Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
A las 3 de la madrugada del día 12 de septiembre el último soldado israelí abandonaba Gaza; en ese preciso instante multitudes de palestinos abandonaban sus casas en las ciudades y pueblos desde el norte hasta el sur de Gaza y se dirigían a las colonias israelíes, curiosos, excitados y sintiendo el sabor de la libertad que les ha sido denegada durante los últimos 38 años. Las carreteras de Gaza estaban abarrotadas de coches, carretas y gente.
Durante los cinco años de la última Intifada Gaza ha sido una inmensa prisión para su millón y medio de habitantes, aislada de Cisjordania y dividida por los checkpoints en cinco zonas, con una salida vía Egipto (el paso de Rafah), una prisión donde los palestinos sufren las más humillantes practicas de las fuerzas de ocupación israelíes, donde las mujeres embarazadas dan a luz a niños que no sobreviven mientras esperan asistencia médica y luego se les deniega, mientras esperan para poder pasar los checkpoint o las fronteras, donde muchos pacientes de cáncer y necesitados de diálisis mueren debido a esta inhumana restricción de movimientos en Gaza y en Cisjordania.
Para mí es desgarrador tener que contarles que entre estas multitudes de palestinos había muchos niños menores de cinco años que podían ver el mar por primera vez a pesar de vivir a cinco minutos de él. Ese mismo día cinco personas murieron ahogadas.
Es crucial y saludable para nuestra lucha nacional como palestinos recordar lo que hemos sufrido a lo largo de los años viviendo bajo la ocupación israelí con total apoyo financiero y militar del gobierno estadounidense. Aquello por lo que estamos pasando es inseparable de lo que viven todas las naciones que sufren de una u otra manera el capitalismo. Los nombres pueden diferir de una época a otra (colonialismo, capitalismo, sionismo, globalización controlada por las grandes multinacionales), pero todos significan lo mismo y llevan a los mismos resultados: codicia, explotación e injusticia impuesta a otros.
El ejército israelí y los colonos han abandonado Gaza, pero Gaza sigue siendo una enorme prisión. Israel la controla desde todas partes, también por mar y aire. La única salida es el paso de Rafah. Israel anunció que no lo va a abrir. Gaza sigue estando aislada del resto del mundo, incluyendo Cisjordania. La economía en Gaza está muy limitada y siempre ha sido muy pobre, a pesar de las promesas de la Autoridad Palestina de que con un diluvio de dinero estadounidense, grandes inversiones y la desconexión se iba a convertir en otro Singapur. Gaza es ahora un bonito conejillo de indias para ver cómo pueden gobernarse a sí mismos los palestinos «sin ocupación». Tenemos que demostrarlo porque de otro modo…¡Esto es como pedirnos que nos echemos al agua sin mojarnos!!! Israel mientras tanto ha dejado claras sus intenciones respecto a Jerusalén y Cisjordania: el Muro y la expansión de las colonias. Pero con la separación física entre Gaza y Cisjordania no hay futuro para un Estado palestino viable e independiente.
Quizá mi pesimismo vaya demasiado lejos, pero se basa en la historia, el presente y la realidad. A pesar de ello, creo firmemente que si trabajamos duramente en un proceso democrático transparente esto puede llevar a dirigentes políticos comprometidos que no estén vinculados de ninguna manera con los intereses y demandas israelíes y estadounidenses, dirigentes que ayuden a reconstruir instituciones que sirvan y desarrollen a la comunidad, y si seguimos luchando contra la injusticia, con la solidaridad de todos los pueblos que están luchando contra la injusticia en todo el mundo, entonces quizá podamos conseguirlo.
Solidariamente vuestra
Mona El Farra
* Mona El Farra – Comités de Salud Pública. 12 de septiembre de 2005