Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Ahmad Abu Amira, de 40 años, revisó una cuerda retorcida enrollada alrededor de una palmera en el área de Deir al-Balah en el centro de Gaza.
Levantó la vista y comenzó a subir. En lo alto un racimo de dátiles rojos como la sangre colgaban pesados y maduros.
La cosecha de dátiles de Gaza comenzó en diciembre y Abu Amira esperaba que fuera excelente. Aunque es un sastre con 20 años de experiencia, la economía estancada de Gaza lo ha visto desempleado en los últimos cinco años.
La cosecha anual de dátiles es un ritual que ha disfrutado durante muchos años, incluso antes de perder el trabajo en la máquina de coser. La tradición, al igual que la cosecha de aceitunas, se transmite de generación en generación y puede verse a familias y jóvenes reunidos para ayudar a los agricultores a recolectar sus cosechas.
Abu Amira aprendió los secretos de la cosecha de dátiles de su padre, Hamid, quien murió hace 15 años.
Como muchos otros, Abu Amira cosecha la fruta como una actividad profesional secundaria. En efecto, trabaja como contratista: los propietarios de las plantaciones lo contratan para reunir a un grupo de trabajadores y recoger los dátiles.
«Esta es una gran temporada. Contraté a 30 trabajadores este año», dijo a The Electronic Intifada.
Pero, aunque la cosecha se ve bien, las perspectivas económicas de Gaza son desastrosas.
El bloqueo draconiano de Israel a los dos millones de habitantes de Gaza ha durado 12 años, aunque las restricciones al paso de bienes y personas comenzaron mucho antes de que Hamás expulsara a Fatah de Gaza en 2007.
Ha habido cierto alivio en el paso de bienes fuera de Gaza en los últimos años, pero está muy por debajo de un nivel que pudiera tener un impacto positivo en la economía de Gaza. Está muy por debajo de los niveles acordados previamente en el Acuerdo de Movimiento y Acceso patrocinado por Estados Unidos en 2005, al que Israel nunca se adhirió.
Sin una reducción de este bloqueo, la ONU ya advirtió de que los dos millones de palestinos en Gaza enfrentarán un desastre humanitario que podría dejar a Gaza inhabitable en 2020.
Exportar o no, la cosecha de dátiles continuará. Es un trabajo duro y consagrado que brinda obvio placer a quienes se comprometen con ella.
También es una práctica que se remonta milenios. De hecho, algunas partes de Palestina eran conocidas por los antiguos romanos y griegos como la «tierra de los dátiles», según algunos historiadores.
Abu Amira revisa la cuerda una vez más. La cuerda sostiene a una persona que sube a la cima, arranca racimos de dátiles y a continuación cae en las redes de otros trabajadores.
Una oportunidad perdida
Gaza cosechó más de 12.000 toneladas de dátiles en 2019, según Nizar al-Wahidi del ministerio de Agricultura local. Es una cosecha, dijo, lo suficientemente grande como para cubrir las necesidades locales y suficiente para la exportación.
La franja costera cuenta con más de 230.000 palmeras, dijo al-Wahidi, de las cuales unas 160.000 producen dátiles del tipo hayani, una variante local capaz de sobrevivir en el clima cálido y seco de Gaza y florecer a pesar de la salinidad del agua.
Un hombre sostiene dos puñados de dátiles rojos maduros
Es conocido por su dulzura y suculencia y se utiliza para hacer melazas, mermeladas y dátiles secos.
Ahmad Samour, de 55 años, posee 10 acres de palmeras en Deir Al-Balah. Pero la última vez que pudo exportar a Cisjordania -contó a The Electronic Intifada– fue en 2015.
Desde 2016 no se le ha permitido exportar una sola fruta, incluido el año pasado.
Sin embargo está contento con la abundante cosecha y la oportunidad de proporcionar empleo, aunque sea temporal, a unos 20 jóvenes.
Uno de ellos, Ahmad Abu Tabaq, de 28 años, ha estado dando vueltas en Gaza. Antes de que Samour lo contratara, Tabaq había estado buscando trabajar como constructor.
Antes de eso era mecánico. Iba donde está el trabajo.
Pero está disfrutando su tiempo en el campo.
«Había estado esperando trabajar duro este año y es hermoso hacerlo en este comercio tradicional entre los árboles».
Tabaq espera comprar algunos juguetes para sus hijos y llevar algunos dátiles a casa.
Al igual que él Muhammad Adel, de 26 años, otro de los empleados temporales de Samour, también espera tener algo de dinero extra para gastar. Necesita un nuevo teléfono.
Adel es carpintero, pero como Tabaq no puede encontrar trabajo en su oficio. Y también como Tabaq, Adel descubre que cosechar dátiles trae su propia compensación.
«Esta es la cuarta temporada que trabajo en la cosecha. Me encanta. Amo el ritual. Me encantan los dátiles y el aire fresco. Me olvido de toda mi fatiga al recoger», dijo Adel.
Ahmad al-Bassiouni, portavoz del ministerio de Agricultura, dijo que si bien la cosecha ha sido buena, mientras se prohíba a los agricultores exportar hay pocas posibilidades de desarrollo en el sector.
Un hombre vendiendo dátiles rojos en la playa bajo un toldo
También le preocupaba que si el asedio a Gaza continúa por mucho más tiempo podría llevar a los agricultores a abandonar su comercio y buscar trabajo en otro lugar.
Ha habido una disminución en el apoyo internacional para proyectos de desarrollo en general en los últimos tres años, dijo, incluso en el sector agrícola, y algunos agricultores ya habían vendido sus tierras para buscar oportunidades en otras industrias.
«Es un momento difícil para los agricultores en Gaza», dijo al-Bassiouni a The Electronic Intifada. «No pueden comercializar sus productos en Cisjordania debido a la ocupación. Esto mata cualquier esperanza que los agricultores tengan de ganar dinero decente y desarrollar sus granjas».
Amjad Ayman Yaghi es periodista y vive en Gaza.
Mohammed Al-Hajjar es un fotógrafo con sede en Gaza.
Fuente: https://electronicintifada.net/content/bumper-crop-barren-outlook/29251
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.