de paso la ministra malagueña de Medio (o mitad de cuarto) Ambiente para alcaldesa de Málaga. Así se escribe la historia.