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Siria

Ginebra 3: negociaciones, ¿entre quienes y para qué?

Fuentes: A l´encontre

La voluntad de las potencias imperialistas, tanto del «centro» como «regionales», de expropiar a la población de Siria de una decisión democrática sobre su futuro -que incluya a los millones de personas desplazadas en el interior del país y a los millones de personas refugiadas en los países llamados vecinos y en Europa, que no […]

La voluntad de las potencias imperialistas, tanto del «centro» como «regionales», de expropiar a la población de Siria de una decisión democrática sobre su futuro -que incluya a los millones de personas desplazadas en el interior del país y a los millones de personas refugiadas en los países llamados vecinos y en Europa, que no pueden ser descartadas de cualquier proceso de paz y de reconstrucción social, política y cultural de su país- no ha dejado de aumentar siguiendo las modalidades propias de sus intereses económicos y geopolíticos.

La intervención militar de la Rusia de Putin desde septiembre de 2015 ha contribuido a frenar la degradación de la posición militar del régimen de Bachar al-Assad, degradación que se manifestaba a pesar del apoyo militar del Hezbolá libanés y de los Guardianes de la Revolución iraníes.

Arabia saudita, por su parte, da un apoyo militar y selectivo a un sector islamista. De hecho, las relaciones de Arabia saudita con los Estados Unidos comenzaron a degradarse como consecuencia de los efectos de la intervención del Pentágono en Irak en 2003 y de la lenta demostración del declive del dominio de los Estados Unidos en toda esta área geográfica. Además, en este contexto geopolítico conmocionado, se restablecían lazos entre Washington y sus aliados con el poder de Teherán. Los comentaristas de memoria lobotomizada olvidan que Irán, junto con Israel, fue el principal gendarme de Washington en la región durante decenios.

Como lo prueba, en sentido contrario, el derrocamiento del gobierno nacionalista iraní de Mohammad Mossadegh en 1953/1; desde 1951, este último declaraba querer nacionalizar el petróleo controlado por la Anglo Iranian Company. Ciertamente, la molacracia no reemplaza al régimen del shah en términos de dependencia frente a la Casa Blanca. Dispone de una influencia político militar regional significativa y gestiona con una diplomacia conflictiva y de consenso su política regional. Esto a la vez que impone, de forma muy autoritaria, una estabilidad social, por el momento, en «su» país, lo que es apreciado tanto por los miembros de la OTAN como por los regímenes regionales cuyo dogma principal es la «estabilidad». Dogma al que se suma cualquier inversor. En fin, Irán ofrece mercados, ciertamente limitados, pero que para diversas empresas transnacionales tienen su importancia en un momento de contracción del mercado mundial,.

Como se ha experimentado con ocasión del viaje de Hassan Rohani a Italia y Francia, por no mencionar la reunión entre dos representantes de la «providencia»: el Papa Francisco -que es experto en todo tipo de asuntos- y el presidente de Irán adornado de ascendentes religiosos, políticos y económicos. Entre dos personajes así no podía haber sino buena sintonía.

En cuanto a Qatar, aliado de Arabia saudita en la guerra que llevan en Yemen, juega su propia carta apoyando a los Hermanos Musulmanes y sus sucursales.

Que se llegue a un acuerdo de paz en Siria tiene que ver evidentemente con la comprensión de los derechos elementales fundamentales -aunque poco respetados hoy- inscritos en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Pero, precisamente, esta paz debe integrar al menos los elementos siguientes:

1° La condena más estricta de la estrategia de estrangulamiento por hambre de la población de cerca de 12 ciudades en Siria y no solo de Madaya, «revelación» hecha con estrépito pues estaba camuflada por las instancias de la ONU.

2° El fin de los bombardeos rusos. Estos últimos, en colaboración con lo que queda de los centros militares y de información del régimen, atacan hospitales y clínicas (improvisadas por los opositores) en las regiones no controladas por el régimen, escuelas y centros de catastro, con el fin de permitir la realización de futuras expropiaciones en el caso del mantenimiento en el poder del régimen Assad o fracciones de este último, como el multimillonario Rami Makhlouf/1, presente en el BTP, las telecomunicaciones, tanto en Siria como a escala internacional.

En las pretendidas ventajas colaterales para el Kremlin de Puntin, se trata aquí de drenar yihadistas caucasianos y tchetchenos a un conflicto exterior, «fijarlos» en él. Una táctica que le da la ventaja de recibir la bendición de «sus socios» en la lucha contra el Estado islámico. En cualquier caso, los efectos boomerang de esta táctica en el seno de la «Gran Rusia» se retrasan para más tarde.

3° La detención de los bombardeos, realizados con el pretexto de destruir al Estado islámico, de la coalición americano-francesa y otros aliados sobre ciudades como Deraa, mientras su población, como confirma la oposición democrática, lamenta el número de muertos y heridos y de destrucciones de edificios e infraestructuras.

No puede haber negociación efectiva cuando los bombardeos por la artillería, los tanques y los helicópteros de Bachar perpetúan la masacre.

La oposición democrática a la dictadura exige además:

«La salida de todos los combatientes extranjeros presentes en Siria y el final de la intervención rusa en Siria.

La organización de la ayuda médica y la reconstrucción de los servicios de salud.

Una ayuda masiva a los refugiados en los países vecinos y en Siria, de cara a su reinserción voluntaria en su país de origen [las relaciones tejidas entre Rusia y el Reino jordano dejan entrever en qué medida esas masas de refugiados, hundidos en la desesperación y la miseria pueden ser utilizados en negociaciones entre poderes en nombre de una realpolitik, como se ve ya entre la Unión Europea y el régimen de Erdogan; nrd de A l´encontre]. La liberación de todos los presos políticos, de los militantes, periodistas, civiles y combatientes de la libertad que están encarcelados en las mazmorras del régimen tiránico de Assad o las de cualquier otro grupo armado.

El arresto de los criminales de guerra y de las personas a cargo de la represión sangrienta durante el reino de los Assad sobre el país durante 40 años y su juicio por un tribunal competente e independiente».

Notas de la Redacción

1/ Ver de wikipedia: Golpe de Estado en Irán de 1953

2/ Sobre Rami Makhlouf, ver de wikipedia: https://translate.google.es/translate?hl=es&sl=en&u=https://en.wikipedia.org/wiki/Rami_Makhlouf&prev=search

Fuente original: http://alencontre.org/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

http://vientosur.info/