La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída. Oscar Wilde. La realidad política de la mayor de las Antillas, sesenta años después de la Revolución, yace ante nosotros como una suerte de galimatías periodístico de los que apenas quedan. Incluso Venezuela, tras largos años de […]
La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída.
Oscar Wilde.
La realidad política de la mayor de las Antillas, sesenta años después de la Revolución, yace ante nosotros como una suerte de galimatías periodístico de los que apenas quedan. Incluso Venezuela, tras largos años de injerencia españolista, ha conseguido ocupar un espacio más ecuánime en el abanico noticiero de este país. El gorila rojo, como solían llamar a Chávez los voceros de la infamia, ha obtenido cierto crédito más allá del periodismo alternativo. Parece que la historia, aún contra viento y marea, absolverá al finado comandante. El horizonte de Cuba, sin embargo, se antoja menos sugestivo, habida cuenta del vacío tan abultado entre una y otra parte del espectro informativo. El lector, radioyente o telespectador, que pretende acceder a un rincón de información, se ve envuelto en una lucha (altamente desigual) de propaganda ideológica y periodismo belicista. De un lado, los grandes rotativos, con una línea editorial orquestada finamente. Del otro, los canales alternativos, en un esfuerzo obstinado por la contrainformación. La colusión por un estado de sitio, liderado por los Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea, contra la defensa (a menudo desmedida) de un pueblo que rezuma dignidad -y contradicciones- desde bien entrado el siglo XX. El lector, abrumado por el poder mediático, puede preguntarse hasta qué punto el discurso dominante, en aparente sintonía con su experiencia sensible, no es sino el final de la historia, desterrando con ello a los medios subalternos (económicamente hablando).
Existe, no obstante, un camino diferente. Que puede, si no ejercer de amparo, al menos situar en su contexto a la diatriba alternativa. Es el camino de la prensa nueva, esa que sostiene el variopinto entramado de la red de redes: los cables filtrados y los textos desclasificados. Están ahí, a solo un clic, aunque tejidos en las entrañas de Internet. Considérese, por ejemplo, el documento 499 del volumen VI de los archivos históricos facilitados por el propio Departamento de Estado de los EEUU, que comprende un memorándum de 1960 firmado por el Secretario Adjunto de Estado para los Asuntos Interamericanos. Lo que sigue es una modesta traducción de algunas partes del texto (la versión original, como decía, a solo un clic [1]): Asunto: la decadencia y caída de Castro. Consideraciones sobre la vida del Gobierno de Cuba: a) la mayoría de los cubanos apoya a Castro (la estimación más baja que he visto es del 50%). b) No existe una oposición política efectiva. c) Fidel Castro y otros miembros del gobierno defienden la influencia comunista. […] f) El único camino para alienar el apoyo interno es a través del desencanto y la desafección basada en dificultades económicas. Si se acepta lo anterior, […] debe hacerse una política, hábil y discreta, basada en la negación de dinero y suministros […] a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno. Esta es la semilla sobre la que, meses más tarde, crecería un bloqueo criminal de cincuenta años de vida, que se ha ido endureciendo y condenando al mismo ritmo. En el documento Cuba, lo que tienes que saber sobre el embargo estadounidense [2], que facilita, gratis et amore, el Departamento del Tesoro de los EEUU, pueden consultarse las aberraciones legislativas de más enjundia. Algunas abyectas restricciones visten como sigue: El «Reglamento» […] aplica a todas las personas (físicas o jurídicas) sujetas a la jurisdicción estadounidense […] El Reglamento es administrado por el Departamento del Tesoro. […] Las penas por violación del Reglamento comprenden desde 10 años de cárcel, hasta 1.000.000 de dólares en multas corporativas y 250.000 dólares en multas individuales. También pueden ser impuestas penas civiles de hasta 65.000 dólares por violación del Reglamento. […] A menos que haya sido autorizada con algún tipo de licencia, cualquier persona sujeta a la jurisdicción de EEUU que viaje a Cuba de algún modo viola el Reglamento. […] Aquellas personas autorizadas a viajar a Cuba […] ¿Qué pueden traer de Cuba? Ningún producto de origen Cubano, que no sea material informativo, puede ser traído desde Cuba. […] El Reglamento impide a toda persona sujeta a la jurisdicción de los EEUU tratar con productos en los que Cuba o algún cubano haya tenido algún interés. En el Reglamento, la definición de «propiedad» está muy abierta e incluye cosas como contratos y servicios. Por ejemplo, a menos que sean autorizadas, las personas sujetas a la jurisdicción de EEUU no pueden comprar tabaco cubano en otros países. […] Ningún producto, tecnología o servicio puede exportarse de EEUU a Cuba o a algún cubano. Importar productos de Cuba está prohibido. El Reglamento también incorpora una prohibición específica sobre la importación de productos de origen cubano, que hayan sido derivados de materias originales de Cuba o que hayan sido almacenadas o transportadas a Cuba. Y así un largo etcétera de perniciosas restricciones que, como se hace explícito al comienzo del archivo, son la respuesta a ciertas acciones hostiles del gobierno cubano allá por los sesenta. El impacto despiadado que provocan estas medidas tiende a soslayarse allá en el lado oeste del mundo informativo. En su lugar, se empecinan en señalar la ineptitud del gobierno de la isla como actriz principal del estado de sitio, y la vasta disidencia como respuesta causal a sus políticas. El dictamen en los círculos más íntimos del emporio informativo, no obstante, parece diferir significativamente del que sale en las portadas. Para ilustrar este alegato, traigo a colación el tercero de los ejemplos. Se trata de uno más de tantos recados confidenciales filtrados por Wikileaks en el famoso Cablegate. Los delegados de los intereses americanos en la Habana y los servicios de inteligencia escribían así sobre el Estado de los derechos humanos en Cuba en 2009 [3]: Los visitantes que vuelven a Cuba, ya se hayan ido unos meses o unos años, suelen señalar que todo parece estar exactamente igual que como cuando se fueron. […] En otoño del 2008 tres huracanes golpearon fuertemente la economía de la isla, y llevó a muchos a especular que el sistema no podría recuperarse de tal devastación. Sin embargo, casi todos los observadores han quedado impresionados por el progreso constante que el Gobierno de Cuba ha hecho por recuperar la miserable pero adecuada calidad de vida de antes del desastre. El Gobierno de Cuba afronta grandes desafíos, pero su capacidad para salir del paso no puede ser subestimada. […] El líder opositor Oswaldo Payá declaró, con toda franqueza, que una situación en la que los cubanos se dispongan a demostrar y exigir sus derechos hasta que el presente régimen ceda ante la presión popular es una fantasía que existe solo en la mente de quienes viven fuera de la isla. […] La oposición en Cuba es pequeña, y está dividida en docenas de minúsculos grupos con objetivos aparentemente similares, pero incapaces de coordinarse. […] La oposición está envejeciendo y pocos jóvenes se unen a sus filas.
El repertorio informativo, otrora reservado al campo historiográfico, se exhibe así vasto y desnudo, sin excursiones ling ü ísticas, en los distintos canales de la prensa nueva. En lo que a Cuba respecta, la nueva prensa sugiere una cauterización de la fractura entre la información y el informado, que ayudará al lector interesado a liberarse un poco más del proselitismo fariseo de uno (sobre todo uno) y otro bando. Y a solo un clic.
Bibliografía
- 1
- Office of the Historian, U.S. Department of State, Foreign Relations of the United States, 1958-1960 Volume VI, Cuba, Document 499, 1960.
- 2
- Office of Foreign Assets Control, U.S. Department of the Treasury, CUBA: WHAT YOU NEED TO KNOW ABOUT THE U.S. EMBARGO, 1963.
- 3
- WikiLeaks, OBSERVATIONS OF THE STATE OF HUMAN RIGHTS AND CIVIL SOCIETY IN CUBA, 2009.
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