El pasado mes de octubre se cumpliesen veinticuatro años del encarcelamiento del militante comunista libanés Georges Ibrahim Abdallah en las cárceles del Estado francés. Desde el año 2003, cuando le fue inicialmente concedida la libertad condicional, continúa encarcelado en base todo un cúmulo de irregularidades jurídicas producto de la maquinaria política judicial francesa y de […]
El pasado mes de octubre se cumpliesen veinticuatro años del encarcelamiento del militante comunista libanés Georges Ibrahim Abdallah en las cárceles del Estado francés. Desde el año 2003, cuando le fue inicialmente concedida la libertad condicional, continúa encarcelado en base todo un cúmulo de irregularidades jurídicas producto de la maquinaria política judicial francesa y de las presiones israelíes y norteamericanas para imposibilitar su liberación.
En 1984 fue detenido en Lyon acusado de llevar documentación falsa y tenencia de armas y explosivos. Libanés de familia cristiana maronita, comunista, antisionista y antiimperialista, Georges Ibrahim formó parte del Frente Popular de Liberación de Palestina, particip ó en la resistencia a la ocupación israelí del sur del Líbano en 1978, hasta que en 1979 fue uno de los principales impulsores de la creación de las Fracciones Armadas Revolucionarias libanesa (FARL). Las FARL, como organización armada marxista revolucionaria y arabista, focaliza su actividad en el ataque a la presencia colonial israelí, estadounidense y francesa en el Líbano y colabora con la resistencia palestina en su lucha por la consecución de del Estado palestino. Fue, sobre todo, a partir de 1982 cuando Israel, con la complicidad de las potencias occidentales, inició la operación «Paz para Galilea» de invasión del Líbano, que provocó más de 30.000 muertos, unos 45.000 heridos y el genocidio de Sabra y Shatila a manos de la Falange Libanesa, cuando las FARL desplegaron una mayor actividad armada extendiendo su lucha en el continente europeo. De esta manera, las FARL ejecutarán en enero de 1982 a Ray Charles, agregado militar de la embajada norteamericana en el Estado francés, y unos meses después al segundo secretario de la embajada israelí en París y jefe del Mossad en territorio francés Yakov Marsimantov.
El caso de Ibrahim Addallah cuestión de Estado
Tras la detención de Georges Ibrahim en 1984, el Gobierno argelino interced ió por él ante el Ejecutivo francés y los compañeros de organización de Ibrahim Abdallah realizaron un secuestro para intercambiar al rehén y liberar el comunista libanés. El ejecutivo francés aceptó, el rehén fue liberado pero el Estado francés no cumplió el acuerdo. Dos años después, Abdallah fue condenado a cuatro años de prisión a pesar de las presiones estadounidenses e israelíes para que lo fuera a perpetuidad. La ocasión para alargar la condena llegó a raíz de una serie de atentados en París reivindicados por el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos Árabes y que fueron utilizados para involucrar a Abdallah en la muerte de Charles Ray y Yakov Barsimantov, a pesar de la falta de pruebas de su participación en estas dos acciones. En 1987 Georges Ibrahim Abdallah fue condenado a cadena perpetua con un mínimo de quince años de encarcelamiento, y parece que en esta condena jugarán un papel fundamental las presiones personales hechas por Ronald Reagan y el presidente entonces del ejecutivo francés François Mitterrand.
Desde 1999 Ibrahim Abdallah podría estar en libertad con la simple aplicación del código penal francés pero, después de haber presentado la séptima demanda de libertad condicional, se encuentra todavía encarcelado en el Centro Nacional de Observación de Fresnes. De hecho todo el calvario jurídico sufrido por Abdallah sólo ha hecho que evidenció, otra vez, el carácter estrictamente político de su encarcelamiento. El año 2003 se le concedió la libertad condicional, poco después el ministro de Justicia francés, Dominique Perbes, ordenó al fiscal general de Paz que presentara un recurso de apelació n contra esta decisión y como consecuencia Abdallah continuó encarcelado. El argumento para mantener en prisión Georges Abdallah fue «el impacto susceptible de provocar a Francia, Israel y los Estado Unidos con su liberación». Poco después, una modificación legislativa significó que la puesta en libertad de los presos políticos pasaba a depender de un Tribunal Especial más estrechamente relacionado con el poder ejecutivo, y precisamente a éste se dirigen los servicios de contraespionaje franceses, la DST, alertando en el sentido de que por «su personalidad emblemática en la lucha antisionista, su liberación constituiría, sin duda, el Líbano un evento. Probablemente, será recibido como un héroe cuando vuelva a su país, pero también por los movimientos que participan de la lucha revolucionaria».
En febrero de 2007 Abdallah solicita por séptima vez la libertad condicional y el 10 de octubre de este mismo año la demanda fue rechazada. Poco después, se le aplicó con carácter retroactivo la ley Dati, de febrero de 2008, que permite, por el mantenimiento de la «seguridad», el encarcelamiento en instituciones especiales de aquellas personas que, a pesar de haberse cumplido la condena, sigan teniendo una «especial peligrosidad». Así pues, George Ibrahim Abdallah continúa privado de libertad en Fresnes a la espera que en enero del año que viene un tribunal francés resuelva su recurso a la negativa de concederle la libertad condicional. Independientemente de esta decisión, el futuro de George Ibrahim dependerá de las presiones israelíes y estadounidenses y del grado de sumisión, que en vista de los antecedentes será bien alto, de la justicia y ejecutarlo francés. Tomado por tres estados, Ibrahim Abdallah ha mantenido siempre en la cárcel su compromiso con los pueblos oprimidos y con la revolución social. Como expresaba un comunicado conjunto con J. Marc Rouillan hecho hace unos años desde la prisión «Ya no están en nuestras organizaciones combatientes las que persiguen, ya no existen, es nuestra memoria colectiva y una parte del patrimonio de la izquierda revolucionaria internacionalista. Nuestro combate tiene raíces profundas y antiguas». Estamos seguros que esta declaración de intenciones es la que fundamenta su «especial peligrosidad».