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Gernika, Bagdad, Gaza

Fuentes: Rebelión

Otra vez el fascismo, otra vez la muerte, otra vez la comunidad internacional, otra vez un crimen contra la humanidad. Gernika fue Bagdad hace bien poco tiempo, y hoy es de nuevo Gaza. Imágenes similares: de un lado el fuego, la sangre, las bombas sobre población civil, la destrucción, la rabia y el dolor de […]

Otra vez el fascismo, otra vez la muerte, otra vez la comunidad internacional, otra vez un crimen contra la humanidad. Gernika fue Bagdad hace bien poco tiempo, y hoy es de nuevo Gaza. Imágenes similares: de un lado el fuego, la sangre, las bombas sobre población civil, la destrucción, la rabia y el dolor de quienes sacan a sus hijos de entre los escombros y del otro, los asesinos desde sus aviones y despachos, en este caso los militares israelíes, los presidentes de gobierno de casi todos los países (con excepciones como el venezolano y el boliviano) y los diplomáticos sonrientes que no engañan ya a casi nadie asegurando hacer todo lo posible por lograr la paz en la región.

El sionismo es en los inicios del siglo XXI una de las formas de fascismo más peligrosas no sólo para el pueblo palestino, sino para toda la humanidad. Se trata de un proyecto político basado en el exterminio de otro pueblo para reafirmar su supremacía sobre territorio palestino y en general, sobre todo el mundo árabe. Pero es que además, el proyecto sionista es la punta de lanza del neoliberalismo en Oriente Medio y eso bien lo saben los gobiernos y agencias internacionales que necesitan de Israel para mantener el orden internacional. Por eso llevan 60 años apoyando a Israel y su política genocida, por eso llevan décadas subvencionando todo tipo de mafias y dictaduras en los países árabes para que en contra de sus pueblos sus dirigentes permitan la masacre contra Palestina, por eso los gobiernos occidentales protestan ahora tímidamente sabiendo de la ineficacia de sus declaraciones, algunas incluso enérgicas.

Reconozcámoslo de una vez, nuestro sistema necesita del fascismo, necesita de la muerte y necesita de los crímenes contra la humanidad para garantizar el buen funcionamiento del mercado, el suministro de petróleo, y por supuesto, para mantener los índices de consumo de las sociedades privilegiadas que vivimos a costa de más de tres cuartas partes de la población mundial. No basta con parar la masacre de la población palestina en Gaza, hay que luchar hasta la victoria contra el proyecto sionista porque Israel ha demostrado durante años que es capaz de seguir exterminando a la población e incrementando su ocupación ilegal de territorio palestino en tiempos de supuesta paz. Gaza, y porque en general todo Palestina hace mucho tiempo que es un campo de concentración en el que se practica el exterminio silencioso de la población civil como lo hizo el embargo norteamericano y de toda la comunidad internacional contra el pueblo iraquí durante más de una década.

Otra vez un pueblo, otra vez la vida, otra vez la dignidad sobre la Tierra. Nadie, salvo los pueblos, hizo nada por Gernika ni por Hiroshima o Bagdad; nadie, salvo los pueblos, puede hacer hoy algo por Gaza. Dentro y fuera, defenderse del ejército israelí, denunciar la masacre en todos los medios a nuestro alcance, practicar el boicot contra Israel, asistir a las movilizaciones, exigir a las instituciones democráticas que por decencia corten relaciones con Israel, enviar besos, abrazos y dinero a Palestina, colgar banderas de las ventanas, hacer murales en clase, colocar pancartas de apoyo a Palestina, colaborar con escuelas y universidades palestinas, consensuar iniciativas judiciales para encerrar a los responsables militares y políticos israelíes, organizar y participar en las brigadas de solidaridad con Palestina, resistir militarmente a los tanques en las calles de Gaza… Cuantas veces nos recuerdan las compañeras a su vuelta de las brigadas que en Palestina el simple hecho de vivir es el acto más heroico de resistencia. Ellos, los sionistas que sueñan con la muerte y con la desolación de un territorio que quieren conquistar a toda costa tienen en la vida y en la sonrisa de un niño palestino la peor de sus pesadillas. Nunca acabarán con su sonrisa porque es el futuro.

Sé que es difícil mantener la esperanza entre los más de 1200 cadáveres- antes vidas de mujeres, hombres y niños llenas precisamente de esperanza- y la desolación que el genocidio israelí ha dejado en Gaza, pero Palestina vencerá, y no por los interesados altos al fuego que se quieren apuntar la hipócrita comunidad internacional, sino porque lo que está en juego es la propia dignidad humana. El bombardeo sobre Gernika y los cuarenta años de dictadura no acabaron con los «rojos separatistas», tampoco la invasión de Iraq y las posteriores masacres que impunemente han cometido las fuerzas estadounidenses de ocupación doblegarán al pueblo iraquí, y por supuesto, Palestina sobrevivirá a los continuos crímenes contra la humanidad cometidos por Israel. Por eso se llaman así, porque la dimensión de semejantes atrocidades no atentan sólo contra un pueblo concreto, sino que lo hacen contra la humanidad en sí misma, y ¿alguien duda acaso de que la humanidad sobrevivirá a éste u otros fascismos?

Imanol Telleria miembro de Komite Internazionalistak.