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Hamás afirma que Israel y Estados Unidos quieren provocar que los palestinos se maten entre ellos

Fuentes: www.kaosenlared.net

Traducido del francés para La Haine por Felisa Sastre

Mientras que el conflicto entre palestinos amenaza con convertirse en una guerra civil, Usama Hamdan, representante de Hamás en Líbano, afirma en una entrevista que rechaza todo aquello que pueda dividir al pueblo palestino. Expone sus exigencias ante la OLP en general, y ante Fatah en particular, y subraya que se apoyan en el mandato popular que le ha sido confiado democráticamente en las urnas.
Herederos de la estrategia británica del «divide y vencerás», los israelíes, desde hace tiempo, esperaban provocar una guerra civil palestina tras la muerte de Yasser Arafat

El Plan, si Ehud Olmert lo lleva a término, debe conducir a la división de los territorios palestinos el menos en dos entidades políticas diferentes. Desde esta perspectiva, Ariel Sharon hizo construir un Muro que corta básicamente las comunicaciones entre la franja de Gaza y Cisjordania. Además, la localización de varias de las colonias que se van a conservar podría permitir el fraccionamiento de Cisjordania en tres partes; una estrategia de parcelación que recuerda a la elegida por el régimen sudafricano del apartheid cuando organizó los bantustanes ayudado por expertos israelíes.

Con el fin de crear una división política y alcanzar sus objetivos, los israelíes han corrompido a los representantes laicos de Fatah y han favorecido la aparición de un Hamás religioso. Antes incluso de que el presidente Arafat muriera víctima del envenenamiento de sangre del que fue víctima, muchos de sus principales lugartenientes y aliados no ocultaban su traición política. Una vez enterrado el viejo líder, hombres tan distintos como Mahmud Abbas o Mohamed Dahlan no dudaron en exhibir un lujo aparatoso o en jactarse de sus provechosas inversiones en el extranjero. Los electores palestinos no se han equivocado al castigarles duramente- y con ellos a los elementos integrados de la OLP- y llevar al poder a Hamás. Conscientes de haber sido elegidos por su determinación de luchar contra el ocupante y por recuperar su integridad territorial, los hombres de Hamás no han tratado de imponer su visión religiosa de la sociedad sino que se han dedicado a reorganizar la resistencia nacional. En consecuencia, a partir de ahora, sus dirigentes y no los de Fatah, son quienes se han convertido en objetivo principal de los asesinos del Tsahal. 1

En este contexto, la prensa atlantista defiende el punto de vista de los corruptos dirigentes de Fatah y denigra a los de Hamás a quienes presenta falsamente como fanáticos. Para contrarrestar esa visión unilateral, publicamos hoy una entrevista con Usama Hamdan, su representante en Líbano.

Para comprender bien la situación, es necesario recordar que el embrollo jurídico tejido alrededor del inexistente Estado palestino fomenta el conflicto entre palestinos. En 1974, la OLP aceptó la Resolución 242 de la o­nU – lo que implicaba por su parte el reconocimiento del Estado de Israel- La OLP, uno de cuyos miembros es Fatah, consiguió entonces el estatuto de observador en la o­nU, donde siempre ha representado a la totalidad del pueblo palestino, incluidos los residentes en otros países. Hamás se crea en 1987 y no se ha integrado en la OLP, ni ha aceptado la Resolución 242, ni se siente representado en la o­nU. En 1993, la OLP firmó con Israel los Acuerdos de Oslo, en los que se preveía que la OLP se constituiría en una Autoridad provisional para administrar los territorios durante cinco años. Sin embargo, los israelíes no respetaron los Acuerdos y no se ha creado el Estado palestino, mientras que la Autoridad provisional se ha prorrogado debido a las circunstancias. En 2006, la Autoridad Nacional Palestina organizó unas elecciones que perdieron los diversos componentes de la OLP en beneficio de Hamás. La OLP se ha negado a admitir a Hamás en su seno y desde entonces, se enfrentan una legitimidad histórica y otra popular por el control de las diversas instituciones.

De manera que, ante la falta de un Estado palestino, de una Constitución, de un Tribunal constitucional, no existe una regulación jurídica ni un derecho viable para afrontar el conflicto, sólo una confrontación de fuerzas en la que se inmiscuyen las potencias extranjeras.

Nuestra postura editorial no debe interpretarse como la adhesión de la Red Voltaire al programa político de Hamás sino como el deseo de escuchar y comprender. Expresa también nuestro reconocimiento de la legitimidad que el sufragio universal ha concedido a esta formación. Nos asombramos, además, de que este principio democrático pueda plantear problemas.

Silvia Cattori: A pesar de que su movimiento ha ganado las elecciones en Palestina, ustedes permanecen aislados a nivel internacional. El presidente Mahmud Abbas se niega a colaborar con Hamás. Ayer, Abbas Zaki, el nuevo representante de la OLP, ha procedido a la reapertura de la oficina en Beirut cerrada desde 1982. ¿Por qué su partido, entre otros, no ha asistido a su inauguración?

Usama Hamdan: Pensamos que la apertura de la oficina que representa a la OLP divide a los palestinos en lugar de unirlos. Todos los grupos palestinos que están en Líbano aspiran a constituir una delegación unificada. Así que, el dirigente de la OLP, Zaki, no representa sino a los perdedores de las elecciones. Nosotros propusimos la formación de un comité de coordinación unificado que representara a todas las fuerzas políticas palestinas para entablar el diálogo con el gobierno libanés. Esa es la razón por la que hemos rechazado participar en iniciativas que pueden dividir al pueblo palestino y que no facilitan la solución de los asuntos pendientes desde hace más de diez años para mejorar las condiciones de los refugiados palestinos.

Permítame que le diga que, después de las elecciones celebradas en los territorios palestinos, las gentes de Fatah no han aceptado los resultados. Sin embargo, no han podido impedir que se diera esta realidad, ni han podido negar el proceso democrático tal como se ha desarrollado de manera limpia y clara. Por ello, han empezado a socavar el proceso, a desgastar al gobierno electo, y han tratado de constituir un gobierno paralelo, con la ayuda de Estados Unidos e Israel. He aquí cómo han ocurrido las cosas exactamente: se han apoderado de las fuerzas de seguridad y de las representaciones diplomáticas en el exterior; ahora, están a punto de controlar el paso entre Gaza y Egipto y el dinero destinado al pueblo. Siguen diciendo a los donantes que no deben transferir dinero al ministro de Finanzas de Hamás sino a ellos.

Creemos que la apertura de la oficina de la OLP en Beirut, el 15 de mayo, forma parte de esa misma postura de dividir. Han precipitado los acontecimientos para abrir la oficina antes de la firma del protocolo entre ellos y el gobierno libanés; un protocolo para identificar las responsabilidades de los encargados de la representación de la OLP aquí, en Beirut. Y han hecho todo lo posible para abrir esta sede y poder decir, con motivo de su inauguración, que continúan siendo los representantes del pueblo palestino, es decir, negar el resultado de las elecciones.

Es necesario conocer que los diversos grupos palestinos llegaron a un acuerdo en El Cairo en marzo de 2005. Entre los diversos puntos reflejados en él, había uno importante: la reforma de la OLP. El acuerdo ratificaba que, con su actual estructura, la OLP no representaba al pueblo palestino en su totalidad y, en consecuencia, no podía ya cumplir con su misión. Debíamos revisarlo a fondo.

Todos los palestinos saben que en el seno de la OLP existe corrupción, que carece de estructura establecida y que no se somete a ningún proceso democrático. Hasta ahora, los únicos que se oponen a su reforma son los de Fatah. Y nosotros no vamos a aceptar seguir adelante sin reformar la OLP. Por todo esto, pensamos que la sede que se acaba de abrir en Beirut no representa al pueblo palestino, sino que ilustra el estado de corrupción en el que se ha sumido la OLP desde hace mucho tiempo, y nada más. Esas son las razones por las que no estamos dispuestos a integrarnos en su seno.

¿Quiere decir que, cuando los representantes de la OLP afirman ser los legítimos representantes del pueblo palestino, están usurpando esa representación?

Exactamente. Esos representantes de la OLP deberían tener cuidado. Yo creo que no se preocupan por las expectativas y aspiraciones del pueblo palestino. Si lo hubieran hecho antes, habrían ganado las elecciones. En Palestina, la gente te habla de su corrupción, de la de las embajadas en el exterior, de la corrupción de los servicios de seguridad y del fracaso de la Autoridad Nacional Palestina que los ha nombrado. Una Autoridad que ha funcionado mal en el pasado y que nadie espera que lo vaya a hacer mejor en el futuro.

Si se piensa en cuánto sufren los palestino, aquí en Sabra y Chatila, y allá en Cisjordania y Gaza esas corrupciones ¡sólo pueden hacer que su vida sea más deprimente!

Sí, es cierto. Y por ello hemos propuesto constituir un comité que agrupara a todas las fuerzas políticas: Fatah, Hamás, FDLP, Frente Democrático, etc. En Líbano, tenemos 16 organizaciones palestinas pero Fatah se niega a aceptar a ocho de ellas. Nuestra propuesta era constituir un alto comité palestino con todas esas fuerzas. Un comité que representaría a todos lo palestinos, no sólo a Hamás o a Fatah, a todos los palestinos, lo que permitiría iniciar unas nuevas relaciones estables y serenas entre palestinos y libaneses. Hasta la fecha, el partido que ha impedido que se llevara a cabo ha sido al-Fatah.

¿Quiere decir que, hasta hoy, esas representaciones de la OLP en el extranjero se comportan, a su juicio, como si las elecciones que les han llevado al poder no hubieran tenido lugar?

Ellos continúan ignorando la realidad salida del escrutinio. Es su problema. No tienen el apoyo de los palestinos ni de dentro ni de fuera; su único apoyo es el de Israel y Estados Unidos.

¡Pero estas divisiones perjudican al pueblo palestino!

Ése es el problema. Estoy convencido de que ellos no tratan de beneficiar al pueblo palestino, que sufre y espera con urgencia la financiación exterior, sino que sólo se mueven en defensa de sus propios intereses. Está claro que los palestinos, que sufren atrozmente por la ocupación, sufren todavía más por estas irregularidades. Considero que ello demuestra con claridad que esos personajes que rechazan el diálogo con Hamás no están dispuestos a trabajar por el bienestar del pueblo palestino.

Nuestro compromiso es ayudar a nuestro pueblo, y encontrar el dinero para financiar sus necesidades. En esto es en lo que trabajamos y, aunque tenemos que enfrentarnos a algunos obstáculos, hacemos todo lo posible por resolverlos. Creemos que nuestro pueblo pronto se va a dar cuenta de quiénes tratan de ayudarles, de quiénes tratan de encontrar soluciones, de quiénes defienden sus intereses. Si en el exterior, las gentes pueden ser inducidas a error por informaciones falsas, los palestinos del interior conocen perfectamente lo que pasa.

¿Los enemigos del partido Fatah conseguirán hacerles caer?

Creo firmemente que no van a tener éxito en sus acciones destructivas y que, actuando de esta manera, perderán la confianza del pueblo palestino que quiere que este gobierno pueda gobernar. No pienso que todos los simpatizantes de Fatah aprueben esta política hostil.

Entonces, su prioridad es unificar todas las tendencias en un único frente para superar los desafíos que implica la ocupación. Sin embargo, en estos momentos, Mahmud Abbas atribuye a Hamás los desórdenes de Gaza. ¿Cree que puede refutar esas acusaciones?

La desestabilización actual se está desarrollando según los planes concebidos por Estados Unidos, e Israel interfiere en ella. Es una forma de crear un tipo de conflicto entre palestinos. Esta desestabilización se ha venido preparando desde hace mucho. Es lo que Israel y Estados Unidos habían programado con el apoyo de ellos, que ahora se han vuelto más agresivos porque no han aceptado que se les escape el poder. Lo que pasa en Gaza es una prueba evidente: quieren fomentar una guerra civil para que nos enfrentemos unos a otros, de la misma manera que ocurre en Iraq, por ejemplo.

Israel y Estados Unidos quieren empujar a los palestinos para que se maten entre ellos. Han transferido a Mahmud Abbas 55 millones de dólares para la guardia presidencial. ¿Para qué puede servir esta guardia? Los palestinos no necesitan de una guardia presidencial, lo que precisan es de una fuerza que los proteja de las agresiones de Israel. Estados Unidos debería exigir que Israel dejara de atacar al pueblo palestino pero dan dinero a Mahmud Abbas para reforzar el servicio de seguridad a sus órdenes, y se sirven de ciertos miembros de Fatah, conocidos por su corrupción y ambición de poder, para ayudar a las fuerzas israelíes a debilitar y atacar a la dirección de Hamás.

Nuestro deber es poner todas nuestras energías en evitar que se produzcan divisiones entre los palestinos. Pero más aún, tenemos la obligación ante el pueblo palestino de hacer todo lo posible para unificar a todas la fuerzas políticas sin que ello implique que estemos de acuerdo en todo. Pero como mínimo, llegar a un entendimiento sobre la necesidad de preservar la unidad nacional. Este es nuestro objetivo inmediato. Creo que quienes trabajan en contra de esta unidad no lograrán disuadirnos. Nos llevará más tiempo pero lo conseguiremos.

Esta desestabilización ¿no es todavía más dramática dado que la Unión Europea se niega también a dialogar con ustedes? ¿Por qué no advertir a Estados Unidos y a Europa que el dinero entregado a Mahmud Abbas no va a ser, como es lógico, bien utilizado?

Pienso que nosotros no podemos convencer a Estados Unidos ya que en lo relativo a la corrupción saben más que nosotros. En el pasado, ellos mismos denunciaron la corrupción. Pero cuando les conviene colaboran con ella. No se trata, pues, de convencerlos. A quienes hay que convencer, a mi juicio, es a los ciudadanos de Europa porque han sido ellos quienes, desde hace mucho tiempo y a través de sus impuestos, más han contribuido a ayudar financieramente a la Autoridad Palestina del pasado. Creo que han quedado conmocionados al descubrir que ese dinero ha sostenido la corrupción y no ha sido distribuido correctamente. Pensamos que deberían presionar a sus gobiernos para que no sigan la política que dicta Estados Unidos. Europa debe apoyar al pueblo palestino; eso le permitirá desempeñar un papel importante en la región. Y no debe seguir a Estados Unidos porque, de hacerlo, tendrá que afrontar el odio al que ellos se enfrentan ahora.

¿Creen ustedes que las cancillerías están al corriente de la gravedad de las violaciones cometidas por Israel?

Estoy convencido de que todos los diplomáticos, de que todas las embajadas, conocen perfectamente las violaciones que el ejército israelí ha cometido contra el pueblo palestino. De manera que los gobiernos están informados, pero sus autoridades se guardan muy mucho de tomar medidas y de informar a sus ciudadanos sobre la gravedad de la situación impuesta a los palestinos por la ocupación. En países democráticos como los europeos, si la gente supiera de verdad lo que está pasando se sentiría más afectada por los sufrimientos de los palestinos. Se movilizarían de forma más continuada para defender los derechos de los palestinos y para acabar con cualquier colaboración con Israel. De ahí es de donde debemos partir. Los demócratas de todo el mundo deben informar claramente sobre lo que está ocurriendo de verdad sobre el terreno. Por ello, les invitamos a ir a Palestina y ver los asesinatos, las humillaciones y la destrucción que soportan los palestinos.

En el extranjero, los representantes de Fatah y de la OLP repiten que hay que retomar las negociaciones con Israel. ¿Qué les dice usted?

¡Hablemos de esas negociaciones! Comenzaron en 1990, y dieron lugar a lo que se ha denominado los Acuerdos de Oslo. Acuerdos firmados con gran pompa en la Casa Blanca y que se suponía iban a llevar a la creación de un Estado palestino en 1997. Han pasado diez años y no ha sucedido nada. Yasser Arafat, que firmó aquellos acuerdos, fue humillado, despreciado, mantenido en estado de sitio durante tres años por el ejército israelí. Lo que demuestra que no ha habido negociaciones efectivas. Que sólo fueron una farsa. Cuando se habla de negociaciones, por parte de Israel, no es más que una manera de dar órdenes a las que usted debe obedecer, una forma de hacerle capitular. Y eso es inaceptable. Incluso a quienes firmaron los acuerdos, los israelíes no les concedieron nada. Hablo de Yasser Arafat. Lo que quiere decir que, cada vez que se compromete en una negociación, el objetivo de la misma es la seguridad de Israel. Pero hay que empezra por hablar de los derechos de los palestinos. Porque, de hecho, jamás ha habido un reconocimiento de nuestros derechos por parte de los israelíes. Israel no considera a los palestinos como una nación, y continúa hablando como si se tratara de una cuestión interna.

Comencemos por hablar del derecho de los palestinos, de los compromisos internacionales con él, y después podremos hablar del proceso político. Yasser Arafat puso todo de su parte y no obtuvo, al final, nada. Mahmud Abbas, durante su año y medio de gobierno, no ha conseguido nada. Israel ni ha hablado con él ni le ha entregado nada. Es necesario que esto quede claro: nunca ha habido nada que negociar. En todas las negociaciones con los israelíes, de lo que se ha tratado es de aprobar sus proyectos que en ningún caso tenían en consideración nuestros derechos. Proyectos que siempre han recibido el apoyo de Estados Unidos, incluso aunque fueran ilegales. Creo que ahora los europeos se dan cuenta de los efectos negativos derivados de lo que se ha denominado «proceso de paz». Un proceso que se ha puesto al servicio de los intereses israelíes y ha incrementado el sufrimiento de los palestinos. Todos aquellos que nos han hablado de negociaciones y de «proceso de paz», deberían darnos explicaciones.

¿No se trataba de un proceso de paz?

Creo que era un plan de guerra contra los palestinos.

¿Qué quiere conseguir entonces Mahmud Abbas cuando insiste en negociar? ¿Preparar su vuelta?

No pienso que pueda volver tan pronto porque no vamos a fracasar, estoy seguro. No fracasaremos. Ellos saben bien que, tras las elecciones, hemos crecido en apoyo entre los palestinos. Quienes nos apoyan han aumentado en un 4,5%, mientras que Fatah ha perdido un 6%. Saben demasiado bien que, a pesar de que se dedican a ponernos obstáculos, el apoyo a Hamás está aumentando. Saben que no tienen ninguna posibilidad de derribarnos.

Mahmud Abbas tiene que elegir: o respetar el proceso democrático o convertirse en un dictador protegido por Estados Unidos, del tipo de los que conocemos en la región. Así que los palestinos, que ya viven bajo la ocupación de los israelíes, nunca querrán aceptar, además, el ser gobernados por un dictador, por un presidente que ejecuta los deseos de los israelíes y de Estados Unidos. Jamás aceptarán depender de un hombre que no es capaz de trabajar duro y de sacrificarse para defender las aspiraciones de su pueblo. Por eso le digo a Mahmud Abbas: vuelve a tu pueblo, pídele que te ayude y tu pueblo te ayudará y te defenderá lealmente.

¿Occidente considera todavía a Mahmud Abbas y a la OLP representantes legales?

Sin embargo, ellos ya no tienen legitimidad, ¿Cómo puede el mundo ignorar que han perdido las elecciones y que se ha producido un cambio de dirección? Las gentes cercanas a Fatah, que quieren representar al pueblo palestino, tienen su lugar. Pero deben respetar las directrices del nuevo gobierno. Si no, deben ser remplazados. Esto llevará su tiempo, pero el cambio se producirá de acuerdo con los deseos de los palestinos y con las reglas democráticas. Ellos no van a poder impedir que sus nuevas autoridades lo consigan. Pueden elegir entre participar en el proceso democrático en curso o perder su puesto.

¿Qué estrategia piensan seguir para unificar a su pueblo separado geográficamente? ¿A los palestinos de Gaza, de Cisjordania, a los que viven en Israel, a los exiliados que se pudren en los campos de refugiados de varios países árabes? ¿No radica ahí el nudo del problema?

Hay tres asuntos fundamentales para la unificación de los palestinos: la cuestión política, la reorganización de la OLP y las relaciones con el enemigo.

En lo relativo a la cuestión política, debemos considerar el problema palestino como un todo. No queremos ninguna separación política basada en la idea de que los palestinos del interior «tienen sus problemas particulares con Israel» y que por ello deben separarse del problema de los refugiados. Aunque éstos tengan sus propios problemas en Siria, Líbano o en Jordania. Queremos hablar de los palestinos en su conjunto, como una nación, para acabar con la ocupación y conseguir la liberación de su tierra, y poder regresar a vivir en ella, con el mismo derecho que tienen todas las naciones.

Respecto a la reorganización del movimiento de liberación nacional: la creación de la OLP tenía como objetivo unificar a los palestinos, separados por la ocupación o por el exilio, en una organización única. Hoy, tras todos los errores en el proceso, existe la necesidad de que sea reformada de manera que pueda representar a todas las fuerzas políticas. Ello permitirá al pueblo palestino en su totalidad sentirse parte de esta organización, compartir las grandes directrices y participar en la toma de decisiones. Quiero hablar de la necesidad de elegir un nuevo Consejo Nacional que represente a los refugiados palestinos en el interior de los territorios ocupados y en el exterior.

En cuanto al tercer punto, que afecta a las relaciones con el enemigo, es también muy importante. Cuando se habla de la cuestión palestina es preciso hacerlo partiendo de una base clara: hay que hablar del derecho de los refugiados a volver a su tierra. Esto nos trae a la mente, por ejemplo, que tenemos en Gaza 800.000 refugiados, y lo son aunque vivan actualmente allí. Tenemos en Cisjordania otros 400.000. Se trata de refugiados provenientes de los territorios ocupados en 1948 que deben poder regresar a sus casas.

Si trabajamos unidos en estos tres puntos clave, creo que podremos conseguir una nación de todos los palestinos, estable y unificada. Finalmente, si se quiere hablar de la OLP, tendremos que volver al segundo punto ya mencionado antes. Es decir, construir una organización que acepte reunir a todos los grupos en su seno, que sea capaz de unificar al pueblo palestino. Ese es nuestro programa para los próximos años.

¿Cómo piensan conseguir el derecho al retorno de los refugiados cuando incluso gentes progresistas que dicen apoyarles, jamás lo han expresado por escrito en sus programas?

Ese es su problema. Si no podemos conseguir el derecho de retorno de los palestinos a su tierra, un derecho reconocido internacionalmente, los palestinos no se rendirán. Harán todo lo que les sea posible para volver por la fuerza.

Pero ¿cómo volver? El ejército israelí jamás les dejará entrar

Lo sabemos, claro que lo sabemos. Pero si conforme al derecho internacional no se les permite volver, le aseguro que los palestinos regresarán a sus casas por la fuerza. Van a utilizar su derecho, su fuerza, van a luchar para volver. No sé si usted ha visitado los campos de refugiados aquí, en Líbano.

Sí, y he salido totalmente horrorizada.

La tercera generación ha nacido allí, en esos campos hacinados e insalubres; vive amontonada allí, lejos de Palestina, pero conoce la historia de su aldea; los ancianos les hablan incansablemente de todo lo que constituía su universo, de su tierra, de sus casas, de sus granjas, de sus olivares. Siguen hablando de volver a sus casas. Están dispuestos a luchar por volver. ¿Cómo pueden ignorarlo los israelíes?

Ustedes hablan del retorno. Hace ya 58 años que están esperando y durante este tiempo el ejército israelí ha continuado con la limpieza étnica y con el expolio de sus tierras y de su agua. Sólo les queda el 8% de Palestina. ¿No deberían dedicarse a explicar al mundo algo que no ha comprendido: que su pueblo es víctima de una deportación forzosa?

Para nosotros, los palestinos, está claro que el mundo no conoce la gravedad de los abusos cometidas por Israel. También, todo ese debate sobre el proceso de paz, al que se han prestado los dirigentes de Fatah, ha enmascarado la realidad de los hechos. Nadie se atrevía a criticar a Israel porque, desde su punto de vista, hubiera comprometido las negociaciones. Por nuestra parte, vamos a poder hablar, sin cobardía ni maquillajes, de los sufrimientos de nuestro pueblo bajo la ocupación, de las destrucciones, de las masacres, de las humillaciones en los puestos de control, de la desesperación; y lo haremos también de los sufrimientos de los refugiados palestinos en el exterior.

Usted ha hablado de reformar la OLP.¿No ha perdido su razón de ser desde el momento en que, en 1988, reconoció la existencia de Israel sin llegar a conseguir la reciprocidad?

Exacto. A partir de 1988 se desentendió de los intereses del pueblo palestino. Por esa razón no queremos, y lo decimos con toda claridad, asociarnos con ese embrollo. No queremos unirnos a una organización cuyos errores han hecho sufrir tanto al pueblo palestino. Y por ello, queremos reconstruir la OLP porque ellos la han malversado y es importante volver a hacerla funcional. Tenemos que reconstruirla sobre unos fundamentos políticos. En 1998 se produjo una especie de renuncia de sus objetivos políticos: desde entonces no existe una definición de lo que es el territorio palestino, ni de quienes constituyen su pueblo. Tenemos que redefinir estas cuestiones esenciales, y finalmente, debemos seguir adelante con el proceso democrático que permita volver a empezar sobre bases sólidas y designar a personas capaces de acatar la democracia.

¿Cree usted de verdad que las recién llegadas autoridades de Hamás van a conseguir aquello en los que las autoridades salientes han fracasado?

Hay dos fuerzas que se oponen: la que ha surgido de las elecciones y cree defender sinceramente los intereses del pueblo palestino, y la que ha perdido la estima de su pueblo e intenta defender sus propios intereses. Nosotros queremos trabajar por la unidad de nuestro pueblo. Es cierto que esta situación no hace sino aumentar el daño y el sufrimiento de nuestras gentes. Creo que quienes sólo se preocupan por sus propios intereses no van a ganarse la confianza de su pueblo. El pueblo palestino va a luchar para que se respete su voluntad.

1. N.T.: Ejército israelí

Voltairenet.org, 30 de mayo de 2006.

http://www.alquds-palestina.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=854&mode=thread&order=0