Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Nadia Hasan y revisado por Caty R.
En medio de una multitud de miles de viajeros atrapados, mi hijo y yo nos las arreglamos para atravesar el cruce de Rafah desde Egipto para llegar a nuestro hogar en la Franja de Gaza.
Sin embargo las dificultades se mantienen para miles de palestinos, tanto en el lado egipcio como en el palestino, para los pasajeros que no han podido cruzar durante esas breves horas. Ahora deben esperar hasta que el gobierno israelí vuelva a abrir temporalmente la frontera.
El cruce de Rafah, la entrada al mundo para más de 1.400.000 gaceanos, fue cerrado por Israel a finales de junio, después de que los palestinos capturaran a un soldado israelí. Desde entonces sólo se ha abierto unos días.
Cuando la Secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, visitó la región en noviembre, su visita coincidió con el primer aniversario del Acuerdo de Gaza sobre movimiento y acceso que ella había auspiciado. El acuerdo buscaba facilitar el movimiento del pueblo palestino y de las mercancías y conducir a que los palestinos controlasen el cruce de Rafah en el plazo de un año.
En aquel momento, Rice prometió orgullosamente que esto «le daría al pueblo palestino libertad de movimientos, de comercio, de vivir normalmente».
El año ya pasó y todas nuestras fronteras, nuestro espacio aéreo, nuestra agua y nuestras vidas siguen bajo control israelí.
Israel comenzó violando inmediatamente sus compromisos, incluso antes de la victoria electoral de Hamás, negando los permisos para el paso de autobuses supervisados entre Gaza y Cisjordania y para el incremento del flujo de productos vitales hacia y desde Gaza.
Israel también había acordado no cerrar Rafah ni ningún otro cruce como respuesta a incidentes de seguridad que no estuvieran relacionados con los propios cruces. Por ejemplo, según el acuerdo, los cohetes palestinos lanzados hacia Israel no constituyen una razón válida para cerrar Rafah.
Así que ¿Por qué cerrar Rafah? Contrarrestando las acusaciones israelíes, altos diplomáticos europeos dijeron tanto al periódico israelí Jerusalem Post como a News Inet que no ha habido por parte de los palestinos importantes violaciones del acuerdo, y que no se ha hecho contrabando de armas a través del cruce. La Unión Europea tiene cámaras colocadas en el cruce como resultado del acuerdo.
En agosto un documento militar israelí filtrado al periódico israelí Haaretz sugirió que el cierre, de hecho, estaba calculado. Su propósito era «presionar» a los residentes de Gaza para que devolvieran al soldado israelí capturado. Esta acción, dijo el grupo por los derechos humanos israelí B’Tselem, constituye un castigo colectivo a la población civil de Gaza.
Pero en vez de declarar la culpabilidad de Israel, Rice felicitó al primer ministro israelí, Ehud Olmert, por dar pasos que permiten «avanzar en el proceso de paz en la región».
Esperamos día tras día en el pueblo egipcio de Arish, hasta que repentinamente se propagó un rumor de que el cruce se abriría. Nos apresuramos hasta allí junto a otros miles de desesperados palestinos.
Esperamos durante siete horas dos días seguidos, languideciendo en el limbo, sólo para saber que los israelíes han cerrado de nuevo el cruce después de tenerlo abierto sólo una hora. Permanecimos todos aglutinados bajo el sol como ganado, acorralados entre las barreras de acero por un lado y la policía egipcia por el otro.
«Hemos estado esperando durante 15 días. Sólo Dios sabe cuando abrirán ¿hoy, mañana, pasado mañana?, me dijo Abu Yousuf Barghut, de 58 años.
Su esposa llora en silencio a su lado. «Fuimos buscando un tratamiento para él. Mis cuatro hijos están esperándome en Gaza. Ahora sólo queremos volver a casa, eso es todo.»
Cerca, un grupo de personas trataba de consolar a una joven mujer con distrofia muscular que gritaba de forma incontrolable en su silla de ruedas.
Proporcionar los más elementales derechos al pueblo palestino -el derecho a moverse libremente dentro y fuera de su propia tierra- es crucial para alcanzar la paz y asegurar un estado palestino viable.
Hasta ahora el mundo ha permanecido totalmente silencioso -incluso cómplice- mientras Gaza se ha convertido en una prisión.
Ni Israel, ni Estados Unidos ni el resto del mundo pueden encarcelar a 1.400.000 palestinos y esperar que de alguna manera, de algún modo, su «problema» desaparezca.
Verdaderamente, así no vamos a ninguna parte.
Original en inglés: http://www.iht.com/articles/2006/12/13/opinion/edhaddad.php
Nadia Hasan y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.