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El precio de denunciar a Israel

Goldstone ha allanado el camino para una segunda guerra de Gaza

Fuentes: Haaretz

Traducido para Rebelión por LB

De pronto las últimas dudas han desaparecido y los signos de interrogación se han convertido en signos de exclamación. El doctor Ezzeldeen Abu Al-Aish escribió un pequeño libro en el que se inventó la muerte de sus tres hijas. Los 29 muertos de la familia Al-Simoni están de vacaciones en el Caribe. El fósforo blanco solo fue la pirotecnia de una película de guerra. Las personas que agitaban banderas blancas y fueron muertas a tiros solo fueron un espejismo en el desierto, igual que las informaciones sobre la muerte de centenares de civiles, incluidos mujeres y niños. «Plomo Fundido» ha vuelto a ser una simple frase de una canción infantil de Hanukkah.

Un sorprendente e inexplicable artículo de Richard Goldstone publicado en el Washington Post ha provocado regocijo en Israel y ha desatado un festival Goldstone como no habíamos visto en mucho tiempo. Lo cierto es que el departamento de relaciones públicas de Israel se ha marcado un tanto y las felicitaciones son por consiguiente lógicas. Sin embargo, las preguntas siguen siendo tan opresivas como siempre y el artículo Goldstone las deja sin respuesta. Si al menos hubiera disipado todos los temores y sospechas.

Todo el que honró al primer Goldstone tiene que honrarlo también ahora, pero aún debe preguntarle: ¿Qué ha pasado? ¿Qué es exactamente lo que sabe usted ahora que no supiera entonces? ¿No será que ahora sabe usted que criticar a Israel implica padecer una campaña de presión y calumnias que usted, «judío que se autoodia» («self-hating Jew»), es incapaz de soportar? Pues eso lo podía haber sabido antes.

¿Fueron acaso los dos informes de la juez Mary McGowan Davis los que le han llevado a cambiar de opinión? Si es así, debería leerlos cuidadosamente. En su segundo informe, que fue publicado hace un mes y que por alguna razón fue completamente silenciado en Israel, la juez de Nueva York escribió que no hay nada que indique que Israel haya iniciado ninguna investigación sobre las personas que diseñaron, planificaron, dirigieron y supervisaron la operación Plomo Fundido. Entonces, ¿cómo sabe usted cuál era la política que estaba detrás de los casos que usted investigó? ¿Y a santo de qué ese entusiasmo suyo ante las investigaciones realizadas por el ejército israelí con posterioridad a su informe?

Tiene usted que ser un amante de Israel a prueba de bombas, como usted mismo confiesa ser, para creer que el ejército israelí, igual que cualquier otra organización, es capaz de investigarse a sí mismo. Tiene que ser usted un ciego amante de Sión para declararse satisfecho con las investigaciones de cara a la galería que no provocaron ninguna asunción de responsabilidades y prácticamente ningún juicio. Sólo hay un soldado que está siendo juzgado acusado de asesinato.

Pero dejemos de lado los tormentos y las indecisiones del ya no tan joven señor Goldstone. Dejemos a un lado también los informes de las organizaciones de derechos humanos y conformémonos con las conclusiones de los informes del propio ejército israelí. Según la inteligencia militar israelí, en la operación Plomo Fundido los israelíes mataron a 1.166 palestinos, de los cuales 709 eran terroristas, 162 eran personas que tal vez estaban armadas o tal vez no, 295 eran civiles, 80 eran niños menores de 16 años y 46 eran mujeres.

Todos los otros hallazgos describían un cuadro más grave, pero vamos a creernos lo que nos cuenta el ejército israelí. El asesinato de cerca de 300 civiles, entre ellos decenas de mujeres y niños, ¿no es acaso una razón suficiente para realizar un profundo examen de conciencia nacional? ¿A todas esas personas las mataron por error? Si es así, ¿300 errores diferentes no exigen que se extraiga de ello alguna conclusión? ¿Es ese el comportamiento del ejército más moral del mundo? Si no lo es, ¿quién asume la responsabilidad?

La operación Plomo Fundido no fue una guerra. Las diferencias de poder entre las dos partes, el ejército de ciencia-ficción frente a los descalzos lanzadores de Qassams, no justifica las cosas cuando el golpe fue tan desproporcionado. Fue un brutal ataque contra una población civil indefensa y hacinada entre la que se escondieron terroristas. Podemos creernos que el ejército israelí no mató deliberadamente a civiles -nosotros no tenemos soldados asesinos como los tienen otros ejércitos-, pero el ejército israelí tampoco hizo lo suficiente para evitar que los mataran. El hecho es que fueron asesinados, y lo fueron a mansalva. Nuestra doctrina de cero víctimas tiene un precio.

Goldstone ha vuelto a ganar. Primero obligó al ejército israelí a que se investigara a sí mismo y a que elaborara un nuevo código de conducta. Ahora, sin saberlo, ha dado luz verde a la operación Plomo Fundido 2. Dejémoslo en paz. Estamos hablando de nuestra imagen, no de la suya. ¿Estamos satisfechos con lo que pasó? ¿Estamos realmente orgullosos de la operación Plomo Fundido?

Fuente: http://www.haaretz.com/misc/article-print-page/goldstone-has-paved-the-path-for-a-second-gaza-war-1.354550?trailingPath=2.169%2C2.225%2C2.227%2C