El código oficial ético de Israel dice que las tropas únicamente pueden hacer uso de la fuerza si se ven amenazadas. Pero en un puesto de control militar cerca de Nablus, el autor sraelí, fue testigo de otro código de comportamiento durante las operaciones… Hace pocos días, el filósofo Assa Kasher, el cual acababa de […]
El código oficial ético de Israel dice que las tropas únicamente pueden hacer uso de la fuerza si se ven amenazadas. Pero en un puesto de control militar cerca de Nablus, el autor sraelí, fue testigo de otro código de comportamiento durante las operaciones…
Hace pocos días, el filósofo Assa Kasher, el cual acababa de terminar el Código de Ética de las Fuerzas Israelíes de Defensa (IDF) , aparecía en la pantalla del televisor en la sala de espera del dentista y me explicó, en pocas palabras, como funciona este realmente.
El código de Etica, si yo entendí bien, dice que un soldado puede ejercer la fuerza y, bajo ciertas circunstancias , puede incluso causar daños si lo hace para proteger su propia seguridad o la de los ciudadanos de Israel. Una anciana mujer sentanda junto mí, todavía más aburrida de lo que yo estaba, miró a la pantalla y dijo que era muy bueno y que si ella no estaba equivocada, las IDF eran el único ejército en el mundo en acatar el problema de «encargar», en sus palabras, un código como aquel, y no a cualquier taxista, sino a todo un profesor de universidad. Si, dos semanas antes, no hubiera ido al checkpoint de Hawara, no muy lejos Nablus, probablemente enseguida habría estado de acuerdo con ella. Después de todo, fui educado para estar de acuerdo con las mujeres ancianas. Pero durante esa puramente casual visita al checkpoint, más por el resultado de un carácter débil y los sermoneos de mi novia que cualquier otra cosa, vi un código rival y diferente, uno que puede ser un poco menos ético, pero que funciona como por encanto. Podemos llamarlo el código Práctico de Udi.
Udi era el comandante del puesto de control militar en Hawara ese día, y su código era muy simple; la gente sonriente no consigue pasar. Por supuesto, él no lo formuló lo como un Código ( funcionaba más por intuición) pero más de una vez le oí a él y a sus compañeros de checpoint intercambiar información de inteligencia sobre todos los tipos sonrientes de la cola. » Ve a ese tipo de allí, ¿ uno alto con corbata?» oí que le decía un soldado a Udi, » ¿ve usted como se ríe de nosotros? No se preocupe, borraré esa sonrisa de su cara.» Udi asintió con la cabeza, y el sonriente fue detenido durante más de una hora. Cuando trató de mostrar el permiso que jusrificaría su sonrisa – era simplemente un hombre de camino a su propia boda- ya era demasiado tarde. Un padre feliz qe había comprado a su hijo de tres años la tarta de cumpleaños con un retrato impreso del niño había también infringido el código y fue detenido. La razón oficial: no hizo cola como todos los demás .
Cuando traté de explicarle que la gente de la cola había dejado al padre adelantrase a ellos porque la tarta de crema se estropearía si él esperaba bajo el calor, Udi me sonrió, y desde detrás del tambor de su revólver, que apuntaba, mayormente, en la dirección de mi pecho, me explicó que a él eso no le importaba una mierda. No fue una declaración muy sorprendente considerando que una hora antes el habia sido solo un tacaño con su mierda al ignorar la angustia de un hombre de 70 años que había salido del hospital ese mismo día después de una operación de corazón y encontraba dificultatd para permanecer bajo el caluroso sol durante un tiempo tan largo.
Hay un muchas más cláusulas en el Código Práctico de Udi. Cuando un estudiante palestino trató de explicarle en Inglés algo sobre un permiso que llevaba en la mano, Udi aclaró, «Esto es Israel, o hablas hebreo a cierra la boca.» El estudiante inmediatamente reconoció que el Código se le venía en contra porque él no sabía hebreo; tomó la segunda opción, cerró su boca y fue detenido durante cuatro horas.
El Código de Udis, a propósito, también tiene sus consejos útiles para palestinos que hablan hebreo, especialmente para quienes discuten. Lo vi amartillar su revólver, apuntar con él a la cabeza de un palestino que hablaba sin permiso, y decirle, «Si no cierras tu boca, conseguirás una bala en la cabeza.» Y el locuaz palestino locuaz cerró la boca, además, porque un Código es un Códgo.
El día después de la entrevista con el Profesor Kasher en la revista diaria de noticias de la televisión, el anfitrión de ese programa habló de un soldado que había golpeado a un palestino, sostuvo que lo habido llamado mentiroso y entonces disparó y le hirió mientras él trataba de alejarse. No conzco el nombre de ese soldado, pero puedo asegurarles que no es Udi. Porque Udi no es idiota. Y como otros pocos soldados, él sabe como poner su Código en práctica sin entrar en conflicto con el código de las IDF. Si usted es una persona decente y sensible, las IDF no le forzarán a torturar gente innecesariamente, pero si usted es un tonto del culo y tiene una buena comprensión de como funciona el sistema funciona, puede abusar a satisfacción de su corazón sin niveles aceptados de excesos en detener e insultar, o amenazar con un arma montada y sin salir en los noticiarios de televisión.
Cuando mencioné todo lo que Udi había hecho ese día a su oficial de mando, uno de esos a los que los palestinos llaman «el buen oficial,» principalmente a causa de sus pequeñas gafas y su tono de voz de psicoterapeuta, movió la cabeza enfáticamente diciendo que los soldados habían estado bajo una terrible presión un par de días atrás. «Pero el instante lo tengo aquí,» el oficial trató de ver el lado bueno, » todos comenzaron a moverse como un mecanismo de relojería ¿ no es así?. Al menos casi la mitad de los que han detenido han pasado.»
No quiero ir al checpoint de Hawra nunca más. Pero si un día el profesor Assa Kasher se cansa de estar sentado en su despacho elucubrando sobre del Código de Ética del Ejército más moral del planeta, le recomendaría sinceramente que pase medio día fuera y que visite un lugar donde Emanuel Kant nunca puso un pie.
11 de agosto del 2004
Traducido del inglés por Carlos Sanchis en base a una traducción del hebreo de Sondra Silverston.
Etgar Keret es autor, con Samir El-Youssef, de «Gaza Blues: Diferentes Relatos», publicado por David Paul.