Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
TRAS LA RETIRADA ISRAELÍ – El politólogo Ahmed Benani tiene dudas de que la Autoridad Palestina vaya a recuperar el control en Gaza. Hace un mes Israel acababa la evacuación de los colonos de Gaza, así como la de los de algunas colonias pequeñas en Cisjordania. EL pasado fin de semana la situación se degradó bruscamente. Tras la explosión accidental de uno de sus camiones en un desfile Hamas hacía responsable a Israel de ello y respondía con una serie de misiles. La replica israelí no se hizo esperar con el bloqueo de los territorios ocupados, detenciones y el reinicio de los denominados «asesinatos selectivos». Justo antes de estos hechos habíamos entrevistado al profesor Ahmed Benani. De origen marroquí, es profesor de antropología religiosa en la Universidad de Lausanne y preside el Observatorio Internacional de Asuntos Palestinos creado en 1998.
Le Courrier: La retirada de Gaza, vista con un poco de perspectiva, ¿acerca o aleja a palestinos e Israelíes de una solución negociada?
Ahmed Benani: Si la ONU está celebrando sus 60 años de existencia, los palestinos por su parte «celebran» 57 años de fracaso en recuperar su soberanía nacional. No se han aplicado ninguna de las resoluciones 194, 242 o 338 de la ONU -sobre las que debería descansar todo reglamento de paz. Desde el Plan de Partición de 1948, pasado por [los Acuerdos de] Oslo, hasta la Hoja de Ruta y la Iniciativa de Ginebra, todas las soluciones sugeridas por la comunidad internacional resultan hoy se una utopía.
Ariel Sharon lo pregona a los cuatro vientos: el objetivo de la desconexión es «congelar» el proceso de paz, «cerrar la puerta a un Estado palestino» y ganar tiempo para concluir en las próximas tres décadas «la guerra israelí de independencia de Israel, desde el Mediterráneo al río Jordán».
Le Courrier : ¿Por qué Israel se ha retirado finalmente de Gaza?
Ahmed Benani: La ocupación de este territorio, uno de los más densamente poblados del mundo (1.400.000 habitantes en 310 km2), representaba una carga excesivamente pesada para la economía y la seguridad de Israel. 100 000 soldados del Tsahal tenían que proteger permanentemente a poco más de 8000 colonos. Se organizó toda una puesta en escena para esta retirada, incluso se llegó a hacer creer que Israel estaba al borde de una guerra civil, pero, fundamentalmente, dejar Gaza significaba de una manera muy clara para los estrategas del Likud, incluidos algunos del partido laborista, que a partir de ese momento se posponía sine die toda retirada israelí de Cisjordania.
Le Courrier: ¿Cómo han percibido los palestinos la retira de los israelíes de Gaza? Ahmed Benani: Para la mayoría de ellos cada centímetro cuadrado de su tierra que es liberado supone una victoria simbólica. Pero los palestinos esperan lo peor en relación a Jerusalén y Cisjordania porque se dan perfecta cuenta de que Sharon deja las ciudades y pueblos palestinos en cantones encerrados por el muro de cemento. De esta manera Cisjordania estará constituida de bantustanes enclavados en territorio israelí y forzados a una especie de autarquía que les haga depender de la ayuda internacional. En esta perspectiva, Sharon puede tranquilamente desmantelar las colonias salvajes situadas en el centro de las zonas palestinas.
Le Courrier: ¿Cree usted que la Autoridad Palestina va a recuperar el control de Gaza?
Ahmed Benani: Gaza se encuentra actualmente al borde de una guerra civil. A la larga este polvorín se convertirá en un «Hamas Land», una mini-república islámica. La Autoridad Palestina no dispone de ningún medio militar, político o económico para imponerse ahí. Tendrá que replegarse forzosamente sobre Cisjordania. El gobierno israelí ve ventajas inmediatas en el control de Hamas sobre Gaza. Esto puede justificar represalias cada vez que se cometa un atentado en Israel o Cisjordania contra los colonos. Y el establecimiento de una mini-república islámica desacredita la reivindicación de un Estado palestino democrático y laico.
Le Courrier: El gobierno de Sharon, sin embargo, considera que Hamas no debería participar en las elecciones legislativas de enero de 2006.
Ahmed Benani: Ni Sharon, Mahmud Abbas pueden impedir que Hamas participe en las elecciones. Lo saben muy bien. Más bien será la formación islamista la que imponga sus condiciones. A cambio de reconducir la tregua con Israel, Hamas quiere que la Autoridad Palestina obtenga la liberación de los prisioneros políticos palestinos, la mayoría de los cuales procede de sus filas. Hamas exigirá también la libre circulación de su candidatos entre Gaza y Cisjordania, algo que Israel rechazará. El aplazamiento de las elecciones [previstas inicialmente para junio de 2005] a enero de 2006 por parte de Mahmud Abbas ilustra bien el impasse en el que se encuentra el presidente de la Autoridad Palestina. Por no hablar de las reivindicaciones cada vez más insistentes respecto a vivienda, trabajo, educación, derecho a la salud, libertades individuales…
Le Courrier :¿Cuál será, en su opinión, el resultado de las elecciones en Gaza?
Ahmed Benani : De aquí a enero no se habrán concretizado los proyectos de desarrollo, lo mismo que tampoco habrá puerto ni aviones que aterricen en Gaza. El diminuto territorio seguirá cerrado como una olla a presión. Con un índice de paro record, la gente se echará a los brazos de Hamas. Es mecánico. El movimiento islamista insiste una y otra vez en que la fe y la resistencia de sus militantes son los que han vencido al ocupante. Este argumento es repetido una y otra vez en las mezquitas, en las escuelas, en la calle. Por mucho que sea exagerado, da en el blanco. Tanto más cuanto que en Gaza no ha arraigado verdaderamente el injerto de la Autoridad Palestina. En 1993 los hombres de Túnez ocuparon ilegalmente los cargos más altos de la administración y no pudieron apoyarse, como en Cisjordania, en una burguesía media, que no existe en Gaza. Separada del pueblo y omnipotente, la Autoridad Palestina se ha sumido en la corrupción.
Le Courrier: ¿Vamos hacia una tercera Intifada?
Ahmed Benani: Se reúnen todos los ingredientes: miles de palestinos encerrados todavía en las cárceles israelíes, el confinamiento de los habitantes de Cisjordania simbolizado por el Muro, la execrable situación económica…
Sólo falta la mecha. El nombre de Marwan Barghouti podría servir a esta tercera movilización popular de punto de reunión. Permanece intacto el capital de simpatía de este activista de Fatah, que purga una pena de cadena perpetua en una prisión del desierto de Neguev. En esta ocasión el levantamiento tendrá además el apoyo de las calles árabes, que ya están exasperadas por la ocupación y desmembramiento de Iraq por parte de Estados Unidos y sus aliados. Oriente Medio se encamina a un agravamiento de los conflictos militares, religiosos y sociales. Todo ello en un proceso de recesión mundial.
Le Courrier: Es usted muy pesimista…
Ahmed Benani: No espero nada de las soluciones improvisadas y caídas del cielo que se supone van a solucionar el conflicto israelo-palestino. Pero en ambos lados existen movimientos de la sociedad civil -embrionarios todavía- que están trabajando en una paz justa. Llevará el tiempo que haga falta.
Ginebra, 1 Octubre 2005